A 60 años del día que cambió la historia argentina

Se cumplen seis décadas del histórico 17 de octubre de 1945 cuando Perón confirmó su poder y sentó las bases de lo que luego sería el Partido Justicialista. Fue entonces cuando amplios sectores populares que no respondían a ningún partido tradicional irrumpieron en la vida política. Marcharon a la Plaza de Mayo y reclamaron la libertad de su líder: columnas de manifestantes con banderas y pancartas se dirigían hacia el histórico paseo público.

En el 60 aniversario del denominado “Día de la Lealtad Peronista”, el debate sobre lo que significó la figura de Juan Domingo Perón para la vida institucional y política de la Argentina continúa abierto. Hoy se cumplen seis décadas de aquella jornada histórica que significó la consagración del poder de Perón y la irrupción de un nuevo movimiento social en el país. Más allá del viejo debate entre quienes están a favor y en contra del ex presidente, lo que sucedió aquel 17 de octubre no perdió vigencia y marcó a fuego lo que aconteció en el país durante la segunda mitad del siglo XX.
Antes de que Perón fuera llevado preso, el entonces presidente, general Edelmiro Farrell, lo había nombrado secretario de Trabajo y Previsión, ministro de Guerra y vicepresidente de la Nación, cargos en los que desempeñó una intensa actividad. Las movilizaciones populares que se produjeron el 17 de octubre de 1945 eran de esperar: como secretario de Trabajo y Previsión, Perón se había granjeado la lealtad de los obreros, a través de importantes medidas, como numerosos aumentos de salarios, y proyectos que poco después se concretarían, como la Justicia de Trabajo o el pago de las vacaciones y el aguinaldo.

El sindicalismo argentino, hasta entonces desanimado por las propuestas de lucha de comunistas y socialistas, se había identificado con las soluciones reales y concretas que le ofrecía Perón. Pero el 8 de octubre de 1945, ante la presión que ejercía su entorno político, Farrell decidió destituirlo. Señalado como la sombra gris del gobierno, fue detenido y llevado a la isla Martín García, y luego al Hospital Militar.

Fue entonces cuando amplios sectores populares que no respondían a ningún partido tradicional irrumpieron en la vida política. Marcharon a la Plaza de Mayo y reclamaron la libertad de su líder: columnas de manifestantes con banderas y pancartas se dirigían hacia el histórico paseo público.
Los manifestantes provenían de Avellaneda, Lanús, Banfield, Quilmes, San Martín. Cruzaban el Riachuelo por el viejo puente Pueyrredón y, cuando la Policía lo levantó, seguían cruzando en botes, en tablas o a nado. Los manifestantes, refrescándose los pies en las fuentes de la plaza, se convertirían en todo un símbolo de uno de los movimientos nacionales y populares más importantes de la Argentina: el peronismo. La movilización marcó también una fuerte dicotomía con la privilegiada clase media de aquella época, que dos días antes había convocado a un picnic en la plaza San Martín.

Según algunos historiadores, el fuerte apoyo de Eva Duarte para movilizar a las masas y la fuerza organizativa y de movilización de la CGT llevaron a que el general fuera dejado en libertad. Otros afirman que poco tuvieron que ver Evita ni la central obrera, que había anunciado un paro general para el 18 de octubre, y que en realidad fue una expresión meramente popular y espontánea la que terminó forzando la vuelta al poder de Perón