Ari Paluch: “No soy un gurú ni es mi objetivo”

Por Canal26

Miércoles 2 de Julio de 2008 - 00:00


El periodista y locutor, devenido escritor con su libro de autoayuda “El Combustible Espiritual” (Cómo dejar de tener razón y empezar a tener paz) visitó a Chiche Gelblung en su programa “Chiche en Vivo”. Allí descartó el mote de “gurú” que le cuelgan por esta publicación y reveló detalles de su etapa introspectiva.

“No soy un gurú. El libro es consecuencia de lo que me pasa, no es un objetivo” afirmó Paluch al ser consultado por Gelblung acerca del mote que le han colgado tras publicar “El Combustible Espiritual” (Cómo dejar de tener razón y empezar a tener paz).

A la obvia pregunta del por qué de esta nueva etapa espiritual, Ari marcó un punto de inflexión que le determinó nada más y nada menos que el almanaque. “Cumplí los 40 y me pasó que empecé a revisar algunas conductas, tenía ciertas insatisfacciones” .


Sin embargo Ari quiso dejar en claro que sigue siendo Paluch y no el maestro espiritual de masas que le endilgan al revelar que no pretende “estar conectado todo el tiempo con una cuestión divina, pero cuando lo logro estoy mejor” .


El cartel luminoso


Así podría definirse qué fue lo que le cambio el rumbo, aunque la marquesina no tenga luces. “Una vez iba caminando, vi un cartel que decía que se enseñaba meditación trascendental y aprendí la técnica y después eso me sirvió porque desde hace un tiempo cada vez que me levanto hago 20 minutos de meditación repitiendo una palabra, un mantra” reveló y amplió al sostener que eso le sirve “ para empezar el día mejor, sin ansiedades porque cuando te conectás con lo mejor de vos te conectás mejor con la gente y te va mejor”.

Ari revisó luego conductas de su vida anterior y la de esta etapa y las contrastó al afirmar que luego de que un psiquiatra lo diagnosticara como un tipo “preocupado”, él lo reconoció y viró la tendencia: “ahora trato de preocuparme menos porque aprendí que las cosas que van a suceder suceden en un tiempo asignado y uno tiene que hacer su parte, lo demás no está en nuestras manos”, sermoneó..

Y el summun de lo improbable y discutible el locutor aconsejó que se debe buscar “ser lo más parecido posible a quien te creo, a Dios”. Como si alguien lo hubiera visto, tratado, diagnosticado y comprendido.