Pidieron perpetua para los acusados de asesinar a la familia de Pepe Cantero
Un fiscal de juicio pidió que el nieto del conocido empresario del calzado "Pepe" Canteros sea condenado junto a otro hombre por el crimen de su abuela, su padre y la novia de éste, al considerar que montaron un "macabro plan, de película" para concretar una "masacre despiadada" por un fantasioso botín.
Por su parte, la defensa de unos de los acusados pidió la nulidad del debate al asegurar que el testigo clave del proceso mintió y hasta tuvo participación en el hecho, en tanto que la otra solicitó la absolución por inimputabilidad.
El fiscal de La Plata Carlos Gómez pidió la reclusión perpetua para Alex Canteros, nieto de "Pepe", y su amigo Gustavo Muñoz (35), al imputarlos del delito de "triple homicidio calificado por el vínculo y por haber sido cometido con alevosía".
"Prepararon con antelación el escenario con un macabro plan, casi de película, para matar a tres personas y apoderarse de una suma de dinero fantasiosa o no, pero ese fue el motivo que los llevó a cometer una masacre despiadada", afirmó Gómez en su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de La Plata.
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El fiscal de juicio consideró como agravantes la "codicia" y la necesidad de "ocultar la perpetración de otro delito" de los dos acusados.
A su turno, Rodolfo Ariza, abogado de Canteros pidió a los jueces Juan Carlos Bruni (h), Emir Caputo Tártara y Gloria Berzosa que anulen el debate al sostener todo el proceso se basó en los dichos del testigo Darío López, que "mintió" y, además, fue "partícipe o encubridor" del triple crimen.
López, un amigo de los dos imputados que declaró que, a cambio de 25 pesos, ofreció los elementos como para generar una coartada que no involucrara a los dos jóvenes en el triple crimen. Es que tras el homicidio, los imputados dijeron que ese día habían estado en el supermercado de un shopping de la localidad de Temperley y hasta presentaron boletos de colectivo que demostraban que esa hipótesis era posible.
Sin embargo, tal como ocurrió en la instrucción, López admitió ante el Tribunal que al shopping había concurrido él con su novia y que luego entregaron los boletos a Muñoz y Canteros.
Por su parte, Marta Moreno, defensora de Muñoz sostuvo la inimputabilidad del acusado en base a una presunta comunicación telefónica que mantuvo con una médica -la cual no está incorporada a la causa-, en la que la profesional le habría dicho que el hombre tiene un estado de psicosis.
Tras los alegatos de las partes, el tribunal pasó a un cuarto intermedio hasta las 18 del lunes próximo cuando dará a conocer su veredicto.
El hecho ventilado en el debate ocurrió el 11 de enero de 2004, en una quinta situada en la calle 20 de junio 192, de la localidad bonaerense de San Vicente, cuando Jorge Canteros, su pareja Giselle Minod y su madre, Norma de Canteros, miraban televisión. Según el auto de elevación a juicio oral, los tres recibieron disparos a quemarropa desde la puerta de ingreso a la dependencia que conecta al parque de la vivienda.
De acuerdo con los peritajes realizados, el primer blanco fue Canteros, el segundo la madre de éste y el tercero Minod. Para el fiscal que realizó la instrucción, Marcelo Martini, los asesinos se aseguraron el resultado "mediante sendos disparos a corta distancia", efectuados a "las cabezas de las mujeres".
Los estudios revelaron también que no había signos de defensa en las víctimas, por lo que prácticamente fueron "sorprendidas y fusiladas".
El perito médico que realizó las autopsia detalló que las víctimas presentaban un disparo en la nuca cada una efectuado a "menos de 50 centímetros".
Desde un principio, los investigadores determinaron que quienes habían concretado el triple crimen debían ser conocidos de sus víctimas, ya que no se encontraron los accesos a la vivienda forzados ni tampoco reaccionaron los perros que se encontraban en el parque de la casa.
Es más, esos perros -cuatro doberman y un ovejero alemán- fueron encontrados encerrados en una habitación, algo que no era habitual, según contaron los vecinos.
La investigación fiscal determinó que Canteros y Muñoz cometieron los ataques con el fin de apoderarse de 10 millones de dólares que, según una leyenda familiar, el abuelo del primero, el fabricante de zapatos "Pepe" Cantero, había enterrado en la quinta años antes de morir.