Tras 27 años, un perro murió de rabia en Capital

Desde 1981 que no se registraba esta enfermedad en animales. Era un can macho mestizo que había sido traído de Bolivia. Desde el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur dicen que es un hecho aislado y “no hay que crear alarma”.

Un perro al que sus dueños trajeron de Bolivia murió a la madrugada de rabia en la ciudad de Buenos Aires, donde desde 1976 no hay casos de rabia en humanos y desde 1981 tampoco en canes, informó el Instituto de Zoonosis Luis Pasteur.

El animal, que se llamaba Chicho y fue capturado en la calle Lavalle al 3.600, en el barrio porteño de Abasto, presentaba en los últimos días una conducta agresiva que alarmó a sus dueños, dijo a la prensa Oscar Lencinas, titular del Instituto, donde el animal murió por rabia "tipo uno" (canina).

Según describieron, se trata de un ejemplar macho mestizo, de tamaño mediano y color marrón claro, que presentó "los primeros síntomas el día 10" de noviembre, por lo que desde 10 días antes -a principios de mes- ya pudo contagiar la rabia, que se transmite por mordedura y también por el lamido si hay lesiones cutáneas, advirtió.

Lencinas recomendó a las personas que tengan mascotas que puedan haber estado en contacto con Chicho que las lleven al Pasteur, ubicado en la calle Díaz Vélez 4.821 -en el barrio de Caballito- para verificar si fueron contagiadas.

El profesional afirmó que no hay que "crear alarma" sino consultar "por cualquier duda en la zona del Abasto" y no en el resto de la Capital, pues no era un perro vagabundo.

"Estamos preparados, tenemos insumos, medios de diagnóstico y vacunas" para atender casos puntuales y si hay un foco "también estamos capacitados y contamos con todos los medios" para hacerle frente, aseguró.

Esa es la responsabilidad del organismo a su cargo, dijo, y remarcó que "la responsabilidad de los vecinos es vacunar a perros y gatos a partir de los 3 meses", repetir la dosis "una vez al año, castrarlos -para evitar el aumento de la población animal- y, principalmente, no abandonarlos ni dejarlos solos durante las vacaciones".

También recomendó no tocar a los murciélagos muertos pues pueden transmitir la rabia: la actitud adecuada es utilizar algún elemento para colocarlos en un frasco y llevarlos al Pasteur para su estudio.

Lencinas estimó que "Chicho" probablemente contrajo "en Jujuy o en Bolivia" la rabia, una enfermedad que preocupa en el norte y de la que "desde agosto de 1981 no registraban en la Capital casos en canes, aunque hubo este año un caso en un gato", precisó.

"Cuando la rabia presenta sintomatología es mortal al 100%" puntualizó y aconsejó que ante cualquier duda por contactos con el perro "entre el 31 de octubre y el 14 de noviembre" -cuando murió- los vecinos del Abasto se dirijan al Instituto, cuyos teléfonos de guardia son 4982-8421/4504/6666.

El funcionario consideró que, si viviera, el físico, químico y biólogo francés Luis Pasteur (1822-1895), quien descubrió la rabia en 1885, "estaría muy triste" ante una muerte por esta causa, ya que la vacuna para prevenirla es muy accesible.

La rabia es causada por un virus que puede atacar a casi todos los mamíferos y que a los seres humanos la transmiten fundamentalmente los perros (90%) y los gatos (5%), en tanto en las zonas rurales el principal transmisor es el murciélago.

El virus irrita los sistemas nerviosos centrales y esto se manifiesta en un comportamiento extraño: animales mansos que se vuelven agresivos (la forma "furiosa" de la enfermedad) y otros de temperamento fuerte que aparecen muy quietos o tristes ("muda" o "paralítica").

En los casos severos o no tratados, a la irritación inicial del sistema nervioso pueden seguir la parálisis y la muerte, dicen los especialistas y señalan poner especial atención en lesiones por mordeduras en el rostro, la cabeza, el cuello y las manos.