Nombres ridículos
... que los expongan al ridículo. Los papás de Hersony, Mayelis, Nohemar, Siliciano, Leomar, Mileidy o Maikel quedarían expuestos a pagar grandes multas.
La razón: las autoridades de Venezuela impulsarán la aprobación de un proyecto de ley que pretende frenar la desbocada creatividad de muchos padres a la hora de escoger y registrar el nombre de sus hijos.
Esta semana el Consejo Nacional Electoral (CNE) entregará a las autoridades municipales el borrador de la Ley de Registro Civil que, entre otras normas, plantea que 'no se permitirá que los padres o representantes les coloquen a los recién nacidos nombres que los expongan al ridículo, sean extravagantes o de difícil pronunciación en el idioma oficial, contengan variantes familiares y coloquiales, que generen confusión o dudas en la forma de escribirlos o en el sexo del infante'.
La ley prevé también la creación de una lista con al menos 100 nombres propios, tradicionalmente reconocidos, con el fin de ofrecer opciones en el momento de registrar un nacimiento.
Y es que la costumbre de muchos venezolanos de crear nombres exóticos para sus hijos ha puesto en aprietos a las autoridades electorales.
"En muchas ocasiones, el nombre y el número del documento de identidad, no son suficientes para determinar la identidad sexual de un elector", señala Sandra Oblitas, presidenta de la Comisión de Registro Civil y Electoral.
Algunos nombres han sido motivo de fuerte polémica. Meses antes de los comicios presidenciales del 2006, en los que fue reelegido el presidente Hugo Chávez por amplia mayoría, los adversarios del mandatario denunciaron. Alegaron que en la lista para votar se encontraba inscrito Superman.
Pero "Superman existe y es venezolano", declara Oblitas tras rechazar las denuncias.
La medida provocó diferentes reacciones entre el pueblo venezolano. Muchos padres se mostraron preocupados.
"Estoy de acuerdo con poner límites a la gente que no tiene sentido del ridículo, pero me parece mal que estén pensando en una lista tan corta. Nombres de santos católicos hay más de 365", dijo Alfredo Blanco, de 58 años.
Mariana González, una ama de casa de 27 años, expresó que "nadie debe meterse en eso. Mi hijo se llama Richard, a mí siempre me gustó ese nombre".
"¿Por qué alguien me va a venir ahora a decir que tenía que ponerle Juan, Pedro o el nombre indígena Guaicaipuro? Ante todo debe reinar el sentido común", añadió al expresar su temor de que la medida sea inflexible.