Un ingeniero japonés convive con un harem de muñecas inflables
Cada una tiene un nombre y lo ayudan a convertir su soledad en algo que vale la pena. No es el único japonés cansado de las relaciones reales, que buscan en este universo de fantasía y silicona una puerta de escape para su realidad.
“Las chicas de carne y hueso pueden llegar a pelear con vos, algo que mis muñecas nunca hacen. Están de acuerdo conmigo siempre”, asegura sin ruborizarse. En su hobbie gastó más de 170 mil dólares y no se arrepiente. Las muñecas tienen tamaño real y detalles que a simple vista permiten confundirlas con seres humanos.
La fábrica responsable de estos prodigios de diseño realizan 80 muñecas del amor por mes. Hay nueve tipos diferentes y sus precios oscilan entre los 850 y los 5500 dólares.
Los modelos de alta tecnología realizados en silicona tienen decenas de movimientos que son ideales para su uso íntimo.
La compañía comenzó con la fabricación de muñecas inflables hace 30 años. Desde entonces buscaron la forma de utilizar las nuevas tecnologías y materiales para conseguir modelos más realistas. Hoy sus principales clientes son hombres de 40 años, solteros o separados.