Avanza el proyecto para construir una avenida 9 de julio subterránea
El gobierno nacional dio un fuerte impulso al faraónico y sorprendente proyecto que impulsa construir una avenida 9 de julio subterránea, con el objetivo de encontrar una salida a la encrucijada de tránsito que padece la Ciudad de Buenos Aires.
El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, consideró "fundamental" esa iniciativa, que se baraja en el ámbito porteño y despierta interrogantes entre los especialistas.
El funcionario consideró que "es un proyecto fundamental para Buenos Aires, junto a la autopista ribereña", porque permitirá la habilitación de nuevos espacios verdes, además de la reducción en el congestionamiento del tránsito en el centro de la ciudad.
Desde hace más de veinte años existe el proyecto de construir una autopista ribereña para unir las autopistas Buenos Aires-La Plata y la Arturo Illia, para agilizar el tránsito y comunicar distintos puntos neurálgicos sin entrar a la Ciudad, a la vera de Puerto Madero.
De Vido dijo que esta iniciativa, y el proyecto de 9 de julio subterránea, permitirán una solución a "los dos puntos viales más importantes de la ciudad".
Según los borradores del proyecto para la 9 de julio, el proyecto comenzaría desde la calle Arroyo y concluiría en Carlos Calvo, sin entradas ni salidas, para unir el tránsito de las autopistas Illia con la 25 de Mayo y La Plata-Buenos Aires.
La idea es construir un autopista subterránea que tendría casi 3 kilómetros de largo y una profundidad máxima de 47 metros. Se construirían dos túneles, cada uno tendría dos pisos y con dos carriles por nivel, es decir, un total de 4 carriles de ida y otros tantos de vuelta.
De Vido los consideró como "los proyectos más importantes de la ciudad" y sostuvo que su implementación permitiría "potenciar los espacios arbolados" en el centro de Buenos Aires.
El propio presidente Néstor Kirchner había manifestado en mayo pasado, cuando viajó a Viena para la Cumbre de la Unión Europea, América latina y el Caribe, que "lo que le falta a Buenos Aires es hacer la 9 de Julio subterránea".
Desde Vialidad Nacional se estima que este tipo de obra, que técnicamente se denomina autopista en trinchera, mejoraría la transitabilidad de la zona en un 50 por ciento.
El principal interrogante sobre este proyecto es que del total del tráfico que atraviesa la 9 de Julio, "sólo entre el 15 o el 20 por ciento lo hace de punta a punta", como está diseñado en el proyecto de autopista bajo tierra.
Para una obra de semejante magnitud, la Ciudad necesitaría financiación de la Nación y además la autopista subterránea implicaría cambios en el tránsito, área que aún sigue dependiendo de la secretaría de Transporte de la Nación.