Benedicto XVI presidió el Vía Crucis del Viernes Santo

Los oficios encabezados por el Papa recordaron el sufrimiento en la cruz y la muerte de Jesucristo. A los 79 años, es la primera celebración de este tipo que lideró el Santo Padre. Miles de files se acercaron para presenciar la ceremonia religiosa.

El Papa Benedicto XVI presidió los ritos del Viernes Santo en la Basílica de San Pedro, unas horas antes de participar en el legendario viacrucis del Coliseo de Roma.
"Oremos", dijo Benedicto en latín al comenzar la misa al final de la tarde. El pontífice, que cumplirá 79 años el domingo, rezó de rodillas en la basílica, a la que atendieron cardenales, otros clérigos y miles de fieles.

Los oficios del Viernes Santo recuerdan el sufrimiento en la cruz y la muerte de Jesucristo.

La homilía fue conducida por el clérigo personal del Papa, el sacerdote franciscano Raniero Cantalamessa.

Al caer la noche, miles de peregrinos y turistas se reunirían en el Coliseo de Roma, donde el Papa cargaría una cruz al comienzo y final de la procesión, recordando las últimas horas en la Tierra del hijo de Dios.

En la pasada Semana Santa, por primera vez en sus casi 27 años de papado el agonizante Juan Pablo II no participó en la tradicional procesión iluminada por antorchas. El Pontífice observó el ritual por televisión desde su residencia en El Vaticano, mientras las oraciones las dirigía el cardenal alemán Joseph Ratzinger, quien un mes después se convertiría en el nuevo Papa.

Semana mayor entre palestinos e israelíes
La Pascua Judía y el Jueves Santo se celebraron este jueves conjuntamente en Jerusalén por coincidir este año las dos fiestas en el calendario.

En el Jueves Santo se conmemoró precisamente la última cena de Cristo en la que instituyó la eucaristía durante la celebración de la primera noche de "Pesaj", la Pascua judía con la que los hebreos recuerdan la comida con pan ácimo y vino que tomaron sus antepasados, hace 2.500 años, antes de la huida de Egipto.

Ese pan ácimo (cocinado sin levadura por la inminencia del viaje) y el vino es el que utilizó Jesucristo para instituir la eucaristía.

Como en los últimos años, las fuerzas de seguridad israelíes se encuentran en estado de máxima alerta para evitar que se repita un atentado suicida como el que causó 29 muertos y 159 heridos en Natania durante la primera noche de Pascua (Seder) del año 2002.

Miles de policías, guarda fronteras y miembros de la guardia de civiles voluntarios controlan hoy los centros de las ciudades, las carreteras y los lugares de recreo y de turismo, adonde se espera que acudan cientos de miles de judíos que anoche celebraron la cena de Seder.

En el centro de la Ciudad Santa los peregrinos cristianos que se dirijan al Cenáculo para la ceremonia de la última cena coincidirán con los judíos que acudan al Muro de las Lamentaciones para rezar.

La policía israelí impidió el miércoles el acceso al Monte del Templo, donde está la Explanada de las Mezquitas, a un grupo de judíos ultra-ortodoxos que pretendían sacrificar allí un cordero.

La policía israelí indicó que ha recibido 78 notificaciones de posibles atentados, dieciséis de ellas específicas.

Los pasos entre Cisjordania y Gaza permanecen hoy cerrados y la policía de fronteras ha establecido un cordón de seguridad adicional en las zonas limítrofes, inclusive la periferia de Jerusalén.

Unos 500 palestinos cristianos han recibido, sin embargo, permisos especiales para transitar entre Cisjordania y Gaza durante estas fiestas de Semana Santa.

Las conmemoraciones cristianas empezaron esta mañana con la ceremonia de lavado de pies en el Santo Sepulcro celebrada por el patriarca latino de Jerusalén, monseñor Michel Sabah.

Esta tarde, los cristianos (se calcula que unos 15.000 han acudido a Jerusalén para estas fiestas) podrán participar en el servicio religioso con el que los franciscanos custodios de los Lugares sacros de Tierra Santa rememorarán la última cena de Cristo en el Cenáculo.