Pérdida de visión con la edad: una proteína sería la clave para su tratamiento

Revisión ocular, foto EFE.

Existe un trastorno ocular llamado degeneración macular y destruye poco a poco la visión central y aguda de la gente. Esto perjudica la lectura y la visualización de detalles finos, afectando más que nada a las personas de 60 años.

Actualmente un grupo de investigadores biomédicos en los Estados Unidos identificaron una proteína llamada vitronectina, la cual abrió la posibilidad de crear más tratamientos.

Fue la doctora Francesca Marassi, profesora de Sanford Burnham Prebys, quien estuvo a cargo de la investigación. Esto aportará a descubrir los secretos moleculares de la degeneración macular, que causa el 90% de la pérdida de visión.

El estudio fue publicado en la revista Biophysical Journal. Allí describieron la estructura flexible de una proteína sanguínea clave de la degeneración y otras enfermedades relacionadas con la edad, como Alzheimer y aterosclerosis.

"Las proteínas de la sangre están sometidas a una presión constante y cambiante debido a las diferentes formas en que la sangre fluye por el cuerpo", dijo la doctora. Y agregó: "Por ejemplo, la sangre fluye más lentamente a través de los pequeños vasos sanguíneos de los ojos en comparación con las grandes arterias que rodean el corazón. Las proteínas de la sangre tienen que ser capaces de responder a estos cambios, y este estudio nos proporciona verdades fundamentales sobre cómo se adaptan a su entorno, lo que es clave para dirigir esas proteínas para futuros tratamientos".

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Vitronectina

Hay miles de proteínas en nuestra sangre, pero los científicos buscaron la que más abunda, la vitronectina. Además de estar altamente concentrada en la sangre, también está en el andamiaje entre las células.

Para el equipo de Marassi el objetivo es parar con la degeneración macular, que ya afecta a ás de 11 millones habitantes en Estados Unidos, y se espera que se dupliquen los números para el año 2050.

"Esta proteína es un objetivo importante para la degeneración macular porque se acumula en la parte posterior del ojo. Provoca la pérdida de visión. Depósitos similares aparecen en el cerebro en la enfermedad de Alzheimer y en las arterias en la aterosclerosis", explicó Marassi. "Queremos entender por qué ocurre esto y aprovechar este conocimiento para desarrollar nuevos tratamientos", comentó.

Para tratar este problema, los científicos se interesaron en descubrir cómo la proteína cambia la estructura con diferentes temperaturas y bajo distintos niveles de presión, adaptándose a lo que pasa en el cuerpo humano.

"Determinar la estructura de una proteína es la parte más importante para determinar su función", dijo la doctora. Y agregó: "Se trata de una modificación muy sutil de la estructura molecular, pero tiene un gran impacto en el funcionamiento de la proteína”, afirmó Marassi. “Cuanto más conozcamos la proteína a nivel estructural y mecánico, más posibilidades tendremos de dirigirnos con éxito a ella con tratamientos".

 Salud ocular

Estos descubrimientos agilizarán el desarrollo de tratamientos para la degeneración macular. Los investigadores y socios de la industria biotecnológica, podrán crear anticuerpos a medida que bloqueen selectivamente la unión de calcio a la proteína sin alterar otras funciones del organismo humano.

"Llevará algún tiempo convertirlo en un tratamiento clínico, pero esperamos tener un anticuerpo que funcione como tratamiento potencial dentro de unos años", explicó la doctora. "Y como esta proteína es tan abundante en la sangre, puede haber otras aplicaciones interesantes para este nuevo conocimiento que aún desconocemos", aclaró.

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Cosas que pueden aumentar el problema

Si se consume mucha grasa saturada (se encuentran en la carne, manteca, queso, entre otros), el sobrepeso, el tabaco, ser mayor a 50 años, hipertensión, enfermedad cardíaca.

Los síntomas pueden ser distorsión en la vista, por ejemplo líneas rectas que parecen dobladas, menor visión central en uno o los dos ojos, necesidad de más luz para leer o hacer trabajos minuciosos, mayor dificultad para adaptarse a poca luz, visión borrosa en palabras impresas, disminución de brillo o intensidad de los colores, problemas para distinguir un rostro.