Lo más gracioso e insólito del Mundial

De las tres tarjetas amarillas para el croata Josip Simunic hasta los cambios de capitanía, pasando por los gestos raros en litigios, el Mundial 2006 de fútbol recogió hechos insólitos, incluso en el juego mismo. A continuación, los hechos más desopilantes de una Copa del Mundo que está dando que hablar.

Se dice muchas veces que un arco cuelga de un hilo: el holandés Mark van Bommel lo sabe por propia experiencia en el gol de Portugal en octavos de final. Con su pantaloncito desgarrado, tuvo que salir para cambiárselo. Durante ese momento, él debía marcar a Maniche, que al final anotó el único gol.

Anotar con el pie y con la cabeza... y con la rodilla: es lo que hizo el ucraniano Rusol contra Arabia Saudí (4-0) en un córner. Y el brasileño Adriano con su muslo, tras un centro de Cafú ante Ghana (3-0) en octavos, luego de dos fueras de juego claros.
Evidencias en video, pero en la cámara lenta no todo el mundo está de acuerdo, como lo testimonia el penal acordado al italiano Grosso, que cayó tras una barrida de Neill en el área grande. No fue nada, ya que el australiano se tiro. Las imágenes son, por el contrario, indiscutibles para el dúo Poll-Simunic.

En el partido Croacia-Australia, el árbitro inglés Graham Poll le sacó una primera tarjeta amarilla al croata en el minuto 61, después una segunda en el 90. El jugador caminaba hacia el vestuario, pero al no ver la roja volvió. Se quedó en el campo de juego y recién en el minuto 93 el juez pitó el final (2- 2 y clasificación de los oceánicos) y Simunic lo fue a buscar. Graham Poll, sobrepasado, sacó una nueva tarjeta (la tercera) al croata y esta vez sí le sacó la roja. El croata recibió tres amarillas y una roja, todo un récord para una Copa del Mundo.

Un hecho insólito como los dreadlocks del trinitense Brent Sancho que sirvieron para que el inglés Peter Crouch se agarrara de ellos y saltara mejor para clavar de cabeza el 1-0 ante Trinidad y Tobago, que al final perdió 2-0.

David Beckham, quien contra Ecuador marcó el tanto de la victoria inglesa contra Ecuador en cuartos de final con un genial tiro libre, terminó vomitando en el campo de juego. Feo, aunque todas las mujeres lo vean a Becks como un metrosexual pulcro.

El mexicano Jared Borgetti se llevó "el premio" de máximo artillero, pero en contra de su arco, al meter un fuerte cabezazo contra su arquero Oswaldo Sánchez en la derrota contra Argentina en octavos de final, 2-1 en prolongación.

La FIFA tuvo compasión y después le dio el gol al argentino Hernán Crespo, pero todos saben bien que el que la embocó fue el jugador del Tri.

En Francia se turnan por suceder a Zinedine Zidane a la hora de ponerse el brazalete de capitán cuando sale de la cancha. David Trezeguet (sonriente lo agarró por primera vez, a los 91 minutos), Patrick Vieira, y Fabien Barthez tuvieron ese honor. La cinta de capitán también se paseó mucho entre los brazos de los angoleños, que utilizaron tres capitanes contra Portugal (Appiah, Figuereido y André) y México (los dos primeros y Jamba).

Arabia Saudí se ilustró de manera sorprendente: cuando Al Jaber entró en juego en el minuto 82 contra Túnez, Sulimani, el capitán, le cedió su cinta, pese a quedarse en el campo de juego.

¿Respeto a las 182 selecciones?

Sin embargo, Sulimani pareciera no apreciar el hecho de ceder el brazalete, ya que una vez se lo dio a Al Temyat, quien ni siquiera había sido titular. El tunecino Bouazizi, por su parte, es el único capitán que salió en todos los partidos (a los 55, 57 y 79 minutos). Son algunos de una Copa del Mundo con hechos insólitos.