A los 33 años, y con dos hijos, dejó atrás las pasarelas y apuesta por la actuación. Norma Aleandro la eligió para ser una de las protagonistas de la pieza teatral "Cinco mujeres con el mismo vestido". Flor no reniega de su pasado y afirma convencida: "Muchos me ven como la modelo que quiere ser actriz. Quizá nunca me vean de otra manera".
Por Canal26
Martes 21 de Febrero de 2006 - 00:00
Nació el 29 de octubre de 1972 y se crió en Palermo Viejo. Es la hija menor de cuatro hermanos. Hace diez años que está en pareja con Nicolás Repetto, a quien conoció en uno de sus programas. Con él tiene dos hijos: Renata, de 7 años, y Francisco, de 5. Se inició en el modelaje muy joven, trabajó en televisión y en cine. Su última película es La antena, de Esteban Sapir. Formó parte del ciclo Teatro x la Identidad, en España. Hizo un desnudo completo en la obra La señorita de Tacna. En la actualidad interpreta a una lesbiana en la pieza de Alan Ball (Belleza americana, Six Feet Under) que dirige Norma Aleandro: Cinco mujeres con el mismo vestido.
Podría decirse que la actuación llegó tarde a su vida, pero no sería cierto, porque siempre estuvo presente, desde que era pequeña y jugaba en las calles de Palermo Viejo, el barrio que la vio crecer. "Fue una especie de negación y temor", asegura. Y como si se tratara de una sesión de terapia, Florencia mira hacia atrás y recuerda el momento en que su mamá, Nilda Marinovich de Raggi, dejó de ser ama de casa para convertirse en actriz y ausentarse del hogar. "Fue bastante revolucionario el tema –reflexiona–. Mamá ya tenía cuatro hijos y su decisión, en casa, no se tomó como algo natural, como la de un adulto que necesita hacer algo para sí. Fue muy dramatizado y yo lo viví con bastante conflicto."
Reconoce que creció torturando a su madre, diciéndole que iba a ser ama de casa para quedarse con sus hijos. "Es que mamá sentía tanta culpa por irse a trabajar que de alguna manera agrandaba su amor por la actuación, y yo sentía que si ella no actuaba no vivía, entonces me preguntaba qué lugar ocupábamos nosotros, sus hijos. Para colmo, la mamá de mi mejor amiga era ama de casa, como lo era antes la mía, y estaba todo el tiempo."
"Tengo en claro que haber sido conocida como modelo me abrió puertas en la actuación. Me llamaron para hacer una participación en Poliladron porque era conocida, me ofrecieron ser la coprotagonista de Carola Casini con Araceli porque era Florencia Raggi, la modelo que ahora actuaba. Me abrió muchas puertas, sí, pero no fue gratis. La mirada en estos casos es mucho más exigente y prejuiciosa. Obvio que no está bueno, pero qué voy a hacer, ¿voy a quejarme todo el tiempo por eso? En definitiva, todo tiene sus pros y sus contras, y yo estaba, y estoy, segura de que lo mío es la actuación. No es que en un momento me puse a pensar ¿qué hago?, ¿me pongo un local de ropa, vendo cremas con mi cara o hago un programa de belleza? Lo mío es la actuación, y bueno, tengo que bancarme lo que digan. Intento ser coherente con todo lo que encaro", confesó la mujer del conductor de TV Nicolás Repetto.
El modelaje, en cambio, llegó a su vida casi por casualidad. "Empecé como modelo a los 16, sin siquiera saber si quería serlo. En realidad, no sabía muy bien qué era eso de ser modelo. Empecé con algunos castings para publicidad a eso de los 14 años. Mi mamá, que hacía varios para distintas publicidades, llevó mis fotos y empezaron a llamarme. Me divertía, era chica, tenía mi platita. Poco a poco todo fue mejorando. Se daba tan fácil todo... Me trataban bien, me cuidaban, me decían lo linda que era en una edad en la que te estás descubriendo, y es difícil decirle que no a ese permanente mimo al ego."
En su juventud no se veía linda y por el contrario se torturaba en el espejo: "Era una largirucha, ni siquiera era canchera para vestirme, no tenía onda... Mis amigas tenían sus formas y, claramente, los chicos estaban detrás de ellas. Yo, en cambio, la tenía que remar".
Como en toda transición, luego de abandonar las pasarelas –lo hizo a los 23 años– Florencia se enojó con su pasado de modelo. "Ya no; al contrario. En ese período aprendí mucho, conocí el mundo y me formé. No puedo renegar de mi pasado. ¿Por qué hacerlo?."
A los 33 años, está convencida de la búsqueda de otra belleza, la interior. "Intento alimentar mi interior. Mentiría si no dijera que también estoy atenta a la belleza exterior, pero las prioridades fueron cambiando. Cuando era modelo, la belleza era el valor supremo porque de eso dependían mis trabajos, pero ahora pasa por la armonía y el equilibrio, en todo sentido, desde la salud física hasta la mental. Porque todo eso deviene en una persona bella."
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