Nobel de Química 2008 para descubridores de la proteína fluorescente

Osamu Shimomura, japonés nacionalizado estadounidense, y los norteamericanos Martin Chalfie y Roger Y. Tsien fueron galardonados por "el descubrimiento y desarrollo de la proteína fluorescente verde", informó la Real Academia Sueca de Ciencias en Estocolmo. Los tres investigadores comparten en partes iguales el premio de diez millones de coronas (1,40 millones de dólares/1,03 millones de euros). Ver galería de fotos.

Osamu Shimomura, del Laboratorio de Biología Marina (Massachusetts); Martin Chalfie, de la Universidad de Columbia (Nueva York); y Roger Y. Tsien, de la Universidad de California (San Diego) han sido galardonados con el Premio Nobel de Química por "el descubrimiento y desarrollo" de la proteína verde fluorescente (GFP, por sus siglas en inglés), una de las principales herramientas de trabajo de la biociencia moderna.

La proteína GFP se observó por primera vez en la década de los 60 en la medusa 'Aequorea victoria', en la costa oeste de Norteamérica. Osamu Shimomura, nacido en 1928, fue el primero en aislarla y en descubrir que, bajo la luz ultravioleta, la proteína brillaba de color verde fluorescente.

"El descubrimiento de esta proteína fue un logro biológico digno de destacar, como han hecho ahora", señala a elmundo.es Ricardo Martínez, investigador en el campo de la Neurobiología del Instituto Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

El trabajo realizado por el estadounidense de 61 años Martin Chalfie, demostró su utilidad a la hora de 'iluminar' distintos fenómenos biológicos. Uno de sus primeros experimentos consistió en colorear seis células, hasta ese momento transparente, del 'Caenorhabditis elegans', uno de los gusanos más estudiados en los laboratorios científicos.

El más joven de los tres galardonados, Roger Y. Tsien, de 56 años, también dedicó gran parte de su trayectoria profesional a esta proteína. Gracias a él, el marcador puede iluminar las células y las proteínas con distintos colores, no sólo el verde fosforescente.

Los tres galardonados compartirán a partes iguales las 10 millones de coronas suecas (alrededor de un millón de euros).

Por tanto, además de premiar el descubrimiento, en esta ocasión el Instituto Karolinska ha reconocido los trabajos posteriormente realizados con la ayuda de la GFP. En la actualidad, es bastante corriente que los expertos inyecten el gen que produce esta proteína para visualizar células. Gracias a ello, se han podido observar procesos hasta ahora invisibles, como el desarrollo de las células nerviosas o el movimiento de las células cancerosas.

Los investigadores suelen utilizar esta proteína como apoyo de sus estudios. Se trata de una herramienta de trabajo, no de una terapia, con la que pueden valorar la eficacia de la inserción de otros genes, cómo actúa un tratamiento a nivel biológico o cómo los vasos sanguíneos dan soporte a ciertos tumores.

"El empleo de esta proteína resuelve muchos problemas de identificación. Dentro de la neurobiología, en el estudio del cáncer y en la biología en general es muy útil ya que permite visualizar el procedimiento biológico de incorporación de genes. Un ejemplo de su uso es en el estudio de la angiogénesis. Hay ratones transgénicos que tienen el endotelio de sus vasos marcados con esta proteína", y gracias a que sus venas y arterias presentan un tono fluorescente se puede evaluar algunos procesos tumorales.

El daño neuronal que sufren los pacientes con Alzheimer o la creación de células productoras de insulina son algunos de los campos destacados por la Fundación Nobel y en los que la fluorescencia ha resultado esencial.

"En un experimento espectacular, los investigadores fueron capaces de marcar distintas células nerviosas en el cerebro de un ratón con un caleidoscopio de colores", apunta la citada organización en un comunicado.