Pese a que continúa con los ensayos misilísticos, el dictador norcoreano exige al Consejo de Seguridad de la ONU que levante las sanciones.
Por Canal26
Martes 17 de Diciembre de 2019 - 16:00
Kim Jong-Un en Corea del Norte, REUTERS
Corea del Norte continúa en el centro de la escena mundial por su amenaza nuclear. De esta manera, Kim Jong-un empuja a su país a una situación extrema y a una posible guerra.
“No es demasiado tarde. Aún puede evitar que esta situación empeore”, expresó Karen Pierce, embajadora británica ante las Naciones Unidas (ONU).
A esa advertencia se sumó Francia, donde Nicolas de Riviere, desechó las excusas de Pyongyang y sus aliados rusos y chinos: “De ninguna manera se justifica levantar las sanciones o usar una mano más ligera”.
En ese marco, las principales potencias europeas ven con gran preocupación el aumento de las provocaciones por parte del norcoreano que se muestra inflexible ante la comunidad internacional. La situación se agravó aun más cuando el régimen anunció el sábado pasado que había ejecutado una “prueba importante” en la base de lanzamiento de satélites de Sohae. Tres días antes de eso había lanzado otros dos de corto alcance.
Los lanzamientos se reanudaron luego de que Kim Jong-un exigiera que se levantaran las sanciones como condición a su posterior desarme. El ahogo económico hace que la presión armamentística se incremente.
Las sanciones económicas impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU tienen como objetivo obligar a las autoridades de Pyongyang a detener su plan así como también la construcción de cohetes de largo alcance.
En ese contexto, de confirmarse que Kim probó finalmente un nuevo motor de misiles intercontinentales la situación podría tensarse aun más. Sus aliados, Moscú y Beijing, creen que los castigos deberían aplacarse.
Mientras tanto, Kim especula con la realidad interna y externa de Washington, subestimando la capacidad de maniobra de la Casa Blanca, pero ninguna administración norteamericana toleró presiones semejantes poniéndolo en situación de rehén.
Pero de persistir en su política, podría empujar a Washington a una acción más concreta y dolorosa que la económica. Mientras tanto, la población de Corea del Norte sufre las consecuencias. Un reporte titulado Generación Perdida expone que sólo en cuatro años (1994-1998) 3,5 millones de personas murieron de hambre. La población total de Corea del Norte era de 22,5 millones para entonces. La obsesión nuclear de la administración continuó pese a la catástrofe humana y el desastre económico que enfrentaba el país. Eran aquellos tiempos de su padre, Jong-il.
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