Un canto cautivador: la habilidad desconocida del pepitero chico para conquistar a sus parejas

El pepitero chico no solo llama la atención por su llamativo plumaje, también lo hace por su comportamiento.
La elegancia del pepitero chico
La elegancia del pepitero chico Foto: X/@ggroitman

El pepitero chico, cuyo verdadero nombre científico es Saltatricula multicolor, es un ave que está muy presente en el centro y sur de Sudamérica y con su canto suave y armonioso sabe atraer tanto a sus parejas como así también a los amantes de la naturaleza.

Se puede contar con su presencia en el sureste de Bolivia, en el oeste de Paraguay, en el noroeste de Uruguay, así como también en diferentes provincias de la Argentina: en Salta, Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Mendoza, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Formosa, Chaco, Corrientes y Entre Ríos.

El pepitero chico Foto: Wikipedia

Mide unos 18 centímetros de largo y se distingue fácilmente por su plumaje llamativo y su silueta esbelta. Su pico, predominantemente amarillo, contrasta con el dorso de color pardo arenoso.

Curiosidades del pepitero chico

El pepitero chico no solo llama la atención por su llamativo plumaje ni por su presencia en distintos paisajes del centro y sur de Sudamérica: sorprende por su comportamiento, en especial por sus hábitos alimenticios y su forma de reproducirse.

Aunque basa su dieta principalmente en semillas de gramíneas, este ave es oportunista y complementa su alimentación con pequeños frutos, insectos e incluso, en ocasiones, con la savia que extrae de las perforaciones que deja el carpintero de los cardones (Melanerpes cactorum), un recurso poco común entre aves de su tamaño.

Entre sus rasgos más característicos destaca una banda blanca bien marcada detrás del ojo, que resalta sobre una máscara negra que cubre desde la frente hasta los costados del cuello. La cola, larga y escalonada, termina en plumas externas con puntas blancas y anchas, un detalle que salta a la vista en vuelo.

La garganta es blanca, mientras que los laterales del cuello y el pecho tienen tonos grises. Sus flancos se tiñen de un pardo claro con un leve matiz rosado. En las hembras y los ejemplares jóvenes, el plumaje adquiere una tonalidad más marrón en comparación con los machos adultos.

Durante la época reproductiva, que se extiende entre octubre y enero, el pepitero chico construye un nido en forma de taza poco profunda, que ubica entre las ramas o entre los pajonales. Lo elabora con fibras vegetales y lo recubre cuidadosamente con materiales suaves como pelos, plumas y tallos secos. La hembra suele poner de dos a tres huevos, que incuba durante unos trece días antes de la eclosión.

El pepitero chico puede adaptarse a diferentes entornos Foto: X/@rusobernareggi

Uno de los aspectos más encantadores de esta especie es su canto: una serie ágil y melodiosa de silbidos que repite con frecuencia desde lugares bien visibles, como ramas expuestas o postes. A diferencia de muchas otras aves, cuyo canto disminuye en las horas de calor, el pepitero chico se vuelve más vocal durante los días calurosos, y especialmente en plena temporada de cría.

Fuera del periodo reproductivo, en cambio, suele adoptar un perfil más discreto y reservado, moviéndose por zonas de vegetación densa, humedales, matorrales y áreas anegadas. En esos contextos, su comportamiento más sigiloso lo vuelve difícil de detectar, aunque siempre está ahí, entre sombras y hojas, contribuyendo a la compleja sinfonía de vida de los ecosistemas sudamericanos.