Cerebro de personas anoréxicas funciona manera diferente
Esto, de acuerdo con una investigación llevada a cabo por Walter Kaye, psiquiatra e investigador de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburg, en los Estados Unidos que publica saludyciencias.com.
El estudio de estas diferencias en la función cerebral podría conducir a una mejor comprensión de por qué algunas mujeres jóvenes, generalmente aprensivas, ansiosas y perfeccionistas en la infancia, corren mayor riesgo de desarrollar anorexia nervosa.
Las pruebas también demuestran que esos patrones de temperamento persisten incluso después de haberse recuperado de la enfermedad.
"Las imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) del cerebro nos brindan nuevas pistas referentes a por qué las personas con anorexia nervosa se niegan a sí mismos no sólo la comida, sino también otros placeres gratificantes", explica el doctor Kaye, director del programa de investigación de trastornos de la alimentación en el Western Institute de Psiquiatría y Clínica de la Universidad de Pittsburgh Medical Center (UPMC).
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Además, tenemos una mejor comprensión de por qué las personas con anorexia parecen estar siempre preocupadas, y mucho."
Kaye y sus colegas estudiaron a 13 mujeres que se habían recuperado de la anorexia, logrando mantener un peso normal y habiéndose restaurando ciclos menstruales regulares durante al menos un año. Y las compararon con 13 mujeres sanas, que nunca padecieron anorexia ni ningún tipo de desorden alimentario.
Los investigadores le pidieron a cada integrante de cada grupo que adivinara si un signo destellante en la pantalla de una computadora representaba un número mayor o menor que cinco. Las respuestas correctas fueron recompensadas con 2 dólares, mientras que las incorrectas restaban 1 dólar.
La actividad cerebral en la parte anterior de las regiones ventral striatum y caudada fueron monitoreadas durante el juego con imágenes del cerebro de tipo fMRI. Los ventral striatum anteriores se asociaron con respuestas emocionales instantáneas, mientras que la región caudada participaba en las acciones de planificación y obtención de resultados.
"Durante el juego, las regiones del cerebro se iluminaban de manera diferente en el caso de las mujeres que anteriormente habían sido anoréxicas, cosa que no sucedía con las mujeres que nunca tuvieron enfermedades de ese tipo. Mientras que la región del cerebro relacionada con las respuestas emocionales mostraron fuertes diferencias en los casos de ganancia o de pérdida en las mujeres sanas, aquellas que tenían un pasado anoréxico mostraron muy poca diferencia entre la sensación de ganar y perder", comenta Angela Wagner, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).
"Lo que pensamos es que, tal vez, para las anoréxicas tal vez sea difícil de apreciar inmediatamente la sensación de placer, cuando la misma no se siente muy diferente de una experiencia negativa".
Las regiones caudadas del cerebro de las mujeres ex anoréxicas, sin embargo, se mostraron más activas que las de las féminas sanas, especialmente entre las personas más ansiosas, lo que sugiere que las mujeres con una historia de la anorexia están más centradas en las consecuencias de sus opciones- putualizó Kaye-. Los anoréxicos tienden a preocuparse mucho por el futuro y por hacer las hacer las cosas bien.
Los resultados de adivinar el juego mostraron que cuando de mujeres saludables se trata, las respuestas a las ganancias y a las pérdidas estaban dadas por la idea de vivir el momento y de ir hacia la próxima tarea.
En el caso de las voluntarias con un pasado anoréxico, la tendencia más fuerte es encontrarle estrategias al juego que permitieran no perder nunca, y hay mucha preocupación ante la posibilidad de cometer errores.
No existe un único tratamiento aplicable a nivel general que logre revertir los síntomas de la anorexia nerviosa, el trastorno psiquiátrico con la mayor tasa de mortalidad actualmente.
De manera que la búsqueda de comprender los procesos cerebrales que se ponen en juego durante la enfermedad es fundamental, aseguran los investigadores, para intentar llegar a desarrollar fármacos y otros tratamientos nuevos para la anorexia nervosa.