Caso Peralta: un acusado señaló como asesinos a tres de los detenidos

Lo dijo Marcelo Cejas al declarar en la primera audiencia del juicio que se sigue en La Plata. "Rotella, Pereyra y Garzón fueron los que llevaron al pibe a la tosquera (en Ezpeleta) y lo mataron porque decían que el padre no quería poner la plata", declaró en la primera jornada del proceso.

Por Canal26

Lunes 12 de Noviembre de 2007 - 00:00

Uno de los imputados del secuestro y crimen de Diego Peralta acusó esta tarde a tres de los detenidos de este caso de "haber asesinado al pibe porque el padre no quería poner la plata".

"(Julio César) Rotella, (David Esteban) Pereyra y (Carlos Ramón) Garzón fueron los que llevaron al pibe a la tosquera (en Ezpeleta) y lo mataron porque decían que el padre no quería poner la plata", declaró ante el tribunal Marcelo Cejas, en la primera audiencia del juicio que se sigue en La Plata.

En tanto, Cejas en su confesión dijo que los secuestradores y asesinos de Diego Peralta, tras acuchillar, degollar y arrojar el cuerpo del adolescente a la tosquera, fumaron cigarrillos de marihuana.

La madrugada del 8 de julio de 2002, tres días después de haber sido secuestrado, sus captores llevaron al adolescente en un Renault 18 a la vera de una tosquera. Previamente, los integrantes de la banda discutieron si mataban o no al estudiante secundario, en parte enojados porque no obtenían el dinero solicitado y con la sospecha que podía haberlos visto a través de la venda que cubría sus ojos.

Según la confesión de Cejas, Julio César Rotela dijo "no tira nada matarlo al pibito". "Tengo una hija, yo no voy a participar", dijo Rosa Gisella Pistillo, planteo que compartió Cejas.

"Vos sos un gil, está en juego el compañerismo", le espetó David Esteban Pereyra, alias "Chaca" a Cejas, quien dijo que se "abría", que "no quería dinero ni nada" pero no participaría.

De acuerdo al expediente, Rotela tomó un cuchillo y junto a "Chaca" fueron a buscar a Peralta, a quien llevaron en un auto Renault 18 que conducía Carlos Garzón, alias "Pipi", quien luego fue detenido en Paraguay.

Peralta, sin vendas en los ojos, descendió del auto y comenzó a caminar "como borracho", debido a los tranquilizantes que le habían procurado, lo que motivó que Rotela lo tomara del hombro para ayudarlo. Rotela, "Pipi", "Chaca" y Enrique "Baty" Báez llevaron a Peralta hasta la tosquera, donde le quitaron el crucifijo que tenía en el cuello, le aplicaron tres cuchillazos en la espalda, lo degollaron y lo arrojaron a las aguas.

Poco después, los cuatro hombres regresaron a la casa donde aguardaban Cejas y Rosita. "Estaban manchados de sangre, César (Rotela) tenía la cara salpicada de sangre, el ’Chaca’ no sé", relató Cejas en su confesión.

Los cuatro se quitaron las ropas, las quemaron en los fondos de la casa y se pusieron a fumar porros. Cejas no aceptó, porque no era su costumbre fumar marihuana, consta en la requisitoria.

"No hubo comentarios, ni preguntas", recordó en su confesión Marcelo Cejas, quien hoy compareció ante el Tribunal cubierto con un chaleco antibalas y separado del resto de los imputados

En tanto, según consta en la requisitoria fiscal leída en la primera audiencia del juicio que el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, el adolescente que fue secuestrado les dijo a sus captores, minutos después de ser raptado, que su padre no tenía dinero.

-"¿Vos sos Diego Peralta?", preguntó David Esteban Pereyra, uno de los captores conocido como "Chaca", al adolescente, que acababa de ser introducido por la fuerza en un auto Fiat 147, rumbo a una vivienda de Los Plátanos, donde permaneció cautivo tres días antes de que lo mataran.

"-Sí", respondió Peralta, quien viajaba en el asiento trasero del rodado, cubierto con una frazada para que no pudiera ver el camino que seguían los secuestradores.

"_¿Tu papá tiene un almacén?, continuó interrogando el "Chaca", según la confesión de Marcelo Cejas, otro de los imputados.

-"Sí", reconoció el adolescente, secuestrado poco antes cuando se dirigía en remís hasta el colegio privado El Jagüel, donde cursaba el último año del secundario.

"-¿Y tiene plata, no?, insistió el captor, a lo que el adolescente respondió de inmediato: "No". Este dato fue desoído por los captores, que cometieron el delito en base a un dato falso: que Luis Peralta, padre del adolescente y dueño de un supermercado, tenía una caja fuerte con 200 mil dólares en su casa.

El adolescente permaneció tres días cautivo en una casa de Los Plátanos, custodiado siempre por dos captores, quienes lo medicaban con tranquilizantes "para inducirle el sueño, reducir su sufrimiento y hacer más corto el cautiverio".

La primera pastilla se la dieron la primera noche de cautiverio, la segunda a la tarde del segundo día y la tercera a "la pidió el chico", según consta en la requisitoria fiscal. Durante el tiempo que estuvo secuestrado, Diego Peralta comió mandarinas y lácteos; al segundo día fiambre y el tercer día, ravioles.