En la Unidad Neuropsiquiátrica de Melchor Romero, había 16 detenidos sin merecerlo

La denuncia la realizó el ombudsman de la provincia de Buenos Aires. Dicen que estaban presos porque nadie los quiere. “Si a los detenidos comunes nadie los recibe cuando salen libres, imagínese a los que además vienen de un penal neuropsiquiátrico”, dijo una fuente judicial.

La Unidad Neuropsiquiátrica 10 del Servicio Penitenciario Bonaerense, ubicada en Melchor Romero, mantuvo a 16 personas entre rejas sin que hubiera una disposición penal al respecto. El defensor platense Omar Ozafrain presentó un hábeas corpus y la Cámara ordenó la inmediata libertad. En dos casos se abrió una causa penal por privación ilegal de la libertad.

La solicitud fue realizada ante la Cámara de Apelaciones platense en favor de 18 presos, internados en la Unidad 10, uno de los dos neuropsiquiátricos penales de Melchor Romero.

La Cámara de Apelaciones platense ordenó la libertad inmediata o la derivación al tribunal de familia en 16 de los 18 casos. Y en dos casos, inició una causa penal por privación ilegal de la libertad.

Se presentó entonces el hábeas corpus en el que Ozafrain mencionaba dos tipos de casos: los que seguían presos invocando decisiones del poder administrador, y aquellos en los que pese a estar a disposición de tribunales de familia, éstos no tomaban decisión alguna y los ciudadanos libres seguían siendo ciudadanos presos en el olvido.

La gravedad de la situación llevó a Ozafrain a distribuir durante una reunión de todas las defensorías de la provincia un listado de los presos que no debían serlo. Los había de las más diversas jurisdicciones.

Una buena cantidad de los que deberían estar libres o internados pero jamás presos lo siguen estando por una razón bastante simple y poco exteriorizada por las autoridades: son presos que es lo mismo que sostener que nadie los quiere. “Si a los presos nadie los recibe cuando salen libres, imagínese a los que además vienen de un penal neuropsiquiátrico”, según dijo una fuente judicial.

Las sospechas de Ozafrain dejan suponer que los de la U10 son apenas la punta del ovillo.