“China: la marcha hacia el Capitalismo con Características Propias”, por Germán Luis Kammerath

German Luis Kammerath, ex Intendente de la Ciudad de Córdoba, Diputado Provincial, Diputado Nacional y Vicegobernador de dicha provincia, llevó adelante en ReporteAsia un minucioso análisis sobre la transformación de la economía china a lo largo de su historia.
A continuación, reproducimos lo expresado en dicho artículo.
Hoy, el sector privado chino es responsable del 60% del PIB, el 70% de la innovación, el 80% del empleo urbano y el 90% de las nuevas exportaciones. Ese dato resume una transformación sin precedentes: el giro de China hacia el mercado, iniciado en 1978 y observado con lucidez por Milton Friedman -testigo privilegiado y consejero de aquella etapa de modernización-, sacó a más de 800 millones de personas de la pobreza y convirtió al país en el motor de la economía global.
El fracaso del colectivismo
El camino hacia la Reforma y Apertura se explica por el colapso del modelo colectivista de las comunas rurales y por el agotamiento del esquema económico inspirado en la Unión Soviética.
También podría interesarte
El sistema de comunas colectivas, instaurado en los años cincuenta, había eliminado los incentivos individuales. La producción agrícola se estancó, las cuotas impuestas desde arriba resultaban irreales y el esfuerzo de los campesinos dejó de traducirse en beneficios concretos para sus familias. El desincentivo fue absoluto: trabajar más o menos daba lo mismo.
Al mismo tiempo, la planificación centralizada al estilo soviético mostró sus límites. La industrialización pesada, promovida con criterios políticos antes que económicos, generó desequilibrios profundos: fábricas ineficientes, infraestructura obsoleta y ausencia de innovación tecnológica.
Para fines de los años setenta, el modelo comunal y la planificación rígida habían llevado a la economía china a un punto muerto. Fue en ese escenario que Deng Xiaoping emergió como el gran pragmático dispuesto a abrir una nueva etapa.
Xiaogang: el pacto secreto que desafió al Estado
En una fría noche de diciembre de 1978, 18 agricultores de la aldea de Xiaogang, en Anhui, sellaron con sus huellas dactilares un pacto secreto. Decidieron romper con el sistema de comunas que colectivizaba la producción y repartir las parcelas entre las familias. Cumplirían con la cuota estatal, pero los excedentes serían para ellos.
El resultado fue inmediato: la producción anual saltó de 15.000 a 60.000 kilos de granos, y los ingresos familiares se multiplicaron por veinte.
Ese Contrato de Responsabilidad Familiar, aunque fuera de la ley, resultó tan exitoso que se expandió primero de manera informal y luego con el visto bueno tácito de las autoridades locales. En 1982 fue reconocido oficialmente como mecanismo válido. La prueba de Xiaogang fue contundente: los incentivos importan más que la retórica ideológica.
Deng Xiaoping: el “Pequeño Timonel” que “enderezó lo torcido”
En diciembre de 1978, mientras los campesinos de Xiaogang cosechaban los frutos de su osadía, en Beijing se celebraba el Tercer Pleno del XI Comité Central del Partido Comunista. Allí, bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, se tomó la decisión de abandonar la rigidez del modelo maoísta e iniciar un proceso de modernización gradual.
Deng resumió su enfoque en una frase célebre:
“Emancipar la mente, buscar la verdad en los hechos y unirnos como uno solo al mirar hacia el futuro”
La Reforma y Apertura fue la segunda larga marcha de China. Si la primera, en 1934, aseguró el triunfo político que haría posible la fundación de la República Popular en 1949, la segunda, en 1978, aseguró la modernización del país y su inserción en el mundo.
Durante las tres décadas siguientes, China experimentó un crecimiento medio del 9,7% anual. Según el Banco Mundial, entre 1978 y 2014, más de 800 millones de personas salieron de la pobreza, un fenómeno sin precedentes en la historia humana.
En un emblemático discurso que Deng Xiaoping pronunció el 10 de octubre de 1984, expresó que “Los cambios que están ocurriendo en China comenzaron principalmente en 1978. Me refiero a la III Sesión Plenaria del XI Comité Central de nuestro partido, donde se hizo un balance de nuestra experiencia histórica y se decidió toda una serie de políticas encaminadas a enderezar lo torcido”.
Shenzhen, Yiwu y Hangzhou: laboratorios del nuevo capitalismo
Deng comprendió que las reformas no podían imponerse de golpe. Optó por el método chino de avanzar paso a paso, experimentando en territorios limitados antes de escalar.
Así nació la primera Zona Económica Especial (ZEE) en Shenzhen, una pequeña localidad pesquera frente a Hong Kong. Con acceso al capital extranjero y reglas flexibles, Shenzhen se transformó en pocos años en un emblema de modernización. Su éxito convenció a los escépticos dentro del Partido: la apertura funcionaba.
Con el tiempo, otras ciudades adquirieron protagonismo propio. Yiwu, en la provincia de Zhejiang, se convirtió en la capital comercial de China, sede de más de 60.000 showrooms de fábricas provenientes de todas las provincias, operando 364 días al año y con un mercado mayorista que abastece al planeta.
En la misma provincia, Hangzhou emergió como la cuna del comercio electrónico. Allí nació Alibaba, fundada por Jack Ma, y se consolidaron empresas de logística que hoy son columna vertebral del comercio global. Hangzhou simboliza la transición china de la manufactura a la economía digital.
Shenzhen, Yiwu y Hangzhou fueron tres faros distintos: la apertura industrial, la potencia comercial y la revolución tecnológica. Todas, hijas de la visión gradualista de Deng.
Mirando a los vecinos: el aprendizaje asiático
Deng Xiaoping no diseñó las reformas en aislamiento. Observó con atención a los países de Asia oriental que habían prosperado bajo regímenes autoritarios o disciplinados, pero con apertura económica:
- Singapur, bajo el liderazgo de Lee Kuan Yew, demostró que un pequeño Estado podía convertirse en potencia económica a partir de la disciplina, el comercio y la innovación.
- Corea del Sur, que pasó de la pobreza a la industrialización acelerada, era un ejemplo de planeamiento estatal con apertura a la inversión extranjera.
- Hong Kong, bajo administración británica, funcionaba como el gran escaparate de modernidad capitalista a pocos kilómetros de Guangdong.
- Japón, rival histórico, mostraba cómo la cultura asiática podía convivir con el capitalismo de alto rendimiento y la innovación tecnológica.
El denominador común era Confucio. Su filosofía, centrada en la disciplina, la jerarquía y la armonía social, ofrecía un marco ético para que el mercado no rompiera la cohesión cultural. Deng comprendió que el capitalismo chino debía tener alma confuciana.
Milton Friedman: el visionario que vio lo invisible
En 1980, Milton Friedman, premio Nobel de Economía en 1976, visitó China. Encontró un país empobrecido -el 88% de la población vivía en pobreza extrema-, pero percibió señales de apertura: traducciones de Hayek, copias de Libertad de Elegir en universidades, economistas ansiosos por debatir sobre incentivos.
A su regreso, escribió que China tenía el potencial de replicar el milagro de Japón y Alemania en la posguerra. Era una predicción audaz.
En 1988, invitado a Shanghái por el Cato Institute, pronunció una frase profética:
“El pueblo chino será el principal beneficiario de esta transición, aunque no el único. Si este empeño funciona, toda la humanidad se beneficiará.”
Friedman se reunió con Zhao Ziyang y Jiang Zemin, ambos secretarios del PCCh en distintos momentos, y con académicos chinos, transmitiendo con generosidad sus ideas sobre el mercado y la disciplina monetaria. En Zhao encontró un dirigente sofisticado; con Jiang, en 1993, percibió el peso de la burocracia.
Le impresionó especialmente Shenzhen, transformada en menos de diez años en un laboratorio capitalista. Para Friedman, ese era el signo de que el mercado había echado raíces.
Aunque se mostró escéptico respecto a un cambio político inminente, su diagnóstico económico fue certero. Hoy, el sector privado chino confirma su intuición: 60% del PIB, 70% de la innovación, 80% del empleo urbano, 90% de las exportaciones.
Friedman no fue arquitecto de la Reforma, pero sí su testigo privilegiado, un visionario que anticipó lo que pocos se animaban a prever.
El impacto global de la Reforma y Apertura
La modernización china no se limitó a sus fronteras: transformó el mundo entero.
China se convirtió primero en la fábrica del mundo, integrándose en las cadenas globales de valor. Después avanzó hacia industrias de mayor complejidad: electrónica, automotriz, telecomunicaciones, inteligencia artificial, big data, robótica, computación cuántica.
Su demanda agrícola reconfiguró mercados: Estados Unidos, Brasil y Argentina encontraron en China a su principal comprador de soja y cereales. África se transformó en un nuevo espacio de inversión china, mientras Europa redescubría a China como socio y competidor.
Made in China 2025: la nueva etapa de la modernización
En 2015, el gobierno lanzó el plan Made in China 2025, una hoja de ruta para convertir al país en líder mundial en sectores de alta tecnología: biotecnología, energías renovables, vehículos eléctricos, robótica, inteligencia artificial.
El mensaje era claro: la segunda larga marcha no había terminado; simplemente entraba en una fase superior. Si Xiaogang representó la ruptura con las comunas y Shenzhen la apertura al capital extranjero, Made in China 2025 simboliza la ambición de liderazgo global.
Capitalismo popular con alma confuciana
China emprendió en 1978 un camino que la llevó de la hambruna a la vanguardia tecnológica en apenas una generación. Lo hizo observando a sus vecinos, reinterpretando a Confucio, escuchando a consejeros extranjeros como Milton Friedman y Lee Kuan Yew, y transformando esas lecciones en estrategia nacional.
El resultado es un modelo único: un capitalismo con características chinas, paciente, pragmático, profundamente enraizado en su tradición cultural y desplegado con ambición global.
Como decía Lao Tze: “El árbol más grande nace de una semilla diminuta, la torre de 9 pisos comienza con un montículo de tierra, el viaje de mil millas comienza bajo los pies“. Los 18 campesinos en Xiaogang, en 1978, al hacer ese pacto de sangre sobre el cambio de las reglas de producción, iniciaron una era de prosperidad única para China. Hoy, más de cuatro décadas después, el mundo entero avanza al ritmo de aquel acto de coraje.
Fuentes:
- Perfil Córdoba ; “El milagro Chino”, 2 de diciembre de 2018, German Luis Kammerath
- Clarín: “La segunda larga marcha de China”, 18/12/2018, German Luis Kammerath
- Clarín: “China analiza el futuro de su economía a 40 años de la apertura capitalista”, diciembre de 2018. Redacción Clarín
- Cato Institute: “La historia poco conocida de Milton Friedman en China”, septiembre de 2017, por Julian Gewirtz.
- Discursos Escogidos de Deng Xiaoping, Oficina de Prensa del Consejo de Estado.
- Instituto Juan de Mariana: “El visionario Milton Friedman y la economía de China”, Rainer Zitelmann, 5/05/2021.
- El Ojo Digital: “Milton Friedman en Chile y en China”, Jose Piñera, 13 de agosto de 2014.
- Libro “Friedman en China”, por Milton Friedman.
- Perfil Córdoba: “Deng Xiaoping y Carlos Menem: dos reformadores, dos visiones de economía de mercado“, Germán Luis Kammerath, 06/10/2024.