Comida cruda
Risotto de semillas de quinoa (un vegetal muy nutritivo que crece en el Norte argentino) con hongos portobello y rúcula puede ser un plato muy tentador para un amante de la cocina gourmet natural, al igual que una hamburguesa vegetal a base de mijo, con cebollas marinadas y hojas verdes.
La raw food o comida cruda nació en San Francisco en los 60 y acaba de aterrizar en Buenos Aires. Se trata de comida vegetariana, orgánica y sin cocción, donde los cereales se “brotan”, las verduras se deshidratan en hornos a 37 grados y las semillas se procesan.
En almacenes y dietéticas que ofrecen productos orgánicos, se multiplica el fenómeno de la “raw food” en cuyos procesos de cultivo no contemplan pesticidas ni químicos y para los cuales se utilizan técnicas que protegen al medio ambiente.
Entre otros ingredientes se utilizan frutas secas, sal marina, algas, granos y aceites de primera prensión en frío. De acuerdo al Movimiento Argentino para la Producción Orgánica el consumo de estos productos mueve casi 6 millones de pesos por año, cuatro veces más que en 2003.
“Estoy de mejor humor”, “Me enfermo menos y rindo más”, “Esta comida me da energía”, son algunas de las frases que se escuchan a menudo entre los seguidores de esta tendencia gastronómica en alza.