Cuba y Venezuela las dos caras de la misma moneda

Por Manuel Castro

Jueves 10 de Diciembre de 2020 - 14:59

Banderas de Cuba y VenezuelaPor Manuel Castro 

La libertad es más importante que el dinero, que la salud, que el alimento; en definitiva, porque es el principio de todo, el valor absoluto para un individuo. De nada vale una jaula de oro.

 

Hasta Esopo lo mencionó en sus célebres fábulas cuando relató el encuentro de un lobo hambriento con un perro bien alimentado y este trataba de convencerlo que lo acompañara a la casa de su amo porque era bueno y lo trataba bien. Y a punto estuvo de aceptar el lobo cuando vio en el cuello del can la marca del collar y le contestó que prefería morir de hambre pero no dejar de ser libre.

 

¿Cómo se entiende esto en política?, fácil, cuando un gobernante dice que se preocupa por ud., colóquese los guantes de boxeo… pero úselos.

 

Fernando de los Ríos fue un político socialista español (partidario de un socialismo humanista) ministro de la nefasta II República Española. En 1920 viajó a la Unión Soviética para conocer la posibilidad que tenía el Psoe de entonces de ingresar en la Tercera Internacional. Durante una entrevista que tuvo con Lenin (famosa por otra parte) Fernando de los Ríos, el socialista español, le preguntó al dictador soviético cuando le daría libertad a los ciudadanos rusos; a lo que Lenin contestó (la también famosa frase) “¿libertad para qué?” A lo que Fernando de los Ríos sentenció (y esto no se conoce mucho) “libertad para ser libres”.

 

El comunismo se dirigía hacia el totalitarismo. Los rusos siempre estuvieron acostumbrados a tener un “papá”, primero el Zar, después Lenin y más tarde otro sanguinario dirigente como lo fue Stalin.

 

Las revoluciones siempre fueron necesarias para cambiar entuertos. No acabo ni de inventar algo ni de descubrirlo, abran un libro de historia. Lo fue en Cuba para terminar con la miserable dictadura de Fulgencio Batista. Fue un acontecimiento importante en América. Cosechó simpatías en el mundo pero todo cambió cuando Fidel Castro se proclamó marxista-leninista. A partir de allí la historia es conocida. Desde 1959 hasta la actualidad nada ha cambiado. Cuba fue la frontera americana de las luchas de la Guerra Fría (hasta Graham Green escribió un libro relacionado con esta cuestión cuyo título fue Nuestro hombre en La Habana). Con Obama hubo acercamientos, Raúl Castro y Barack dieron un discurso casi al unísono. Pero en la isla cambios democráticos, nada.

 

Dicen que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante.

 

Dijo Fidel: “a los que exigen mucho, a los que hablan de libertad y democracia, no les gusta hablar del derecho de los hombres a comer, a vivir; y con democracia teórica no comen los infelices que están muriéndose de hambre; con democracia teórica no se curan enfermos. Hay que procurar al hombre más cosas; hay que darle libertad, pero hay que darle fundamentalmente la amplia oportunidad de satisfacer sus necesidades”.

“La teoría político-filosófica ideal es aquella que le da al hombre todas las libertades y además le proporciona las satisfacciones de orden material. Esa es nuestra doctrina revolucionaria. Todo lo demás ¿quiere que le diga lo que es? Pretextos”.

 

Muy bien Fidel, el pez por la boca muere.

 

Con la dictadura tampoco se come ni se educa ni nada.

 

A Fidel, le siguió su hermano Raúl (en ese afán monárquico que tienen los comunistas) y después de Raúl no siguió otro hermano porque no había ninguno más. Con Díaz-Canel ¿habría alguna oportunidad de cambio? Parece que no.

 

En la isla ha habido varias manifestaciones en apoyo a artistas, intelectuales y escritores que se habían reunido en pasado 27 de noviembre frente la sede del Ministerio de Cultura. ¿Qué dijo Miguel Díaz-Canel? Señaló que las protestas ocurridas en varias provincias del país eran “el último intento para derrocar a la revolución cubana”.

 

Pero señor Díaz-Canel, la revolución dura lo que duran los combates. Cuando una revolución triunfa, se terminó. El gobierno revolucionario se transforma en establisment. Le guste o no esto es así.

 

Por otra parte hubo operativos del Departamento de Seguridad del Estado con detenciones además de seguir de cerca a algunos dirigentes sobre todo del Movimiento San Isidro que semanas anteriores hicieron una huelga de hambre para exigir la liberación de Denis Solís González, miembro de este grupo y condenado a ocho meses de cárcel por desacato.

 

Para el presidente cubano el Movimiento San Isidro está relacionado con el gobierno de los Estados Unidos.

 

Como siempre la culpa es del imperialismo. Las mismas acusaciones de Chávez y Maduro, menos cuando le vendían el petróleo. No mezclemos.

 

También se amenazó a los disidentes como aplicarles el artículo 4 de la Constitución que señala «la defensa de la patria socialista es el más grande honor y el deber supremo de cada cubano. La traición a la patria es el más grave de los crímenes, quien la comete está sujeto a las más severas sanciones. El sistema socialista que refrenda esta Constitución, es irrevocable. Los ciudadanos tienen el derecho de combatir por todos los medios, incluyendo la lucha armada, cuando no fuera posible otro recurso, contra cualquiera que intente derribar el orden político, social y económico establecido por esta Constitución».

 

Cuando los totalitarios (en este caso los comunistas) llegan al poder, lo de ellos es para siempre. ¿Recuerdan los primeros versos del himno soviético donde señalaban que las Repúblicas Socialistas Soviéticas habían nacido para siempre? Parece que no. No fue para siempre. Nada es para siempre.

 

Es decir aplicar el más duro y puro autoritarismo que a muchos les costaría la vida. De hecho no serían los primeros.

 

Este domingo 6 de diciembre hubo elecciones parlamentarias en Venezuela. En la Asamblea Nacional había 167 diputados que Maduro aumentó a 277 (un 66%). Pensar que Hugo Chávez se deshizo de las dos cámaras en el año 1999 porque a su criterio 260 legisladores era mucho, demasiado.

 

Además de las elecciones, calificadas de fraudulentas y amañadas (qué duda cabe) al régimen se lo acusa de 18.000 asesinatos y unas 15.000 arrestos arbitrarios.

 

La Organización de Estados Americanos disparó sus dardos acusatorios contra la Corte Penal Internacional de mostrarse absolutamente indiferente y de demorar las investigaciones sobre estos hechos que ya llevan tres años.

 

Hubo elecciones y ganó Maduro (de seguro los votos los contó Smartmatic) pero la abstención llegó al 80%.

 

Duras acusaciones de Guaidó (en realidad la oposición venezolana deja mucho que desear) al impresentable de Rodríguez Zapatero que este domingo fue a Venezuela como observador internacional. Cuba, Rusia, Irán y China están de acuerdo con los resultados. Obvio, Venezuela es uno de los territorios donde se pelea por la hegemonía mundial.

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