Oyarbide dijo que la situación de "Isabelita" está en manos de España
El juez federal Norberto Oyarbide dijo este miércoles que "ahora resta esperar" que Interpol concrete la detención de la ex presidenta María Estela Martínez de Perón en España, acusada de "asociación ilícita" en la causa que investiga delitos cometidos por la Triple A durante su mandato.
Oyarbide aseguró que, concretado ese paso, será la justicia española la que decida la situación procesal de la ex mandataria, que ya fue detenida y beneficiada con la libertad provisional el viernes último en España, pero en una causa paralela.
En esa causa el juez federal de San Rafael, Raúl Acosta, investiga a Isabel Perón por la desaparición en Mendoza de un menor de apellido Verón y del militante peronista Héctor Fagetti Gallego, antes del golpe de estado de 1976.
Oyarbide dijo que en este nuevo pedido de captura, "abierto con vías al pedido de extradición" de la tercer esposa de Juan Domingo Perón, "puede ser que intervenga (desde Argentina) tanto Acosta como otro juez".
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"Hay que esperar la resolución del juez español" Juan del Olmo reiteró Oyarbide, habida cuenta de que el magistrado hispano decidió en la otra causa otorgarle a "Isabelita" la libertad provisional debido a que supera los 75 años y su delicado estado de salud.
La solicitud de captura nacional e internacional contra Isabel Perón "se basa en el conocimiento que la señora pudo haber tenido sobre la existencia de la Asociación Anticomunista Argentina y su accionar delictivo".
El juez federal consignó, en diálogo con la prensa desde su casa del barrio porteño de Recoleta, que ese pedido surge de "su participación en las reuniones de Gabinete junto a varios de los detenidos en la misma causa", explicó Oyarbide. El juez enumeró entre los presentes al entonces subcomisario Rodolfo Almirón, ex jefe de la Triple A y titular de la custodia de Perón y José López Rega; y a Juan Ramón Morales, otro de los jefes operativos de esa organización paramilitar.
Oyarbide admitió que en algunas de esas reuniones se mostraban fotos de personas que luego eran asesinadas, como el caso del subcomisario de la Bonaerense Julio Troxler, quien "tenía ideas que no coincidían con las de quienes presidían la Triple A".