Boy George, el ídolo perdido en su propio ego

La noche venía bien, a puro baile y remembranzas, pero el cantante inglés sólo estuvo una hora en el escenario y no salió a saludar. Ni bises, ni Juego de las Lágrimas. El video mató a la estrella de la radio, y el egocentrismo mató al ídolo pop. ¿Realmente querías lastimar a tus fans? Por Claudia Seta

Boy George había venido a la Argentina a cantar todos sus hits, los de Culture Club y los de su carrera solista, pero la noche en que parecía terminar con una ovación para el ícono pop gay, terminó con un final ensombrecido por su propio ego.

El inglés abrió su show con un clásico de clásicos “Karma Chameleon”, donde la gente coreó y bailó la canción. Vestido de negro (pantalón, saco y remera brillosa) con sombrero haciendo juego, y zapatillas... desubicadas, el ex chico rebelde de los 80 comenzó su repertorio en el Luna Park ante un público colmado de seguidores gays. Boy es un icono dentro de la comunidad homosexual y en cada lugar donde se presenta, es recibido por centenares de hombres y mujeres que no ocultan su elección de vida.

No era la primera visita del ex Culture Club, era la tercera vez que pisaba Buenos Aires, pero no cumplió con las expectativas. Su show fue livianito, casi como cumplir un trámite para luego volver a casa.

Los momentos más aplaudidos fueron cuando cantó los temas de la banda que lo viera nacer y llegar a la cima. Así, se sucedieron “Church Of The Poison Mind” (el dardo para “La iglesia de mente venenosa”), “Everything I Own”, “It's a miracle” (Es un milagro), “Move away" (donde su corista, Elizabeth Hay, se lució increíblemente como en toda la corta noche), “Do you really want to hurt me” (Realmente quieres lastimarme).

También interpretó “Victims”, “Vote 4 love”, “Yes we can”, “That’s the way” y “Bow down”, su himno al Hare Krishna. El espectáculo parecía aprobado, con una voz que no es la mejor pero aún entona.

Sin embargo, Boy se guardó la perlita del final. Después de “Get it on”, se fue casi sin saludar, sin hacer los bises programados (debía cantar “Miss me blind” y Karma Charmeleon”, nuevamente) y ni pensaba en cantar “The Crying game” (“El juego de las lágrimas”, que no estaba en la lista de temas) a pesar de los aplausos y gritos de la gente que pedía más.

Fue una opaca despedida para un público que esperaba mucho más de su artista. ¿El ocaso de Boy? ¿La decadencia de uno de los íconos gay más importantes de los 80? Parece que la respuesta es una sola, George se quedó tildado en aquella década dorada que lo llenó de millones, premios y fama. Las drogas lo hundieron después, y no supo sobrevivir a la presión de ser un ídolo para muchos.

Hoy, dice estar recuperado, pero evidentemente no perdió el divismo que frena una carrera que podría haber sido muy exitosa hasta la actualidad. Pero el video mató a la estrella de la radio, y el ego mató al ídolo pop... y nada más queda...