Dos muecas del destino

Cuando a la predestinación no le basta un escenario para demostrar su inexorabilidad, sin vacilar y con toda su impunidad a cuestas, utiliza dos. Por Norma Dumas

La casualidad es el nombre que usa la providencia cuando viaja de incógnito. El destino, que solo admite ser interceptado por sí mismo, ha resuelto utilizar dos escenarios porteños para ratificar sus poderes, su enigmática relación con la existencia y su soberanía de Dios implacable e ineludible.

Esta clave argumental fue la que usaron Patricia Suárez y María Rosa Pfeiffer cuando concibieron su obra "SURCH" (café en armenio ) y se introdujeron en el insondable rigor de cada sino.

En esa expectante lectura de la borra del café - parte del cotidiano ritual del pueblo armenio - puede llegarse a probar, que nada ni nadie puede desdibujar lo que el destino dibuja.

La obra , además del atractivo de su tema, cuenta con un ardid de elementos sugestivos e insinuantes, como un extraño corifeo de marionetas que susurran parte del mensaje y la ajustada entrega del elenco que integran entre otros Lucía Etcheverry, Mariano Kevorkian y Elizabeth Ekian.

El movimiento escénico, a cargo de Herminia Jensezian , reviste a ese extraño y ritualista Teatro Tadrón de la esquina de Niceto Vega y Armenia, un hálito casi intemporal y mágico, más allá de todo adocenamiento y del rutinario equilibrio ( o real desequilibrio ) de nuestra vieja y redundante actualidad.

La otra sinuosa y furtiva instigación trágica de destino, tiene lugar en nuestro imperecedero Teatro del Pueblo y se afilia a un título que , sinuosamente, oscila entre la alegoría y la tragedia: Petit Hotel Chernobil.

En ese reducto imposible, con la identidad empeñada y ninguna posibilidad de parecer lo que pretende, cinco mujeres se inventan un sustrato de vida que, a la larga, no tiene más destino que la muerte.

Indefectiblemente, a la única riqueza que pueden circunscribirse esas cinco mortales, es definitivamente a desertar de la existencia para preservar una dignidad que quedó rezagada en el camino.

Motivada y sensitiva la interpretación de Natalia Cappa, Luscila Eliascher, Clarisa Korovsky, Paula Fernández y Jorgelina Uslenghi.

La dirección de Paula Andrea López y Andrés Binetti, consigue sustentar el exacto clima que éste último proyectó para su obra.

En fin, no hay que ir más lejos, nuestra gesta tanguística ya lo dijo: "contra el destino nadie la talla....".