Muere el creador del clásico patito de goma hongkonés, en plena era de Labubu y Pop Mart

Hong Kong, 15 nov (EFE).- El empresario hongkonés LT Lam, considerado uno de los pioneros del juguete "hecho en Hong Kong" y popularizado por su icónico patito de goma amarillo, falleció en una ciudad donde la industria juguetera vive un nuevo auge gracias al fenómeno coleccionista de Labubu y de la firma Pop Mart.
Lam murió esta semana a los 105 años, informaron este sábado medios locales.
Al frente de su empresa Forward Products, Lam convirtió un objeto sencillo —un patito de goma de líneas básicas y color amarillo— en uno de los iconos jugueteros locales.
La compañía comenzó a producir artículos de plástico a mediados del siglo pasado, en un contexto de posguerra, la escasez de recursos y una estructura industrial incipiente.
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Sus primeras líneas combinaban productos domésticos con juguetes de bajo coste.
Un superventas internacional
A partir de los 50, el territorio inició una rápida transformación en centro manufacturero para la exportación.
Durante los siguientes 30 años, barrios industriales hongkoneses se llenaron de fábricas que producían muñecos, coches de hojalata, robots mecanizados o armas de juguete y, de forma muy destacada, figuras de plástico moldeado.
El sello “Made in Hong Kong” empezó a aparecer con frecuencia en la base de miles de referencias destinadas a Estados Unidos y Europa, especialmente en segmentos de precio bajo y medio.
En ese contexto, el patito se convirtió en un superventas. La empresa fabricó millones de unidades para cadenas internacionales, y el modelo, reproducido y reinterpretado en distintas variantes, quedó anclado en la memoria de varias generaciones como sinónimo de infancia.
La imagen del patito trascendió el producto, utilizado en campañas publicitarias, ilustraciones y más tarde en piezas de diseño gráfico que reforzaron su carácter icónico.
La industria juguetera hongkonesa de esa época se caracterizó por una notable diversidad, que abarcaba figuras de vaqueros, astronautas o policías, mientras el origen hongkonés permanecía escondido, normalmente en la parte inferior del producto.
Durante décadas, gran parte de la producción se realizó bajo marca blanca con destino foráneo, lo que difuminó la autoría local ante el consumidor final.
La reestructuración industrial iniciada en los ochenta, con la deslocalización de fábricas hacia China continental, supuso el cierre o traslado de muchas fábricas, que se convirtieron en oficinas, comercios o espacios culturales.
Paralelamente, coleccionistas privados, museos y archivos comenzaron a rescatar catálogos, moldes y prototipos, consolidando el relato de una 'edad de oro' del juguete hongkonés.
Una nueva ola
Sobre ese legado se asienta la actual ola de juguetes de diseño, orientados al coleccionismo adulto y a series limitadas. La figura traviesa de Labubu, creada por el ilustrador hongkonés Kasing Lung y producida por la empresa china Pop Mart, es el caso paradigmático.
Las colecciones de Labubu se comercializan principalmente en cajas sorpresa, un sistema que introduce un componente de azar en la compra y estimula la repetición de adquisiciones para completar series.
Las tiradas limitadas generan colas ante tiendas y máquinas expendedoras, así como un intenso mercado secundario en plataformas de reventa, con precios muy superiores al valor original de lanzamiento.
El impacto económico ha sido significativo. La fuerte demanda de Labubu y de otras líneas de Pop Mart ha impulsado la capitalización bursátil de la compañía y ha consolidado un modelo de negocio centrado en propiedad intelectual propia, diseño reconocible y fidelización de comunidades de aficionados.
Analistas del sector subrayan que este giro ha reposicionado a Hong Kong y a sus creadores en el mapa internacional del juguete, esta vez no solo como centro manufacturero de bajo coste, sino como polo de autoría, concepto y tendencia. EFE
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