Círculo vicioso del cerebro: cuáles son los alimentos que incrementan el apetito

Investigadores de la Universidad Memorial de Terranova descubrieron que ciertos alimentos producen una inflamación en el hipotálamo que incrementa el apetito.

Por Canal26

Miércoles 19 de Julio de 2023 - 18:45

Círculo vicioso del cerebro. Foto: Unsplash Círculo vicioso del cerebro. Foto: Unsplash

La obesidad es un problema que afecta a miles de personas en la actualidad. Las dietas y el cuidado en lo que respecta a la alimentación es fundamental a la hora de llevar un estilo de vida saludable. En este contexto, investigadores de la Universidad Memorial de Terranova, descubrieron que hay alimentos que activan en el cerebro un círculo vicioso que lleva a las personas a comer aún más.

Según hallaron quienes llevaron a cabo el estudio, existe una relación entre la inflamación del hipotálamo, una parte del cerebro que regula el balance de energía y la sensación de hambre, y el consumo de dietas altas en grasas. “Las dietas con mucha grasa pueden dar lugar a un círculo vicioso difícil de detener”, publicaron.

Grasas saludables. Foto: Unsplash Grasas saludables. Foto: Unsplash

Cabe destacar que no todas las grasas son malas para la salud. Están las grasas saludables, como las incluidas en la palta, los frutos secos o el aceite de oliva, que tienen beneficios sobre nuestro organismo, siempre que se consuman en las cantidades adecuadas. Por otro lado, se encuentran los alimentos ultraprocesados, los cuales contienen altos niveles de grasas industriales altamente nocivas para el ser humano.

Obesidad. Foto: Pixabay

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El efecto paradójico del cerebro

“Esos alimentos producen una inflamación del hipotálamo que incrementa el apetito hasta niveles que nos hacen comer más de lo que necesitamos y que ganemos peso”, explicaron los autores del trabajo. Además, descubrieron un efecto paradójico: “La inflamación de esa región del cerebro también se asocia con enfermedades como la anorexia y otras que producen pérdida de peso”.

El equipo demostró que las dietas ricas en grasa hacen que la prostaglandina E2 (PGE2), una molécula que regula procesos del sistema inmune como la fiebre, active en el hipotálamo la hormona MHC, que hace que las personas sientan apetito. Esto podría explicar por qué la inflamación cerebral genera en ocasiones el aumento de peso y en otras la pérdida excesiva.

Alimentación y aumento de peso. Foto: Unsplash Alimentación y aumento de peso. Foto: Unsplash

Si se encuentra en una concentración elevada y produce una inflamación intensa, la PGE2 quita el apetito, pero si la concentración es menor, lo incrementa.

Obesidad. Foto: Pixabay

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Inflamación y apetito desordenado

Para llegar a esta conclusión, se utilizaron modelos animales para encontrar el modo en el que se regula la relación entre la inflamación y un apetito desordenado. Descubrieron que modificando genéticamente a los ratones se eliminaban los receptores de esta prostaglandina en las neuronas MHC, y los animales quedaban protegidos frente a la obesidad o el hígado graso que provocaba la inflamación del hipotálamo vinculada por una dieta con mucha grasa.

"No es fácil predecir el resultado de una inflamación, porque la intensidad baja o alta es relativa, puede ser aguda o crónica e involucrar a muchos órganos, células y moléculas diferentes”, comentó Michiru Hirasawa, quien lidera el equipo.

Para la investigadora, aunque produzcan dolencias distintas, “reducir la inflamación puede aliviar ambos síntomas”. Por este motivo, cualquier estrategia que logre ese efecto puede ser útil. “Por ejemplo, la dieta mediterránea es antiinflamatoria y se sabe que ayuda a reducir peso en personas que tienen sobrepeso u obesidad”, recomendó.

obesidad. Foto: Unsplash Obesidad. Foto: Unsplash

“También es esencial ser selectivos con la forma y el momento en que se utilizan tratamientos antiinflamatorios, ya que la inflamación también es necesaria para nuestro funcionamiento diario, por ejemplo, curando heridas o combatiendo infecciones”, agregó.

La obesidad incrementa a pasos descomunales, es por eso que los recientes hallazgos son importantes porque “pueden llevar algún día a tratamientos para la obesidad”. 

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