Cierra el bar El Taller, ícono de la vieja plaza Serrano de Palermo

UN LUGAR DE ENCUENTROS DICE ADIOS

El mítico bar El Taller cierra sus puertas después de 25 años. El lugar de encuentro entre amigos, de debates musicales y literarios baja las persianas por propia decisión de su dueño, el pintor Eugenio Ramírez que se dedicará por entero a su oficio.

Las pinturas costumbristas de Ramírez son las que ilustran las paredes del bar, que muestran distintos momentos de Buenos Aires: una avenida repleta de taxis y un barco inglés que pareciera estar llegando a puerto, son algunas de ellas.

El Taller había abierto sus puertas en 1985 y las cerrará este domingo 28 de agosto de 2010, marcando un momento histórico en Palermo Viejo. Un lugar lleno de recovecos y paredes que mezclan el cemento con los vidrios. Por allí, pasaron habitués como Charly García, Hilda Lizarazu, Juan Acosta, Diego Capusotto (que hacía sus monólogos y pasaba la gorra), Fabio Alberti, Valeria Bertuccelli y decenas de grupos de rock y jazz.

Como anécdota, vale recordar que el bar dio origen a la Sociedad de Fomento de Palermo Viejo. Un sitio que se destacó por las noches de jazz, el domingo se vivirá la última. Tampoco hay que dejar de lado la sala de teatro que supo tener actividad diaria.

Cuando se abrió sólo estaba alrededor de la plaza la heladería “Il Giardino” que luego sería el bar “Crónico”. También la cantina “La Placita”, que cerró hace unos cinco años.

Violeta, la hija de Eugenio, definió esa cueva de sentimientos: “Es pura nostalgia, pero creo que todo cumple un ciclo y mi papá así lo cree, es momento para dedicarse a la pintura, otras cosas; es mucho sacrificio llevar adelante un bar que está abierto casi 22 horas seguidas”.