Tecnología de papeleras baja la contaminación

En los procesos actuales de producción de pasta de celulosa aparecen tecnologías de última generación que reducen la posibilidad de contaminación, explica Mario Féliz, investigador del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas (INIFTA) de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata. A continuación detalla el procedimiento denominado "Kraft" de cuidado del medio ambiente, el cual será incorporado en la papelera que la empresa Botnia está instalando en Fray Bentos, Uruguay, y que es recomendado por Estados Unidos.

"Sin papel, no tendríamos libros! Viviríamos, eternamente, la vida del buen salvaje. Si las elimináramos hoy, en un solo acto, miles de millones morirían de hambre, de frío, por falta de medicamentos", explica el profesor Mario Féliz, en su columna del diario "El Tribuno" de Salta.

En un último esfuerzo, imaginemos que pasaría si súbita y mágicamente los metales, los plásticos, los químicos y los papeles se esfumarán. ¿Qué harían los 15 millones de habitantes de Bs. As., si sus casas se derrumbaran, desaparecieran colectivos y camiones, se desvanecieran sus ropas de fibras sintéticas, sus libros?.
El desarrollo es un proceso complejo que reclama imaginación, sensatez, audacia y sabiduría para inducir en la industria los cambios necesarios para un manejo sustentable de la empresa y el ambiente. Si hay industrias de pasta de celulosa es porque la humanidad consume papel, filtros, pañales, etc. No se puede caer en la hipocresía de acorralar a la industria e importar papel de Finlandia.


Las plantas de papel y el ambiente

El procedimiento más difundido y moderno para la producción de papel es el denominado Kraft. En este proceso hay dos etapas fundamentales:

a) obtención de la pasta cruda (color marrón debido a la lignina) de celulosa, a partir de la cual se fabrican papeles resistentes (corrugado, de embalaje, etc.).

b) blanqueado de la pulpa para obtener papeles de impresión (Entre ellos el papel de diario). En ambas etapas se utilizan productos químicos que son potenciales contaminantes del ambiente.

En la etapa de fabricación de la pasta, los chips de madera se cocinan con hidróxido de sodio (NaOH) y sulfuro de sodio (Na2S). Esta etapa es generadora de sustancias volátiles ( forman vapores fácilmente) que contienen azufre [ sulfuro de hidrógeno (H2S) que produce el olor a huevos podridos, y mercaptanos (CH3SH y CH3SCH3)] y que pueden contaminar el aire (malos olores y lluvia ácida producida por el dióxido de azufre (SO2)]. En los modernos molinos Kraft esos vapores y líquidos son recogidos y quemados eliminando todo olor.

Los líquidos que se separan de la pasta contienen, además, importante cantidad de compuestos nitrogenados y fosforados (funcionan como los fertilizantes) que al ser arrojados a las aguas producen, en ellas, un descontrolado crecimiento de algas que acarrean una disminución del oxigeno disuelto en el agua (lo cual produce mortandad de peces, etc). Un fenómeno similar ocurre en algunos lugares de la pampa húmeda debido a los fertilizantes que se utilizan en los cultivos de la región.

Esos residuos se eliminan por tratamiento biológico que reduce su presencia a cantidades aceptables.

En la segunda etapa, durante el proceso de blanqueado, se destruye e elimina la lignina que es el componente que da color al papel. Este proceso se realiza en varias etapas. En las plantas viejas (las argentinas) la oxidación de la lignina (destrucción) se realiza con cloro gaseoso. Durante el proceso se producen átomos de cloro elemental activo que producen, con la materia orgánica presente en la pasta, una gran cantidad de compuestos clorados que son muy tóxicos (entre ellos las dioxinas).

En los procesos actuales este blanqueador ha sido sustituido por un gas que produce una cantidad mucho menor de cloro activo y por lo tanto una menor cantidad de organoclorados. Este método de blanqueado es considerado en USA como adecuado para disminuir la cantidad de tóxicos a niveles no peligrosos.

Si las empresas utilizan los procesos descriptos más arriba ( Y según la información brindada por la empresa Botnia sobre sus plantas en Finlandia, lo hacen) nada se puede reprochar al proyecto uruguayo. Sería muy bueno que nuestros gobiernos empezaran a exigir, a las empresas locales de la industria del papel, el cumplimiento de normas semejantes. Eventualmente, y siguiendo el ejemplo alemán, la conversión podría ser apoyada económicamente por el estado. Sería esta una aceptable política de promoción industrial.

Mario Féliz es profesor titular de Química Inorgánica e Investigador Principal de la CICBA y del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas(INIFTA) de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata.