Los rebeldes refuerzan los controles en Trípoli para atrapar al líder libio, que sigue ilocalizable. En el cuartel general del dictador, la misión es destruir todos los símbolos del poder. Así se viven las horas decisivas en el país africano.
Por Canal26
Miércoles 24 de Agosto de 2011 - 00:00
"Controlamos cada vehículo que pasa. Vigilamos las calles": los rebeldes libios han reforzado los controles en Trípoli desde el miércoles para tratar de encontrar a los soldados del régimen y, sobre todo, atrapar al líder Muamar Gadafi, que sigue estando ilocalizable.
"Antes, no sabíamos quién circulaba. Ahora, controlamos mejor, pero la gente teme aún que haya fuerzas de Gadafi en la zona", explica Brahim Mujtar, al día siguiente de la toma del cuartel general de Muamar Gadafi, situado en el barrio de Bab al Aziziya en Trípoli.
Este rebelde de 27 años está apostado en uno de los numerosos puestos de control que ha desplegado la rebelión, cerca del barrio de Suk al Fatah.
"Hemos sufrido durante 42 años, pero ahora vamos a vivir", subraya por su parte, Sharif Sohail, un combatiente de 34 años, dentista de profesión.
A unos cientos de metros, patrullas de rebeldes armados con fusiles de asalto registran sistemáticamente las calles tomadas por los insurgentes en búsqueda de soldados gubernamentales escondidos.
Los combates continuaban este miércoles por la mañana de manera intermitente y los rebeldes aún no controlaban completamente la capital, pese a haber tomado el martes la residencia de Gadafi.
Las fuerzas leales a Gadafi aún controlan algunos barrios, como el de Abu Slim, uno de los últimos en mantener la fidelidad al régimen.
En tanto, en el cuartel general de Gadafi, la misión es destruir símbolos del poder. Un rebelde armado pone el pie sobre la cabeza dorada desmontada de una estatua de Gadafi, otro muestra un fusil aprehendido en uno de los edificios del gigantesco complejo del líder libio. "Las fuerzas de Gadafi los utilizaban para matarnos", dice mostrando su botín.
Poco después de haber logrado penetrar el martes por la tarde en Bab el Aziziya, residencia de Muamar Gadafi en Trípoli, algunos cientos de rebeldes se precipitan sobre los numerosos edificios en un estallido de alegría, destruyendo todos los símbolos del poder deshonrado.
Un joven rebelde, encaramado a la escultura de una mano empuñando un avión también trata de destruir este símbolo de los ataques estadounidenses en Trípoli en 1986.
La bandera verde del régimen es sistemáticamente sustituida por la de la rebelión: roja, negra y verde con una media luna y una estrella en medio. Los retratos de Gadafi también son destrozados.
Los rebeldes muestran especial alegría cuando descubren un arsenal de armas y exhiben como botín de guerra hasta los carritos de golf que utilizaba Gadafi para pasear a sus invitados por su residencia.
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