Alma metalera
Junto a la especial voz y a la forma de decir de Iorio (ex V8 y Hermética), se conjugan y acoplan con sapiencia, la batería de Bin Valencia, la guitarra del virtuoso "Tano", Claudio Marciello y el aporte del bajo de Beto Ceriotti.
"¿Qué mejor imagen para definir la esencia rural argentina, que un toro pampeano paseando su osamenta a pleno campo abierto?", explicó Iorio desde algún lugar de Cuyo. Tal es la tapa de "Toro y pampa", el séptimo disco de estudio y el undécimo del otrora trío y actual cuarteto metalero.
A esta altura, no asombra semejante identificación cruda de la banda con la ruralidad argentina: Almafuerte, hace ya 11 años, inventó un subgénero dentro del heavy metal, el auténtico Metal Pesado Argentino.
"Hacer nuevamente Obras, no nos engañemos, no significa que movamos multitudes, sólo un puñado de adolescentes que se identifican con la propuesta, acompañados por los más grandes, pero el que llena multitudes es Arjona...", mencionó irónicamente el ex Hermética.
Este nuevo álbum incluye 11 canciones que reafirman la retórica del grupo, siempre comandada por la palabra y mensaje sin pelos en la lengua del legendario Ricardo Iorio y con la inigualable y en constante crecimiento técnica del guitarrista Claudio Marciello, uno de los pocos que saben combinar con
formidable gusto el heavy metal de vieja escuela con el virtuosismo técnico, el tango y el folklore.
"Nosotros nos criamos con los Yupanqui, los Larralde (a quien admira mucho y todavía sueña con un show compartido a lo que el folclorista se niega), los Víctor Velázquez, Argentino Luna, por eso es los discos tienen ese sabor a campo, a folclore del bueno, no de los Nocheros", sentenció.
Bin Valencia y Beto Ceriotti, en batería y bajo respectivamente, se muestran ya totalmente afianzados en el grupo, aportando la cuota de solidez donde Iorio y Marciello se apoyan para levantar paredes y techo de la fortaleza musical de Almafuerte.
Ya desde el corte difusión, el veloz y ultrapesado "La máquina de picar carne", Almafuerte vuelve a explotar ese costado de humor explícito reacio a aparecer que de tanto en tanto aflora.
Para muestra aquí se puede encontrar "Debes saberlo", o "Unas estrofas más", con aires de rock/folk setentoso, y con brillantes versos como "sé que flaco es el ovillo, de mi íntimo carretel; me la pasé largando hilo al remontar, estrellas de caña y papel".