“Clinton, Lech Walesa y Carlos Menem: la alianza para restituir la democracia en Haití”, por German Luis Kammerath

Cómo los presidentes cooperaron para restituir la democracia en el país caribeño, en una operación sin precedentes y ante la indiferencia mundial.
René Préval y Carlos Menem
René Préval y Carlos Menem Foto: Reporte Asia

German Luis Kammerath, ex Intendente de la Ciudad de Córdoba, Diputado Provincial, Diputado Nacional y Vicegobernador de dicha provincia, brindó su opinión en ReporteAsia sobre cómo los presidentes Bill Clinton, Lech Walesa y Carlos Menem cooperaron para restituir la democracia en Haití, en una operación sin precedentes y ante la indiferencia mundial.

A continuación, reproducimos lo expresado en dicho artículo.

Carlos Menem, ex presidente
Carlos Menem, ex presidente

Una historia olvidada de coraje internacional

En un momento de profunda fragilidad para Haití, azotado por un golpe militar que derrocó al presidente legítimo Jean-Bertrand Aristide, el mundo miraba con incertidumbre. Pero no todos se cruzaron de brazos. En 1994, una coalición liderada por el presidente Bill Clinton incluyó a solo dos líderes internacionales, que respondieron con decisión al llamado de la ONU: Lech Walesa, presidente de Polonia, y Carlos Menem, presidente de la Argentina.

La operación fue histórica por múltiples razones. Fue la primera intervención militar multinacional aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU para restaurar un gobierno constitucional en el hemisferio occidental. Y fue también una prueba concreta de la reinserción activa de Argentina en el sistema internacional de cooperación y paz tras décadas de aislamiento y conflictos internos.

Lech Walesa, símbolo global de libertad

El apoyo de Polonia no fue un gesto menor. Su presidente, Lech Walesa, era una figura de estatura histórica: líder del sindicato Solidaridad, héroe de la resistencia democrática al comunismo y protagonista del colapso del régimen soviético en Europa del Este. Protegido del Papa Juan Pablo II, Walesa inspiró a millones con su coraje cívico y su defensa de los derechos humanos. Su protagonismo fue clave para demostrar que la democracia podía prevalecer incluso en los contextos más adversos.

Walesa visitó Buenos Aires durante la presidencia de Menem y forjaron una relación de respeto y cooperación, cimentada en la defensa de la democracia y la dignidad de los pueblos. Su presencia en la coalición junto a Clinton y Menem dotó a la operación de una legitimidad moral singular.

La carta que selló una alianza

El 23 de julio de 1994, el presidente Bill Clinton le escribió personalmente a Carlos Menem. En esa carta, que hoy es documento de Estado (se encuentra en el archivo Clinton), afirmó con claridad:

“Quiero expresarte personalmente lo importante que es que Argentina apoye la resolución sobre Haití que en breve presentaremos al Consejo de Seguridad, con base en la propuesta del Secretario General Boutros-Ghali… El Consejo ha considerado todos los medios disponibles para responder al grave daño que las autoridades militares han infligido al pueblo haitiano y a la democracia. Agradecería tu apoyo. La comunidad internacional habla con una sola voz.”

“El apoyo de Argentina, como uno de los Amigos de Haití y como líder en el hemisferio, es fundamental.”

Menem respondió positivamente. En declaraciones públicas expresó: “Argentina no es indiferente al sufrimiento de nuestros pueblos hermanos. La democracia en Haití no puede ser abandonada al capricho de golpistas.”

La Resolución 940: la ONU autoriza el uso de la fuerza

El 31 de julio de 1994, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 940, que autorizó a una fuerza multinacional a usar todos los medios necesarios para restaurar el gobierno legítimo de Haití. La resolución fue histórica por su claridad y urgencia:

“Autoriza a los Estados miembros […] a formar una fuerza multinacional bajo un mando unificado […] para facilitar el regreso de las autoridades legítimamente constituidas de Haití y crear un entorno seguro y estable.”

La noticia fue ampliamente difundida en la prensa internacional, con editoriales en The New York Times, Le Monde y El País, destacando la audacia del trío Clinton-Menem-Walesa frente al aislamiento del resto de la región.

La diplomacia preventiva: Carter y Powell

Ante la negativa inicial de los militares haitianos a entregar el poder, el presidente Clinton tomó una decisión estratégica: envió como emisarios a Puerto Príncipe al ex presidente Jimmy Carter -fundador del Centro Carter y Premio Nobel de la Paz- y al general retirado Colin Powell, ex secretario de Estado y jefe del Estado Mayor Conjunto. Ambos lideraron una misión diplomática que logró convencer a los líderes golpistas de renunciar, evitando un enfrentamiento armado.

El éxito de esa gestión fue posible gracias a la presión militar de la coalición liderada por EE.UU., Polonia y Argentina, que se preparaba para intervenir con respaldo de la ONU.

Argentina en acción: la Operación Talos

Argentina, como parte de esa fuerza beligerante, lanzó el «Operativo Talos», una misión militar coordinada con Estados Unidos y Polonia para imponer el cumplimiento de la resolución de la ONU. Bajo el mando del Almirante Enrique Molina Pico y los comandantes mayores Roberto Marcelo Cazenave y Oscar Martínez, se desplegaron tres corbetas (ARA Guerrico, ARA Drummond y ARA Granville), 107 efectivos de Gendarmería, la fuerza de seguridad argentina especializada en tareas de control territorial, a los que se sumó la Fuerza Aérea Argentina con un avión Fokker F27 de traslado de personal militar. Estas fuerzas se integraron a la coalición para realizar tareas de bloqueo marítimo, control aéreo y seguridad terrestre. Las unidades de la Armada operaron junto a la US Navy, participando activamente del cerco naval impuesto por la ONU.

El compromiso de la Gendarmería argentina

La Gendarmería, la fuerza de seguridad argentina, jugó un papel decisivo. Su experiencia en control territorial y orden público fue vital para estabilizar zonas urbanas y rurales durante el período de transición democrática. A partir de entonces, Argentina mantuvo una presencia constante en Haití mediante misiones sucesivas de gendarmes especializados, que se extendieron por más de una década.

Estos efectivos operaron bajo mandato de la ONU en contextos extremadamente difíciles: desarme de facciones armadas, protección de civiles, patrullajes preventivos y reconstrucción institucional. La contribución de la Gendarmería argentina a la pacificación haitiana consolidó la imagen internacional de Argentina como un proveedor confiable de seguridad democrática.

La visita del Presidente de Haití Preval a Argentina

Argentina fue el único país latinoamericano que participó en la acción militar para restituir la democracia en Haití, por lo que los líderes de ese país quedaron muy agradecidos por la acción de nuestro país, en especial con el Presidente Menem. Luego de Aristide, fue electo presidente haitiano René Préval, quien visitó Argentina el 28 de abril de 1997. Argentina ya integraba el Grupo de Amigos de Haití, dirigido por el Secretario General de la ONU Kofi Annan, junto a Canadá, Chile, España, Estados Unidos, Francia y Venezuela.

Durante la visita de Préval a Buenos Aires, el presidente Menem anunció la condonación de parte de la deuda de Haití con Argentina, la donación de granos, y organizó apoyo a las reformas económicas necesarias para la recuperación de este empobrecido país. Igualmente, Menem ya había dispuesto el envío de los Cascos Blancos para prestar apoyo humanitario debido los graves problemas que asolaban a ese país, como desnutrición, falta de alimentos, potabilización de agua, etc.

El Presidente Préval otorgó al Presidente Menem una condecoración especial, durante un acto que se llevó a cabo en el Salón Blanco de la Casa Rosada. También firmaron una declaración conjunta con varios tópicos de interés para ambas naciones. El presidente haitiano ratificó el agradecimiento de Haití por todo lo que hizo Argentina por la restitución de la democracia, el envío de los Cascos Blancos y el apoyo, junto a Francia, para colaborar en la construcción de una red de agua potable.

Encuentro en Manhattan: el recuerdo de un aliado

Años después, un prestigioso abogado argentino que reside en Nueva York tuvo un encuentro fortuito con Bill Clinton. Al acercarse a saludarlo y mencionarle que era argentino, Clinton agradeció con cortesía. Minutos más tarde, cuando el expresidente estadounidense ya se alejaba, se detuvo, se giró y le dijo en voz alta:

“Muy importante lo que hizo Argentina por ayudar a restablecer la democracia en Haití.”

Ese gesto espontáneo refleja cuánto valoró la administración Clinton el compromiso argentino, único en la región, junto con Polonia, en aportar recursos concretos -naves, aviones, efectivos- en defensa de la democracia haitiana.

Cascos azules, Cascos blancos y una visión de pacificación

Esta participación no fue aislada. Durante la presidencia de Carlos Menem, Argentina se convirtió en uno de los países que más tropas aportó a las misiones de paz de la ONU. Desde Timor Oriental hasta el Golán, desde Kosovo hasta Mozambique, hubo soldados argentinos custodiando la paz. A esto se sumaron los Cascos Blancos, una creación argentina que llevó médicos, ingenieros, nutricionistas y expertos en logística a zonas de conflicto, pobreza y desastre humanitario.

El compromiso de Argentina con la pacificación global incluyó también su participación en la liberación de Kuwait durante la Guerra del Golfo, otra misión avalada por la ONU. Allí también fue uno de los pocos países latinoamericanos que se alió con la coalición liderada por EE.UU. para defender el derecho internacional.

La reconquista de la democracia haitiana

La operación “Uphold Democracy” evitó un derramamiento de sangre mayor. Gracias a la intervención diplomática del Presidente Clinton, que envió una misión mediadora encabezada por el ex presidente Jimmy Carter, y la amenaza creíble del uso de la fuerza de las tropas de Estados Unidos, Argentina y Polonia, los militares haitianos depusieron su actitud y Aristide volvió a Puerto Príncipe para asumir la Presidencia constitucional. En ese marco, la contribución argentina fue ampliamente reconocida. Argentina y su lugar en el mundo.

Haití es un país con una historia trágica, sumido en la pobreza y víctima de una institucionalidad quebrada. En 1994, mientras gran parte de América Latina guardaba silencio, tres países -Estados Unidos, Argentina y Polonia- decidieron actuar. Lo hicieron bajo el paraguas de la ONU, con una operación internacional sin precedentes, con coraje político y responsabilidad democrática.

Para Argentina, fue la reafirmación de su trayectoria como país solidario, comprometido con la paz y la democracia. Menem, Clinton y Walesa demostraron que las alianzas por el sentido del deber y la cooperación para la paz y la democracia pueden tener un impacto duradero cuando se fundan en principios universales.

La relación entre Menem y Clinton fue sólida y empática, y fue coronada por un hecho simbólico al final de la década: la invitación a Menem a disertar como orador principal ante los directorios del Banco Mundial y el FMI, presentado por el propio Bill Clinton Clinton con elogios públicos y gestos de cercanía y gratitud inusuales hacia jefes de estado extranjeros.

Escribiendo una nueva historia

Argentina, que fue indiferente en la Segunda Guerra Mundial, en la que solo tomó partido contra el eje nazi apenas semanas antes del triunfo de los Aliados, en medio de las enormes y horrorosas matanzas del Holocausto y de civiles inocentes de decenas de países invadidos por la barbarie nazi, entendió en este caso que en determinadas circunstancias debia cumplir un rol activo, como lo hizo en Kuwait para su liberación, o en Haití con este inaceptable golpe de Estado. Los Cascos Azules argentinos y los Cascos Blancos realizaron cientos de misiones de mantenimiento de la paz o de cooperación humanitaria.

Haití fue un galardón olvidado, como otros tantos eventos, sobre cómo nuestro país tenía una presencia de valía en el mundo. Argentina escribió una página memorable en su rol de contribuyente de la paz y de la democracia en la región, junto a USA y Polonia, ayudando a intentar reconstruir las instituciones haitianas. Y las Fuerzas Armadas de Argentina demostraron su profesionalismo en esos eventos. Un orgullo nacional, aporte del Presidente Carlos Menem para escribir una nueva historia en el concierto de las naciones.

Fuentes: Carta de Bill Clinton a Carlos Menem (23/07/1994), Resolución 940 del Consejo de Seguridad de la ONU (31/07/1994), archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores, diario La Nación, entrevistas a ex diplomáticos argentinos, Naciones Unidas (archivos de misiones de paz), testimonio del abogado argentino residente en EEUU, archivo The New York Times, archivo El País (España), Fundación Walesa, Centro Carter, archivo Consejo de Seguridad de la ONU.