Gato Persa

Se destaca por su tranquilidad, carácter apegado y formas redondeadas. En Argentina, después del siamés es una de las razas felinas con más difusión. Además son tan buenos compañeros que se los recomienda para casos de estrés.

En el siglo XVII, se introducen en Europa algunos ejemplares de los ancestros del actual Gato Persa. De origen probable Asia Menor, los primeros antepasados de la raza fueron llevados de Persia (actual Irán) a Italia.
El Gato Persa es el resultado de la cruza de sus ancestros persas y los gatos Angora, originarios de Turquía. Los gatos que actualmente conocemos como Persas nacieron en Inglaterra en el Siglo XIX, donde se los llama “de pelo largo”.

Este gatito se caracteriza por su manto de lujo, suave y largo con doble capa. Las combinaciones de colores del hermoso pelaje de esta raza son innumerables, más que un Arco Iris: negros, azules, chocolates, lilas, rojos, blancos.

La cabeza es grande, tiene mejillas llenas y su nariz es corta y ancha. Sus ojos son grandes, redondos y muy expresivos. Los ejemplares alcanzan su máximo esplendor y desarrollo pasados los dos años de edad.

Para evitar enredos en su abundante pelo se lo debe cepillar diariamente, en forma suave y con un peine de metal. Es recomendable darle un baño semanal o cada quince días, así el manto estará espléndido.

El Gato Persa se destaca por la tranquilidad, su carácter apegado y sus formas redondeadas. En Argentina es una de las razas felinas con más difusión después del Siamés.

Se trata de un animal de compañía ideal que puede adaptarse al espacio reducido de un departamento. Además de brindarnos afecto es necesario destacar la acción terapéutica de estos gatos recomendados para reducir el estrés.

De voces suaves y melodiosas, sin ser tímidos suelen pasar desapercibidos. Quienes tienen la fortuna de compartir su vida con estos mininos disfrutan de la compañía de este rey del hogar, dueño de una dulzura incomparable.