Elecciones 2021
Con la pandemia en pleno auge, la Argentina camina hacia un nuevo proceso electoral. En las próximas horas se terminará de confirmar el atraso del calendario que sólo servirá a los fines prácticos, pero no a la realidad que se vive en el día a día. La dirigencia política, aunque suele decir lo contrario, ya está en modo electoral. El virus y la campaña van de la mano. Abundan las declaraciones altisonantes que piden no hacer política (partidaria) con el covid en el mismo momento que acusan a medios o distintos sectores de provocar las muertes y los contagios. Se camina por una endeble cornisa donde las encuestas muestran hastío, cansancio y disconformidad a la gestión actual, pero aún es difusa la desembocadura del actual clima social. Al que se hace, inevitable, compararlo con el año 2021. Y con lo sucedido en países de la región.
¨Hablar de candidaturas ahora es faltarle el respeto a la gente” se repite como la frase más pronunciada de la boca de la dirigencia. Mucho menos pensar en el 2023. Sin embargo, todos hablan de nombres e incluso las encuestadoras arman escenarios de posibles alquimias presidenciales. ¿A pedido de quién? Es obvio, de los que piden no hablar de eso. Que se instale igual. Ya se verá qué, cuando finalice la elección de medio tiempo al otro día se largará la puja para las sucesiones, presidencial, de gobernadores e intendentes. En este último caso en un escenario por primera vez, para muchos, de “pato rengo”. Salvo que, como se escuchó días atrás en un despacho muy importante de la Casa Rosada, haya novedades pronto en la materia. La historia de la siempre presente posible presentación judicial de parte de algún ignoto concejal bonaerense. De esas mismas usinas crece un nombre que parece utópico para este turno: El de Cristina Fernández de Kirchner como candidata a diputada.
En cuanto a los nombres que empezaron a circular, puede darse un fenómeno muy común. Los que primeros suenan, suenan. Es decir, se apagan, caen por la dinámica de la propia aceleración. En medio de un fenómeno algo particular que se da por estas horas. Para competir en la “madre de todas las batallas”, la provincia de Buenos Aires, quien pareciera tener más posibilidades de hacer mejor elección desde la oposición no se anota. Nace el efecto canje en Juntos por el Cambio. María Eugenia Vidal, última gobernadora, de competir, por lógica, debería hacerlo en el territorio donde gobernó, combatió a las mafias y los grupos focales la veían como una leona. Sin embargo no se encamina a ser así. Y en el larretismo hablan de candidaturas como la de Diego Santilli acompañado por Elisa Carrió y Graciela Ocaña. Todos con antecedentes electorales en la ciudad de Buenos Aires. La sola sugerencia de esta posibilidad provoca la irritación de otros integrantes del frente opositor.
Ha nacido, si se quiere como un activo de estos tiempos, el lema “La provincia de Buenos Aires para los bonaerenses”. Lo planteó el año pasado el ex intendente de San Miguel Joaquín de La Torre que lanzó junto a Miguel Pichetto el peronismo Republicano. Y hoy se ha hecho carne en otros dirigentes como Jorge Macri o Emilio Monzó. El ex presidente de la Cámara de Diputados hizo una descripción muy gráfica de por qué la provincia es “invadida” por foráneos. “Buenos Aires es conducida políticamente, económicamente y socialmente por el gobierno nacional. Y este es un sistema que está de manera errónea dede 1860 por diferentes intereses políticos. Por eso no es causalidad que ningún gobernador pudo llegar a ser presidente. Porque todos los presidentes de turno se encargan, se preocupan de que el gobernador sea sometido a la conducción nacional”. Alberto Fernández está desafiando esta ley de gravedad. Es desde La Plata que condicionan y guían su gobierno. Ellos son, Cristina Kirchner como jefa directa de Axel Kicillof, Máximo Kirchner, Sergio Massa e intendentes como Martín Insaurralde, Fernando Espinoza y el ministro de Obras Públicas Gabriel Katopodis desde la “mesa de los lunes” que reveló el periodista Alberto “Beto” Valdez.
Emilio Monzó aporta otra pincelada: “El conurbano bonaerense no tiene relación identitaria con los medios de comunicación local. Votan por lo que sale en los medios nacionales. Y eso también perjudica. Son análisis de cuestiones que el sistema debe cambiar para que la provincia de Buenos Aires maneje con autonomía sus recursos y comience a solucionar los problemas como la pobreza y la inseguridad”. La insistencia para mudar candidatos porteños a la provincia podría provocar dos escenarios: la salida de un sector importante o la posibilidad de una gran PASO opositora. Se recomienda seguir de cerca los movimientos del renovado radicalismo bonaerense presidido ahora por Maximiliano Abad.
“En la provincia de Buenos Aires hay quienes analizan si no es necesario tomar el ejemplo de Cristina Kirchner. Sí. Se trata de trazar una estrategia que desemboce en una gran paso opositora. Y desde allí ungir una lista que pueda amenazar el predominio oficialista en dicho territorio. A priori y con los antecedentes recientes parece una labor ardua. No imposible. Para ello es necesario, como hizo la ex presidente, dejar de lado viejas antinomias, aunque sea por un tiempo, y avanzar en dicho objetivo”, este párrafo fue escrito el 24 de mayo en este medio. La idea vuelve a tomar algún impulso. Prematura por ahora.
¿Florencio Randazzo también se anotaría? No está aún claro. El ex ministro de Interior y Transporte ha decidido jugar en estas elecciones. Mantiene diversas reuniones con dirigentes peronistas y se entusiasma con trabajos de opinión que le acercaron recientemente donde le mordería más votos al oficialismo que a la oposición. Es la información que muestra para tirar abajo los rumores de quienes lo ubican como una candidatura ligada a los intereses de Alberto Fernández.
Antes de viajar a Colombia el dirigente social Juan Grabois, cercano al Papa ante nuestra pregunta sobre parecidos en la situación política y social de ahora con el 2001, dijo: “Todavía no. Hay sí un paralelismo en Chile, en Colombia. Aquí se convino una tremenda crisis de representación política con una tremenda crisis social. Nadie quería a nadie, era el que se vayan todos. Hoy existe un 30 por ciento que se siente representado en el macrismo y un 35, 40 por ciento que se siente representado en el Frente de Todos. Hay una representación política e institucional que existe. Eso permite que la Argentina tenga una representatividad institucional que otros países no tienen. Pero se puede agotar muy rápido, sino se resuelven los problemas reales. Si se siguen discutiendo los temas del microclima de la política. La política está reaccionado lenta y mal”.
Esta síntesis no es muy distinta a la que elaboran quienes están en las antípodas del pensamiento de Grabois. Uno de los problemas recurrentes de la Argentina es que se cae muy fácil en la tentación de construir desde las candidaturas, y no de las posturas.
*Por Sebastián Dumont
Periodista de Canal 26
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