La lupa vagabunda

Vagabundeando de escenario en escenario se puede aprender que en la disparidad está el gusto y que el arte es una sensación autónoma que sólo responde a su pretensión de ser considerado inexorablemente libre suspicacias entre la danza y el baile. Por Norma Dumas

Por Canal26

Lunes 13 de Noviembre de 2006 - 00:00

La nada sutil diferencia entre ballet tradicional y baile popular es un sentimiento pasado de moda desde que el arte ha ensanchado sus fronteras, homologado sus pretensiones y decretado su total independencia de toda obsoleta discriminación y prejuicio.

La maravillosa muestra coreográfica de "La tempestad" de Shakespeare que exhuma nuestro teatro San Martín, es posible que ya no mire tanto de reojo a la fantasiosa y exuberante sofisticación tanguera que bajo el simple nombre de "Tango-a-tierra" se ofrece en el Centro Cultural Borges.

Mauricio Wainrot, en una casi majestuosa fusión de creatividad, imaginación y talento, inoculo en su versión coreográfica una fuerza magnética que trascendió los límites del ballet propiamente dicho y que fue asumida por cada integrante de su elenco tan proyectiva como convincentemente.

De algún modo trascendió la liturgia del ballet volátil y etéreo y creo un ritual de piruetas y posiciones más cerca de la realidad que del eufemismo.

En rigor, es una "tempestad" imperdible y que justifica todo lo que de mediático tiene nuestro cuerpo de baile contemporáneo. De algún modo en el polo opuesto (pero no tanto), "Tango a tierra" es, más que una evolución de la gesta tanguera, una verdadera revolución.

Sin lengues ni funyis, sin la convocación de grelas melancólicas y taitas con mirada torva, se obtuvo una nueva concepción de tango que dio ostensivamente su grito de ipiranga, estreno alas nuevas y se lanzó sobre el escenario con el brío y la seducción que en estos momentos ejerce sobre todo el mundo.

Atractivamente ataviado, con una coreografía renovada -entre provocadora y rebelde- se consiguió un espectáculo que gratifica a la platea y justifica todas las pretensiones y también en todas las sensaciones que el tango inspiró en su trajinosa vida.

En estas dos expresiones teatrales, la versatilidad esta del todo probada y la proverbial libertad que pregona sobre sí mismo el arte, también.