Roger Waters, conquistador: quien quiera oír que oiga

El ex Pink Floyd sabe como derribar el muro y no morir en el intento. Una fiesta visual y mensajes políticos que harán pensar a más de uno. Unas 50 mil almas disfrutaron de la magia. Relato de una testigo que vio caer la pared después de tanto horror y miseria humana. Galería de fotos y videos del show en River.

Por Canal26

Jueves 8 de Marzo de 2012 - 00:00

21.15, Estadio Monumental. Mis ojos no pueden creer lo que ven. Un muro enorme blanco está frente a mis ojos. Es el inicio de un espectáculo con mayúsculas: fuegos artificiales provocan el delirio y un avión que sale de los aires se estrella sobre el escenario mientras suena In the Flesh en la voz de Roger Waters y su gente.

Sobre el muro, anticapitalista, se proyectan fotografías de soldados, víctimas y activistas fallecidos en Irán, Palestina o en Normandía en la Segunda Guerra Mundial, donde murió su padre.

El británico saluda a los argentinos: "Buenas noches Buenos Aires, gracias por darnos la bienvenida. Quiero dedicar este show a la memoria de los desaparecidos, muertos y torturados. Los recordamos".

La pared se tiñe de rojo. El show sigue con Thin Ice y se lleva las primeras ovaciones Another Brick in the Wall, Pt. 1. Todo sucede en el muro, todo se define allí. Sigo sin poder creer, mis ojos están encandilados y se que voy a agradecerle a Dios por haber vivido este momento. Comienzo a vivir la historia de la estrella de rock “Pink”, marcado por la muerte de su padre en la Segunda Guerra Mundial, que sufrirá la presión de la educación británica y vivirá fracasos amorosos en ese mundo alocado. Todo eso le hace construir un muro que lo aísla de los demás.

Tras ese intervalo de Happiest Days of Our Lives, la furia se desata con Another Brick in the Wall, Pt. 2. Los niños ingresan a manifestar su enojo ante esa gigantesca figura del profesor que quiere imponer la mala educación. 50 mil almas se enojan con “el educador” y el estadio es una lluvia de efectos visuales que los ojos no alcanzan a divisar en su totalidad. Soy tan pequeña ante esa inmensidad, como lo es Waters desde el escenario.

En River, me quedo sorprendida y asustada al mismo tiempo cuando se escuchan los gritos de la gente que sufre la imposición de un gobierno. Aparecen las insignias nazis y aquí en Buenos Aires imagino el proceso militar. Las melodías acompañan esa nostalgia: Mother y Goodbye Blue Sky, son simplemente emotivas. Tengo ganas de llorar, lloro y también lo harán centenares de seguidores y admiradores del ex Pink Floyd.

Más impactantes efectos visuales veo en Empty Spaces, What Shall We Do Now? y Young Lust. Es la parte erótica del show donde una mujer seduce desde el muro. En One of My Turns, aparece esa muñeca inmensa de color verde que deslumbra a todos y el set culmina con Don't Leave Me Now, Another Brick in the Wall, Pt. 3, Last Few Bricks, Goodbye Cruel World.

22.10. Adiós mundo cruel, se comienza a derribar el muro. Es el momento en que Pink quiere enfrentar a sus miedos. Sobre el escenario, es la despedida del horror de una era que desató lo peor de algunas personas.

Tras el receso, a las 22.39, Waters y sus músicos inician la segunda parte. El clásico Hey You, se lleva las ovaciones. No hay imagen, hay sonido: es el trabajo perfecto de Roger y sus músicos. Es hora de Is There Anybody Out There?, Nobody Home, Vera y Bring the Boys Back Home. Emociona el muro, una niña llorando y el ex Pink Floyd sentado en un sillón mientras mira lo que sucede por tv.

Como si fuera poco, llega otro clásico: Comfortably Numb. El músico camina hacia los costados del escenario y saluda a la gente. Señala su corazón para demostrar lo que siente al estar aquí en Argentina donde desplegará su talento durante nueve noches.

Ya vestido con casaca militar de cuero negra, anteojos haciendo juego y con insignias en rojo, sale a entonar The Show Must Go On e In the Flesh. De a poco, el muro se va derrumbando, los miedos van desapareciendo.

23.08. Se cumple otro momento esperado con Run Like Hell. Delirio en River, brazos en alto, palmas al ritmo de la música. Juego de luces sobre el muro y esa voz cautivante del hombre que derribó el muro.

La escena final tiene a Waiting for the Worms, Stop y Trial. Disfruto de la marcha de los martillos, el monstruoso personaje del profesor y esa interminable lucha del bien contra el mal.

23.27. Cae el muro y todos celebramos. Es el triunfo del bien, al menos en escena dentro de este The Wall que ha cautivado a millones de personas en todo el mundo. Gritos, ovaciones y de pronto, silencio durante unos segundos hasta que nos damos cuenta que el show está terminando.

"Olé olé olé olé Roger Roger", corean las 50 mil almas ante todo el equipo de músicos que deslumbraron con este show visual, cargado de conceptos políticos y que hará pensar a más de uno que lo ve por primera vez y también al que ya lo ha visto allá por 1979.

Suena en versión acústica Outside the Wall y Waters presenta a cada uno de sus músicos. Levanta los brazos y hace el saludo final al público argentino. Ovación para el Floyd que conquista al planeta, una vez más, con ésta ópera rock sinfónica. Buenos Aires es testigo de una verdadera belleza visual, con un trasfondo que hace pensar. Y yo, también lo soy y agradezco a Dios por haber sido testigo de este momento histórico.

Por Claudia Seta

Twitter: @setaclaudia

Facebook: Claudia Seta