La infancia de Perón: de jugar con el cráneo del gaucho más famoso a la verdad sobre su lugar de nacimiento

Juan Domingo Perón, tres veces presidente de la Argentina, ha sido objeto de debate por muchos motivos que exceden el plano político. Uno de ellos es su fecha y lugar de nacimiento. Si bien siempre se afirmó que nació el 8 de octubre de 1895 en Lobos, provincia de Buenos Aires, en las últimas décadas se ha dado conocer otra historia: también nacido en el mismo mes, pero el día 7 de 1893 en un rancho de Roque Pérez, un pueblo a 40 kilómetros de donde se dice popularmente.
El mismo Perón inauguró un museo de Lobos en 1953, en la que supuestamente fue su casa natal y que aún sigue en pie. Del rancho de Roque Pérez nadie hablaba hasta mediados de la década del 90, cuando comenzó el debate.

Roque Pérez, el lugar “oculto”
Uno de los primeros en hablar de aquel rancho –ubicado en Pte. Perón Nº 231- fue el médico personal del General y quien luego sería biógrafo suyo, Hipólito Barreiro. Fue él quien descubrió que en realidad había sido anotado en Lobos porque era la localidad más cercana que les quedaba a sus padres: Tomás Mario Perón y Juana Sosa. Sus progenitores no se habían casado cuando nació, lo que lo convertía en hijo natural, algo que para aquella sociedad de pueblo no estaba bien visto.

Su acta de bautismo está fechada en el 14 de enero de 1898, en una ceremonia celebrada en la iglesia de Lobos y bajo el nombre de Juan Domingo Sosa, ya que sus padres recién se casarían el 25 de septiembre de 1901. En ese entonces el niño tenía casi 8 años y su condición de hijo natural ya estaba literalmente firmada.
También podría interesarte

El punto de conflicto podríamos situarlo a fines de 1910, cuando un joven Perón preparaba su ingreso al Colegio Militar, institución que siempre cuidó sus formas y más aún en una sociedad conservadora como la de inicios del siglo XX. Un hijo natural como él y con una madre descendiente de tehuelches como lo era Juana, formaba un combo no bien visto para los cánones necesarios de admisión y eso explicaría los “cambios” de papeles en su ingreso.

En una entrevista para la revista Siete Días, en 1967,durante su exilio, el mismo Perón habló de sus orígenes: “Me contaba mi abuela que cuando Lobos era apenas un fortín, ellos ya estaban allí... Mi abuela inmemorial era lo que bien podemos describir como una mujer machaza, que conocía todos los secretos del campo. Creo que, en realidad, tengo algo de sangre india. Míreme: pómulos salientes, cabello abundante... En fin, poseo el tipo indio. Y me siento orgulloso de mi origen indio, porque yo creo que lo mejor del mundo está en los humildes”.

Jugando con el cráneo de un gaucho
En 1877, el médico Eugenio de Mármol, exhumó los restos del más famoso de los gauchos: Juan Moreira, quien hizo de las suyas en la provincia de Buenos Aires, convirtiéndose en el prófugo más buscado. Finalmente, murió en un enfrentamiento con las autoridades en 1874 en Lobos. Mármol así se quedó con el cráneo para realizar estudios para intentar confirmar o descartar las teorías criminales que rondaban alrededor de su vida. Algunos afirmaban que la forma de su cráneo podía explicar los motivos de sus crímenes, pero nunca lo pudo confirmar, se lo terminó regalando a su amigo y colega Tomás Perón.

Al fallecer el Dr. Perón en 1889, el cráneo pasó a custodia de su esposa, Dominga Dutey Cirus, quien se lo dejaría de herencia a su hijo Mario Tomás, que exhibió el objeto en su estudio. Una tarde su hijo, Juan Domingo, en el afán de realizar una travesura, lo tomó y cuando intentó asustar a una vecina se le cayó. ¿El resultado? El cráneo terminó perdiendo algunos dientes.
Después de idas y venidas entre el Museo de Luján y Lobos, actualmente el cráneo se encuentra en el Museo Juan Domingo Perón, pero fue quitado de la vitrina, ya que existe una ley que prohíbe exhibir restos mortales en esos lugares.
Mientras tanto, el debate por los orígenes de Perón continúan a la espera de poner en marcha un circuito turístico alrededor de los pueblos que lo vieron dar sus primeros pasos.