Se cumplen 70 años del fusilamiento de García Lorca
Federico García Lorca fue fusilado el 19 de agosto de 1936, junto a un maestro y dos jóvenes anarquistas, en un campo granadino, bajo unos olivares, apenas un mes después de haberle puesto punto final a "La casa de Bernarda Alba", su máxima obra teatral.
El 13 de julio, tras haber leído en Madrid, ante un selecto grupo de amigos, su flamante manuscrito, tomó un tren hacia Granada y se refugió en la casa de verano de su familia, la Huerta de San Vicente.
Si escapaba de los tumultos de Madrid, su elección fue un desacierto: una semana después, los militares golpistas se adueñaron de Granada, convertida de allí en más en Comandancia Militar a las órdenes del general Queipo de Llano, quien implantó el terror como método oficial.
Cinco mil granadinos fueron fusilados entre 1936 y 1939, García Lorca no iba a ser la excepción. Pero de todas formas, se trató de ocultar la verdad: para el generalísimo Francisco Franco, la muerte del poeta fue "un fatal accidente".
Federico García Lorca no se sintió realmente amenazado hasta el 9 de agosto, cuando una patrulla irrumpió en la Huerta de San Vicente en busca de los hermanos del casero, Gabriel Perea Ruiz.
Insultado, golpeado, humillado, temió por su vida y pidió auxilio a Luis Rosales, un poeta amigo, que tenía parientes en el nuevo régimen.
El amigo le propuso llevarlo a la zona republicana, pero para eso había que cruzar las líneas enemigas y García Lorca no quiso arriesgarse; prefirió ampararse en la casa de los Rosales, en el número 1 de la calle Angulo.
Allí le llegó la noticia, el 16 de agosto, de la ejecución de su cuñado José Fernández-Montesinos, alcalde socialista de la ciudad; ese mismo día, por la tarde, una patrulla se presentó en la casa de los Rosales con una orden de detención en contra suya.
Un maestro de escuela, Dióscoro Galindo González, y dos jóvenes anarquistas -Joaquín Arcollas Cabezas y Francisco Galadí Melgar- fueron sus compañeros de celda durante un par de días en una dependencia del Gobierno Civil. Cuando sus familiares preguntaron por él, les dijeron que ya no estaba allí.
En la madrugada del 19 lo cargaron junto a los otros tres en un camión que se encaminó hacia Víznar, en las afueras de Granada, donde los fusilaron.
Según parece, a Lorca lo remataron de un pistoletazo en la nuca pues se resistía a morir. Los enterraron allí mismo, en una fosa común.
¿Por qué lo fusilaron? Unos dicen que fue por izquierdista: era partidario del Frente Popular y tenía una estrecha relación con Fernando de los Ríos, diputado socialista por Granada. Otros aseguran que lo mataron porque era homosexual. Y también hay quienes -como el historiador Miguel Francisco Caballero- abonan la hipótesis de un crimen familiar por intereses.
Estas dos últimas posibilidades se reafirmaron después de que Juan Luis Trescastro -uno de los ejecutores de Lorca y pariente de su padre- alardeara de haberle pegado dos tiros en las nalgas "por maricón".
De todos modos, Gonzalo de Aguilera, uno de los capitanes y jefe de prensa del Generalísimo, admitió en una entrevista periodística que las intenciones de Franco eran eliminar un tercio de la población masculina y "limpiar" el proletariado.
Tras la muerte de García Lorca, el barranco de Víznar fue el territorio sagrado de los demócratas granadinos. Hoy, la democracia urbanizó aquel espacio simbólico y construyó allí un parque en recuerdo de las víctimas de la Guerra Civil.
Federico García Lorca había nacido el 5 de junio de 1898 en Fuentevaqueros, un pequeño pueblo de la vega granadina. Murió fusilado en Víznar, a los 38 años.
"Yo nunca seré político. Yo soy revolucionario, porque no hay verdadero poeta que no sea revolucionario", se definió; y probablemente ésa fue la razón de la sinrazón de su muerte.