Atentado AMIA: identifican al conductor suicida

Se trata de Ibrahim Hussein Berro, de 21 años, quien había ingresado al país por la Triple Frontera días antes 18 de julio de 1994 y era activo militante en la organización Hezbollah.

La Justicia dio por probado hoy que el conductor suicida que se inmoló en el atentado a la AMIA fue un joven libanés de 21 años, Ibrahim Hussein Berro, quien llegó a la Argentina a través de la Triple Frontera luego de entrenarse en campos del movimiento fundamentalista Hezbollah.

Dos hermanos del suicida aceptaron declarar como testigos desde la ciudad norteamericana de Detroit y por primera vez en once años se pudieron sumar pruebas judiciales relativas a quién manejó la camioneta Trafic que se usó como cochebomba el 18 de julio de 1994 en Pasteur 633.

Según reveló el fiscal federal Alberto Nisman, se investigan tres números de teléfono que en 1994 usaban en el Líbano tanto el suicida como otros dos de sus hermanos, también inmolados en otros ataques del Hezbollah en esa región.

Los números fueron aportados por los hermanos radicados en Estados Unidos, Hassan y Abbas Berro, y son actualmente sometidos a cruces con bases de datos que datan de 1991, aportadas por todas las empresas de telefonía argentinas, en un rastreo de llamados a Buenos Aires.

En ese camino podría avanzarse en la supuesta conexión local del atentado, que el fiscal Nisman no descartó hoy pese a que un grupo de ex policías bonaerenses y un reducidor de autos acusados de haberla integrado fueron absueltos en un juicio oral en setiembre de 2004.

"A once años no es imposible, más que optimistas somos realistas, llegaremos hasta dónde se pueda y en ese marco la pista local no se deja de lado, porque evidentemente el inmolado no estuvo solo", apuntó Nisman.

Por otro lado, también se refirió al grupo operativo que ideó el ataque terrorista, cuya cabeza más visible hasta el momento sería Ahmed Saas, quien habría acompañado a Berro desde la Triple Frontera hasta Buenos Aires.

Los hermanos, Hassan y Abbas Berro, entregaron además dos fotos de Ibrahim, una de las cuales fue reconocida -aunque con dudas- por una testigo argentina, Nicolasa Romero, una enfermera que siempre aseguró haber visto la cara del conductor de la Trafic ese 18 de julio.

Además, se encargó una pericia a la Policía Federal, que arrojó un "llamativo grado de similitud y totales coincidencias" entre el identikit confeccionado en 1994 por Romero y las fotos aportadas por los hermanos.

En uno de los retratos Berro tenía 16 años y otro fue tomado a los 20, ya con bigotes y más gordo, un año antes de inmolarse.

La fiscal de la Unidad Contraterrorismo de Michigan, Bárbara Mc.Quade comenzó también los trámites para obtener muestras que permitan realizar un estudio de ADN comparativo, a pedido de sus pares argentinos.

Para ello se cuenta con partes del interior de la camioneta que aún se conservan, como el freno y pedazos de alfombra, y restos humanos sin identificar, guardados en una bolsa en la morgue judicial y que pertenecerían a cuatro personas distintas, por lo que podrían ser también de alguna de las 85 víctimas.

Si bien los hermanos de quien para la Justicia se inmoló en la AMIA no aportaron datos concretos sobre el ataque terrorista y, en uno de los casos, "ni siquiera sabía dónde estaba Argentina", como recordó Nisman, para los fiscales hay evidencias concluyentes.

De hecho Nisman y su compañero en la pesquisa, Marcelo Martínez Burgos, remarcaron que el cadáver nunca se recuperó y que se demostró que fue falso que Berro hubiese muerto el 8 de setiembre de 1994 en otro atentado, como difundió una radio libanesa.

También consideraron como un indicio probatorio que al funeral sin cadáver de Berro asistieron altos funcionarios del Hezbollah y su secretario general, Hassan Nasrallah, sobre quien el actual juez del caso, Rodolfo Canicoba Corral, mantuvo una orden de captura internacional hasta ahora infructuosa.

El apellido de Berro o "Brru o Borro", apareció en la causa judicial por el ataque en el 2003, cuando la SIDE difundió un informe relativo a la conexión internacional del ataque basado en datos de inteligencia.

En ese momento, el entonces juez del caso y luego destituído Juan José Galeano consideró insuficientes los indicios y emitió dos exhortos al Líbano en busca de más datos, que nunca tuvieron respuesta.

En abril pasado, un agente de la SIDE y funcionarios del FBI fotografiaron a uno de los hermanos Berro en Detroit y luego pudieron entrevistar a ambos.

En setiembre viajaron hacia allí los fiscales Nisman y Martínez Burgos y tomaron declaración judicial a los Berro, junto a su par de Michigan.

Hassan Berro, de 42 años, casado y con seis hijos, emigró desde Líbano hacia Estados Unidos en 1985 y su hermano menor Abbas, de 27 años, lo siguió en 1996, cuando tenía 18.

El padre del clan Berro era militante del movimiento Al Fattah mientras que uno de los ocho hermanos del suicida, Assad, era un sheij del Hezbollah y se inmoló en un ataque contra fuerzas israelíes en el sur del Líbano.

Antes de la voladura de la AMIA, la madre del suicida intentó enviar a su hijo a vivir a Estados Unidos para evitar que siguiera el camino de su hermano mayor Assad, pero no se le otorgó la visa por ser menor de edad. (Télam)