Prótesis de cadera, la cirugía que es "vedette" en España

Las prótesis de cadera son la “vedette” en España, donde el rey Juan Carlos debió ser intervenido en las últimas horas. Allí se realizan cada año unas 30.000 intervenciones de reemplazo de cadera, aunque el envejecimiento de la población hace prever un aumento del 174% de estas operaciones en los próximos 25 años.

El rey sufrió la infección de la prótesis, una complicación poco frecuente que sólo afecta a un 1%-3% de los pacientes de aquel país, donde la cirugía de cadera es una de las operaciones 'estrella' en el campo de la Traumatología debido al elevado número de personas que en la actualidad están en listas de espera para recibir una prótesis.

Según los datos del Ministerio de Sanidad (a fecha del 31 de diciembre de 2012), 12.772 españoles se encuentran en lista de 'espera estructural', es decir, como aclara el Ministerio "en situación de ser intervenidos quirúrgicamente y cuya espera es atribuible a la organización y recursos disponibles (no a condicionantes del propio paciente)". El 26,88% de ellos lleva más de seis meses a la espera.

Cabe aclarar, que infección de la prótesis se considera una intervención urgente una vez que se detecta el problema y esos pacientes no entran en lista de espera. Una idea en la que coincide el doctor Miquel Pons, traumatólogo del Hospital San Rafael de Barcelona: "una infección en la prótesis como la que ha obligado a reintervenir al Monarca se considera en la mayoría de los casos una operación si no urgente, al menos sí prioritaria o preferente.

Tampoco es fácil calcular el costo de la intervención real, aunque tomando como referencia los listados públicos del coste de los servicios sanitarios que están obligadas a publicar las comunidades autónomas, este tipo de cirugía podría rondar los 8.000 o 12.000 euros, aunque otros estudios científicos elevan el coste económico de un paciente con artroplastia total de cadera infectada por encima de los 50.000 dólares (10 veces por encima de su coste basal).

"Esta complicación supone una catástrofe para el paciente y una carga asistencial y económica muy pesada para el sistema sanitario. Un número elevado de estos pacientes pierden su artroplastia y tienen que ser sometidos a repetidas intervenciones y a antibioticoterapia prolongada", decía ya en 2008 una revisión sobre el tema publicada por el servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Bellvitge en la revista 'Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica'.

Pons explicó que no es lo mismo una primera intervención de cadera, que un recambio séptico (el nombre técnico para la retirada de la prótesis por infección) en uno o dos tiempos. En este caso, prosigue, la mayor parte de sus colegas hubiese tomado la misma decisión que el doctor Miguel Cabanela de intervenir al paciente en dos intervenciones.

"En la primera se retira la prótesis, se limpia todo el tejido infectado y se pone una prótesis temporal recubierta de cemento con antibióticos, o bien sólo un espaciador de cemento para que vaya liberando la medicación", explica el traumatólogo catalán, que alaba la decisión de traer al doctor Cabanela a quien considera "un gran profesional".

El Monarca pasará por quirófano de nuevo dentro de ocho semanas y es probable que su cirujano opte por una prótesis de cromo-cobalto cementada a la altura del fémur, y sin cementar en la llamada cúpula (la bola que se implanta a la pelvis). La nueva articulación estaría recubierta de antibióticos para favorecer su recuperación.