Homeopatía
Se basa en el principio de la Ley de la Semejanza y utiliza sustancias capaces de producir una acción semejante al proceso de dolencia actual. Fue creado y fundado en 1805 por el famoso médico alemán Samuel Hahnemann conocido por sus trabajos en farmacología, higiene, toxicología industrial y psiquiatría.
La finalidad de todo tratamiento homeopático es estimular, en un determinado sentido, las debilitantes fuerzas naturales del enfermo para que recupere la salud “por sí mismo”.
Existen facetas de nuestro carácter que nos duele admitir y que reprimimos, pero que operan desde la sombra dando lugar a diversos conflictos anímicos y psicosomáticos. La homeopatía desanuda esos problemas sin efectos secundarios.
Hay un grupo cada vez más amplio de enfermedades cuyo origen no es del todo psíquico ni físico y que, por ello, no acaban de ser competencia plena ni del médico ni del psicólogo. Sería el caso, por ejemplo, de las alergias, la alopecía, el asma, el colon irritable, las úlceras, la psoriasis y la osteoporosis.
La medicina admite el componente psíquico o emocional de esas dolencias pero como sus fármacos tratan el cuerpo, no la mente, están limitados de entrada. Y ahí es donde la homeopatía tiene más cosas por aportar.
Más que de enfermedades, la homeopatía habla de personas, es decir, individuos con una trayectoria vital propia que experimentan determinadas reacciones. El medicamento homeopático no busca suprimir esos síntomas, sino de alguna manera mostrárselos en un espejo al propio organismo para que éste descubra su raíz y la disuelva.
El malestar nos indica que algo no está funcionando bien en nuestros intercambios con el mundo. Queremos vivir sanos y felices pero la enfermedad y la desazón recuerdan la otra cara de la vida. Cuando nos identificamos con nuestras cualidades positivas relegamos a un saco oscuro (lo que Jung llamó la sombra) los aspectos de nuestra personalidad que no queremos aceptar; por que implican emociones negativas, desagradables o dolorosas.
Desde esa perspectiva, las enfermedades psicosomáticas se consideran como la manifestación en el plano físico de un conflicto anímico que no se quiere reconocer. Curarse implica superar esa dualidad y alcanzar la unidad, integrando todos los aspectos de la personalidad, por eso cuando mejor está una persona es cuando más se parece a sí misma.
El medicamento homeopático es un espejo que el terapeuta ofrece a la persona reavivándole su propia imagen. El remedio, que es casi inmaterial, fluye por el organismo sin alertar a las defensas, y ejerce un estímulo liberador y regulador tanto a nivel simbólico como real. Ayuda a reencontrar las tendencias naturales y restablecerlas, sin tomar como referencia ningún prototipo estándar, sino la propia individualidad.
Bajo la acción del medicamento homeopático se produce una movilización de contenidos inconscientes negados por la persona, cubiertos bajo una coraza protectora del yo. Aparecen sueños significativos y se recuperan vivencias infantiles, sensaciones y actitudes que sólo han sido aparentemente superadas por los mecanismos de defensa –proyecciones, negaciones o papeles en el seno de la familia.
La homeopatía interviene reconduciendo a la persona, a través del medicamento similar, a la unidad de su yo en relación armónica con su entorno.