“Argentina en los 90: capital mundial de la modernización digital”, por Germán Luis Kammerath

En 1989, la Argentina vivía un apagón comunicacional... En menos de una década, la Argentina pasó de ese atraso crónico a estar en el centro de la escena global.
Argentina en los 90, capital mundial de la modernización digital.
Argentina en los 90, capital mundial de la modernización digital. Foto: ReporteAsia

German Luis Kammerath, ex Intendente de la Ciudad de Córdoba, Diputado Provincial, Diputado Nacional y Vicegobernador de dicha provincia, llevó adelante en ReporteAsia un minucioso análisis sobre el escenario digital argentino de los años ‘90.

Durante la presidencia de Carlos Saúl Menem, ocupó el cargo de Secretario de Comunicaciones de la Nación.

A continuación, reproducimos lo expresado en dicho artículo.

El “atraso” como ventaja

En los años 90, Argentina aprovechó la “ventaja del atraso” para convertirse en un país líder en telecomunicaciones fijas, móviles y TV por cable.

Con la privatización de ENTEL, la apertura del mercado de datos y móviles, protección a las cooperativas y un regulador fuerte, se atrajeron 6.674 millones de dólares de inversión privada y de riesgo en telefonía básica, móvil, TV cable, cooperativas y el satélite privado NahuelSat, más de 1.000 millones de dólares por parte de más de 20 empresas de datos móviles de todo origen -como Iplan, Techtel y Velocom-, creando un ecosistema competitivo inédito en la región. Argentina fue el segundo país del mundo con un satélite geoestacionario privado, el segundo en privatizar su correo y uno de los primeros en alcanzar el 100% de digitalización de su red fija.

Argentina en los 90, capital mundial de la modernización digital. Foto: ReporteAsia

De la edad de piedra a una nación digital líder

En 1989, la Argentina vivía un apagón comunicacional. Tres millones de líneas fijas, esperas de hasta diez años para obtener un teléfono, llamadas internacionales de pésima calidad y cero celulares. ENTEL, la empresa estatal, acumulaba deudas y equipos obsoletos.

El presidente Carlos Menem entendió rápidamente que sin telecomunicaciones no habría modernización posible. Lo que lanzó no fue solo una privatización: fue un rediseño institucional. Inversiones obligatorias, calidad de servicio, digitalización masiva, respeto irrestricto a las cooperativas, un ente regulador fuerte, derechos de los clientes y protección de los mismos.

En menos de una década, la Argentina pasó de ese atraso crónico a estar en el centro de la escena global. Y todo comenzó con un gesto audaz.

Menem en la UIT: Buenos Aires, sede global

En 1992, el Presidente Carlos Menem viajó a Ginebra con motivo de los eventos de la OIT. Allí organizamos una visita a la sede de la UIT, la Unión Internacional de las Telecomunicaciones, siendo el primer jefe de estado en visitar esa institución desde su creación, el 17 de mayo de 1865 (antes, Unión Telegráfica Internacional).

Este organismo que hoy integra la ONU regula, coordina, aconseja e impulsa la integración de las telecomunicaciones en todo el mundo. En esa oportunidad acompañé al Presidente junto con el Ministro de Relaciones Exteriores Guido Di Tella, funcionarios y sindicalistas, para proceder a la firma de un acuerdo histórico con el Secretario General de la UIT Pekka Tarjanne: Buenos Aires sería sede de la Primera Cumbre Mundial de Desarrollo de las Telecomunicaciones, hasta ese momento el evento más importante de la historia de dicho organismo. Argentina fue elegida por sus notables avances en esta materia.

Entre el 21 y el 29 de marzo de 1994 el Teatro Colón,en Buenos Aires se transformó en el corazón de las telecomunicaciones mundiales. Delegaciones de 140 países, ministros y CEOs debatieron cómo conectar al mundo. Al Gore, vicepresidente de EE.UU., inauguró la cumbre con su famoso discurso sobre la “superautopista de la información”.

En dicho evento se aprobó la “Declaración de Buenos Aires sobre el desarrollo mundial de las telecomunicaciones de cara al Siglo XXI”, que marcó una hoja de ruta para que esta industria, que salía del atraso de los monopolios estatales, se convirtiera en el motor del desarrollo económico y social de las naciones.

Durante su visita, Al Gore dio un gran espaldarazo a los avances de Argentina: Los líderes de la UIT y las delegaciones mundiales debatieron sobre el plan para conectar a los habitantes del mundo.

Cuatro años después, en octubre de 1998, en la Conferencia Plenipotenciaria de la UIT en Minneapolis, Gore volvió a citar a la Argentina como ejemplo:

Invito a todos los que tengan dudas a ir a Buenos Aires y preguntar a la Argentina qué tan bien funciona la privatización. Desde que nos reunimos allí, la cantidad de líneas telefónicas aumentó de cuatro millones a más de trece millones. No solo su sistema privatizado es más eficiente y más rentable, sino que está acercando a una generación entera de argentinos”.

El auditorio estalló en aplausos.

Cumbre en Olivos: la experiencia del FCC en el futuro regulatorio argentino

La modernización no se sostenía sin reglas claras. Una tarde de 1992, en la Residencia Presidencial de Olivos, organicé una visita al presidente Menem por parte de Mark Fowler, expresidente de la FCC (Federal Communications Commission), quien había ejecutado la histórica fragmentación del entonces monopolio AT&T, la mega empresa de EEUU en las Baby Bells,. Lo acompañaba Maureen O’Ryan, vicepresidenta de US West y una de las empresarias más influyentes del sector.

Fowler explicó con lujo de detalles cómo había sido aquella batalla judicial y regulatoria en EE.UU. y trazó paralelos con la Argentina. De ese encuentro nació un plan de trabajo para la asistencia al ente regulador argentino, la CNC por la consultora Coopers & Lybrand y el bufete de abogados Latham & Watkins, financiado por el Banco Mundial, con el propósito de capacitar cuadros técnicos, diseñar regulaciones iniciales de interconexión y consolidar el fortalecimiento del ente regulador.

En dicha cumbre, el presidente de la CNC, José Luis Palazzo, un experto administrativista, nos acompañó y explicó las acciones de regulación que Argentina llevaba adelante a través del equipo técnico y los expertos. Nuestro país empezaba a crear su propio modelo regulatorio. Argentina volaba alto en esta temática novedosa, luego de tantos años de monopolio de la ex Entel, descontrolada en su calidad de servicios y sin reconocer los derechos de los clientes.

La CNC frente a las gigantes

El momento de probar esa autonomía del ente regulador llegó en 1997. La CNC, presidida por Roberto Catalán, auditó , a través de su eficiente gerencia de control integrada por ingenieros de telecomunicaciones y de sistemas,, expertos en auditoría, a las licenciatarias Telefónica y Telecom. En un despliegue federal, inició una acción de control que incluyó a todas las provincias argentinas, controlando el funcionamiento de las centrales digitales de los teléfonos públicos y de los teléfonos semipúblicos rurales (más de 3.000).

Asimismo verificaron el trato que las empresas daban a los clientes. El resultado de esa compleja auditoría destacó que, si bien el enorme progreso y la mejora de la infraestructura de telecomunicaciones era impresionante, se habían detectado incumplimientos leves. Fue entonces que la secretaría de comunicaciones a mi cargo, con el dictamen del ente regulador CNC, impuso la sanción de la pérdida de un año de exclusividad a las empresas. Adicionalmente, la CNC había contratado a la consultora alemana Detecom, propiedad del estado alemán para que auditara el cumplimiento de los estrictos objetivos de calidad de servicio según establece el pliego de licitación.

El mercado de las telecomunicaciones se abrió antes de lo previsto. Nuevos jugadores como Telecentro, Impsat y Comsat ingresaron. Telecom y Telefónica tuvieron que aceptar una interconexión de redes bajo reglas estrictas de beneficio a la competencia impidiendo la posibilidad de abusos de la posición dominante y los clientes tuvieron una mayor oferta de servicios en competencia, no solo en materia de telefonía básica sino también telefonía móvil y acceso a internet.

Este mismo año, recibí en la Secretaría de Comunicaciones el Secretario de Comercio de EE.UU., William Daley, quien mantuvo una cumbre con las autoridades de la CNC en el Palacio del Correo. Recorrió oficinas, escuchó informes y felicitó al regulador por plantarse frente a gigantes globales. La foto fue clara: un país del sur podía auditar a Telefónica y Telecom y ganarse el respeto de Washington, además de abrir a la competencia todos los servicios con la sanción de todos los reglamentos técnicos “fundamentales” necesarios para dicho escenario: los planes técnicos de Numeración, de Transmisión, de Señalización y de Interconexión, que daban sustento técnico a una apertura del mercado consistente.

Bariloche: la Patagonia como foro americano

La Secretaría de Comercio de Estados Unidos y la Secretaría de Comunicaciones argentina organizaron ese mismo año 1997 la Cuarta Cumbre Latinoamericana de Telecomunicaciones, con el Secretario de Comercio William Daley como figura central, además de los más altos funcionarios de la Agencia de la Industria de la Información de EE.UU. y todos los ministros de comunicaciones de la región.

En el Hotel Llao Llao, rodeados de lagos y montañas, se discutió liberalización, convergencia tecnológica e integración regional. Argentina siguió consolidándose como eje de las políticas públicas en esta materia.

La postal era poderosa: la Patagonia, convertida en foro geopolítico de la conectividad.

Córdoba: de las Altas Cumbres a los barrios populares

En 1997, en lo alto de las sierras cordobesas, se inauguraron en la escuela rural Ceferino Namuncurá, el acceso gratuito DirecTV con programación educativa y entretenimiento educativo, equipos informáticos y una conexión satelital a internet con electricidad de paneles solares. Para esos chicos, fue como abrir una ventana al mundo. Fue una de las 12.000 escuelas rurales que recibió ese servicio de modo gratuito, siendo a ese momento Argentina el único país del mundo en hacerlo.

Ese mismo año, en la ciudad de Córdoba, se lanzó la campaña de masificación de teléfonos públicos barriales. Hasta ese momento, ese tipo de servicio estaba en las avenidas o calles de los centros urbanos. El plan de expansión de la telefonía pública fue gigante y se sumó a la apertura de la competencia de los locutorios y telecentros, que eran cómodos espacios de acceso a la telefonía, resguardados, y fueron además los lugares de acceso a internet para cientos de miles de argentinos, ya que incorporaron PCs para uso público.

En un evento muy relevante en la Ciudad de Córdoba en 1992, participé de la puesta en funcionamiento de 500 teléfonos públicos, con la presencia del entonces intendente Rubén Martí y la vicepresidenta de Telecom, Susana Malcorra, quienes cortaron la cinta. La empresa estatal Entel había instalado muy pocos teléfonos públicos, impidiendo el acceso a las comunicaciones más simples por parte de las familias argentinas.

Liberalización: el plan maestro

Con el Plan Presidencial de Liberalización de las Telecomunicaciones en virtud de la aplicación del decreto 264 /1998, Argentina abrió progresivamente larga distancia, móviles, internet y datos. El esquema consolidó cooperativas y PyMEs, permitiendo competencia real. Protestaron las empresas y sus accionistas, y presionaron los embajadores de Italia, Francia y España ante la Cancillería argentina, pero finalmente aceptaron la firme decisión del gobierno.

Las máximas autoridades de Telefónica, como su Vicepresidente Internacional German de Ancoechea y luego el CEO del Grupo Juan Villalonga expresaron al Presidente su consentimiento respecto a las conclusiones de los controles las decisiones tomadas, más allá de acciones legales que habían realizado, que llegaron hasta la Corte Suprema, y de las que desistieron oportunamente.

Argentina en los 90, capital mundial de la modernización digital. Foto: ReporteAsia

La UIT, la FCC y líderes de la industria de telecomunicaciones mundiales destacaron el caso argentino como ejemplo de transición ordenada en un país en desarrollo. No fue fácil; pocos imaginaban en 1989 que Buenos Aires sería citada como modelo por esos organismos. Y lo más importante, la enorme familia argentina de esta industria creció de modo relevante, creando una competencia y sustentable.

Antes que sea tarde

De la broma de Menem con el Presidente Bush en la Casa Blanca, “Eso no es tan fácil en la Argentina”, cuando Bush le dijo “llámame cuando quieras” (setiembre de 1989) a los niños de las Altas Cumbres viendo el mundo en una pantalla, la distancia fue de apenas una década.

Los 90 demostraron que la “ventaja del atraso” puede convertirse en liderazgo si hay reglas claras y visión estratégica. Todo ello fue posible gracias al compromiso militante del Presidente Menem, del entonces Ministro de Economía Domingo Cavallo, de un pequeño y comprometido equipo en la Secretaría de Comunicaciones y en el ente regulador, la CNC, y al apoyo internacional que Argentina tuvo en ese entonces.

Hoy, la oportunidad vuelve: inteligencia artificial, satélites de órbita baja, data centers para inteligencia artificial y 5G y luego redes 6G terrestres y satelitales , la computación cuántica y el acceso a la superinteligencia artificial son una agenda moderna a la altura de las expectativas de progreso que Argentina tiene.

Pero la advertencia es clara: antes de que sea tarde.

Los avances recientes de la oferta de servicios no vinieron, en general, del Estado, sino de actores privados globales. Starlink ya conecta Vaca Muerta, puertos pesqueros, minas, campos agrícolas y gran parte de las escuelas rurales. Kuiper va en el mismo camino. Todo gracias a reglamentos dictados por la Secretaría de Comunicaciones en 1997. Las licencias de las empresas satelitales fueron demoradas años con decenas de excusas que obraron como barreras regulatorias, hasta que el presidente Javier Milei, al acceder al gobierno, ordenó aprobarlas.

También debe destacarse el aporte para la ampliación de la infraestructura de cooperativas telefónicas y de servicios públicos en la expansión de acceso a banda ancha por medio de fibra óptica y de miles de empresas pymes que generaron una infraestructura de acceso federal importante además de empresas estatales, llamadas SAPEM, que cubrieron parte del territorio nacional y en muchas provincias son verdaderos casos de éxito.

En las grandes ciudades empresas medianas muy sólidas lograron enormes avances en la calidad de la fibra óptica lo que fue clave en medio de las autoritarias políticas de aislamiento impuestas por el gobierno de Alberto Fernandez en la epidemia del COVID.

Mientras tanto, la licitación original de telefonía móvil 4G del año 2014 obligaba una cobertura móvil en 3.858 localidades pequeñas. Una década después, esa meta sigue con cumplimento relativo. El esfuerzo real recayó en PyMEs, cooperativas y operadores de fibra, mientras ARSAT se convirtió en un barril sin fondo.

La lección es ineludible: gobernar es comunicar. Y sin una estrategia que lleve fibra a cada localidad, 4G a todo el territorio y 5G para impulsar la Industria 4.0, el país corre el riesgo de volver a ser un espectador de la revolución tecnológica.

La calidad de la infraestructura de fibra óptica será decisiva para fomentar la instalación de data centers de inteligencia artificial, impulsar soluciones sólidas para las industrias , habilitar smart cities y desplegar conectividad agrícola que aumente la productividad, asegure trazabilidad, y permita una gestión más eficiente de la agroindustria y la logística.

Ojalá la Argentina retome una agenda vibrante e innovadora, deje atrás los tiempos oscuros , demagógicos y poco profesionales de las últimas décadas y decida, de una vez por todas, que el país tiene el deber de conectar a los no conectados.

Fuentes

UIT, Declaración de Buenos Aires 1994

UIT, “Opening address by Pekka Tarjanne Secretary of the ITU” (21/29 de marzo de 1994)

La Nación: “Pocas leyes y muchos discursos”, 11 de octubre de 1998 (visita de Daley al Palacio de Correos)

La Nación: “EE:UU insta a abrir telecomunicaciones”, 27 de abril de 1997

La Nación: “Patentes: cuestionan los diputados a una funcionaria”, 27 de abril de 1998 (Visita de Daley a Argentina)

Infoleg: Decreto 264/1998 “Plan de Liberalización de las Telecomunicaciones”