Eduardo de Pedro y Sergio Massa, junto a Cristian Ritondo y Mario Negri, AGENCIA NA
Extraña situación la que se vive en la Argentina desde hace ya varios años. La grieta política se acentúa a cada paso, pero al momento de acercarse las elecciones aparecen expresiones moderadas para intentar ir de los extremos al medio y poder imponerse dentro de esa polarización. Aunque no es determinante, porque existe la posibilidad, y ya se probó, que la respuesta centrista constituya una alternativa política en sí misma. Con el calendario electoral a punto de retrasarse, las definiciones en ese sentido también sufrirán un letargo, más allá de la existencia de atisbos que permiten inferir en la lógica descripta.
La última experiencia electoral de 2019 ha marcado en extremo las dos puntas del pensamiento de una sociedad que se ubicó de un lado o del otro. Con la falsa idea que no había un centro donde pararse. Pero no es así. Porque la explicación del desnivel del Frente de Todos fue, justamente, la incorporación del Frente Renovador de Sergio Massa quien pregona las ideas que llevaron a votantes refractarios del Kirchnerismo a esperanzarse con Alberto Fernández. El devenir del año y medio de gobierno fue mostrando a un jefe de Estado corriéndose del centro al extremo que propuso siempre la ex presidente (Accionista en jefe de la coalición). En estos días, y con sólo el ejemplo de la política energética se ha vuelto a ver con mucha claridad. No fue lo único. Es más, se suele ubicar como el punto de inflexión el intento de estatizar Vicentín. Luego siguieron otras medidas emblemáticas como la declaración de servicio público a las telecomunicaciones.
No es causal que dentro de la coalición de gobierno sea Sergio Massa quien se esfuerce por sostener esa mirada de moderación y sentido común. La última expresión llegó en un encuentro organizado por la AmCham (Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina). Ante legisladores norteamericanos, el titular de la Cámara de Diputados sostuvo que “no hay empleo sin empleadores, ni trabajo sin capital”. Un mensaje a varias bandas. En el último año, el único sector que creó empleo fue el Estado en sus diversos estamentos. Por otro lado, dicha afirmación se ha convertido en uno de los caballitos de batalla del Peronismo Republicano y además lo dijo ante un ámbito que ha sido extremadamente duro con medidas de Fernández descriptas en el párrafo anterior. Una muestra más del “Puente Queens Tigre”.
La comprobación empírica de la necesidad de acercarse al centro son los nombres que comenzaron a circular como posibles candidatos a encabezar la lista del oficialismo en la provincia de Buenos Aires. El más reciente y novedoso para muchos, es el de Daniel Scioli. El ex gobernador de Buenos Aires, ahora embajador en Brasil encajaría perfecto en esa idea. Por eso, lo que defienden esa, por ahora, brumosa posibilidad sostienen: “¿Quién mejor? Si hasta pudo acercar posturas tan encontradas como la de Bolsonaro y Fernández”. Desde la sede Argentina en Brasil no lo desmienten e incluso se ilusionan: “Si nos va bien podremos tener revancha en 2023”. Una confirmación más que Scioli nunca abandonó de manera significativa su sueño presidencial. ¿Pasará el filtro del Instituto Patria? Habladurías.
Es más, hay quienes analizaron las críticas recientes de líderes de movimientos sociales sobre el aumento en el monto de la Tarjeta Alimentar no como una reacción a la pérdida de manejo sobre esos fondos, sino a la necesidad de comenzar a mostrar una cara más enfática con sectores medios cansados de prerrogativas emanadas de exprimir sus bolsillos vía impuestos interminables.
Claro que, para cada sector hay en el oficialismo quien intenta cuidar su electorado. Así lo mostró el reciente comunicado del Peronismo Bonaerense que será presidido a fin de año por Máximo Kirchner pero hoy dirige Gustavo Menéndez. Bajo el título, “La Argentina de los tarifazos quedó atrás”, se hace una defensa de la política de subsidios que tensó los equilibrios internos del gobierno la semana pasada”. En ello, PJ bonaerense se ubicó más claramente cerca de la postura de Cristina Kirchner. Con un antecedente reciente que vigoriza esta mirada de cara a los próximos comicios y llega desde Colombia. Allí, el origen de las graves protestas sociales comenzó por una reforma fiscal que contemplaba tocar el precio de la energía para los hogares de manera segmentada. Una chispa que hizo explotar todo. La memoria del gobierno de Macri en la materia, sobre todo por lo sucedido en el conurbano, no será fácil de borrar para quienes hagan campaña desde ese espacio.
En Juntos por el Cambio la necesidad de abordar una mirada menos extrema también está presente. María Eugenia Vidal retomó el camino presencial aún sin definir si será o no candidata y en dónde. Hace llegar que aún no es tema resuelto y que ello llegará sobre la hora del cierre de las listas. Es verdad que de su determinación depende el ordenamiento interno de un espacio que, aún con sus dificultades, pudo mantener la unidad. Pero no todo es eterno. Y el juego de Vidal ya exaspera a varios. De hecho, hay quienes recuerdan la estrategia de Massa en 2013 cuando hizo de su misterio sobre si sería o no candidato un activo. La pregunta de aquel entonces era ¿Juega o no juega? Ahora, la ex gobernadora parece haber elegido la misma estrategia. Ya demostró que el plagio puede ser lo suyo, como en la tapa de su reciente libro. Eso sí, no parece haber una sociedad bonaerense expectante en su propia definición electoral. “La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”, Aquella frase de Marx en el 18 Brumario, sobrevuela la escena.
En una sociedad que muestra en los más mínimos detalles la polarización y el estado de “locura” que psicoanalistas definen para demandas tales como “o estas conmigo o estás en contra mío”, se observa hasta en los detalles más actuales. Un ejemplo, las vacunas. Un reciente trabajo de la consultora “Inteligencia Analítica” muestra que la grieta llegó a confianza en ellas. Sobre un total de 2.851 casos totales en la Provincia de Buenos Aires entre los días 3 y 9 de mayo, quienes votaron a Alberto Fernández el 57,3% cree que la vacuna Sputnik es la más confiable y sólo el 11% ve así a la desarrollada por Pfizer-Biontech. En cambio, aquellos que votaron a Macri en 2019, un 24,3% observan a la vacuna rusa como la más confiable, siendo su preferida la de Pfizer en un 47,2% de los consultados.
El desafío venidero no es sólo para las dos fuerzas políticas predominantes en la escena de la Argentina. Algo así como un paso del “bipartidismo” al “bifrentismo”. La experiencia ha demostrado, en este esquema, que las posturas de centro son utilizadas para atraer en tiempos electorales pero que no se aplican con la misma fuerza en el ejercicio del gobierno. De allí que aquellos dirigentes que se sienten cerca de esa mirada se dirimen en ser un “pata” de las coaliciones o construir la alternativa que represente y perdure en el tiempo. De eso se trata. A ello le llaman la tercera vía. Es el paso decisivo entre la comodidad de lo establecido o la incomodidad del riesgo a asumir.
*Por Sebastian Dumont
Periodista de Canal 26