Nombres rarísimos
... los padres eligieron para sus hijos en los últimos años y obtuvieron la aprobación del Registro Provincial de las Personas. Menos suerte tuvieron aquellos padres que se inclinaron por nombres aún más extravagantes y que fueron rechazados por el organismo, ya que no cumplían con algunos de los requisitos establecidos por la Ley Nacional 18.248, que rige en la materia. ¿Algunos ejemplos?: el del padre que quiso homenajear a Los Simpsons llamando Bart a su hijo, pero tuvo que conformarse con Bartolomeo. Y el del que intentó bautizarlo Osama porque había nacido un 11 de setiembre, pero no lo dejaron.
Cuando en junio de 2003 el Registro Provincial de las Personas eliminó la lista que restringía las posibilidades de elección de nombres para los recién nacidos y convirtió a esa nómina apenas en orientativa, las únicas trabas que quedaron para esa elección fueron las impuestas por la ley nacional. Esas restricciones tienen que ver con algunos aspectos básicos: están prohibidos los nombres que no denoten sexo, (deben estar acompañados por uno que sí lo haga), los que sean ridículos, contrarios a nuestras costumbres y los que sean iguales a los de hermanos vivos.
Con todo, "son los delegados del Registro los que aplican la ley y a veces surgen problemas de interpretación", admiten en el organismo. En los casos en que un nombre no es admitido, los padres tienen un camino administrativo para pedir que se lo acepten, enviando una carta al director provincial del Registro explicando los motivos por los que para ellos es importante llamar así a su hijo o hija, pidiendo un certificado de la Academia Argentina de Letras en el que conste que el nombre efectivamente existe y presentando antecedentes de su uso, si los hubiera.
"En la mayoría de los casos y si no contradice la ley, la respuesta es favorable y el nombre se incorpora a la lista orientativa", dicen en el Registro.
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Allí admiten que la disposición que convirtió en orientativa la lista antes restrictiva tuvo un doble efecto. Hizo disminuir los reclamos administrativos de padres que no encontraban en la nómina los nombres que querían para sus hijos. E incorporó nombres nuevos que fueron sugeridos por los padres y que no iban en contra de lo dispuesto por la normativa vigente.
En el Registro enumeran algunos de esos nombres y las historias que provocaron su inclusión en la lista. Como la del matrimonio de General Alvear que esperaba un varón para llamarlo Marco. Pero como fue nena, se convirtió en Marcolina. El nombre no estaba en la lista, pero nada impidió que se lo incluyera.
Lo mismo sucedió con Mikaela (así, con K), Anna, con dos "enes", Gianela (una nena de Monte Grande que se convirtió en la primera de la Provincia con ese nombre) o Alazne, que es de Mar del Plata y cuyo flamante nombre también fue incluido en la lista orientativa.
Más especial fue el caso de los padres de María Cala que eligieron ese nombre para su hija y se lo quisieron impedir. Entonces el padre de la nena, que es de Dolores, preguntó "¿Y acaso Rosa no es un nombre?" Y el nombre terminó incorporándose a la lista.
Otra historia singular correspondió a la incorporación del nombre Giglio. En rigor, designa a una isla italiana donde había nacido el padre del chico y por eso quería que fuera el nombre de su hijo, lo que finalmente se aprobó.
Algo parecido les pasó a los padres de Ferrán, un nombre de origen vasco que finalmente fue aceptado e incorporado a la lista.
Avril (con "v" corta), Luana (antes era Loana) y Sabina son otros de los nombres que entraron en la lista.
Esto no quiere decir que no haya padres que, a pesar de las mayores libertades, se vayan a su casa con las manos vacías, o con la necesidad de elegir otro nombre.
Le sucedió al papá de un chico al que quiso ponerle Bart en honor al personaje de los Simpsons y se tuvo que conformar con Bartolomeo.
Lo mismo le pasó al papá que, como su hijo nació un 11 de setiembre, trató de ponerle el nombre Osama, sin conseguirlo.
Luz de Luna y Guevar son otros de los nombres que engrosan la lista de rechazados.
Fuentes de la Dirección Operativa del Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires indicaron ayer que la utilización de nombres extraños e incluso graciosos se convirtió una moda cada vez más frecuente en los registros civiles de Argentina, donde muchos son aceptados a pesar ser considerado insólitos.
Según afirmó Leonardo Miño, del Registro Civil porteño, muchas personas ponen a prueba su "creatividad" y eligen nombres tales como Melosa, Osita Generosa, Perfecto Trípode y Rea Pomposa para sus hijos, entre otros.
Miño admitió que "estos nombres existen" y subió la apuesta al afirmar que "hay algunos todavía más graciosos como Oyendo Auxilio y Argentina Agrícola", entre otros.