Sarmiento, hombre de polémicas: su enemistad con un famoso prócer y el intento de asesinato del que nunca se enteró

Domingo Faustino Sarmiento, quien en realidad ya vimos no fue oficialmente bautizado con el primer nombre, perteneció a una generación de hombres brillantes que pensaron un país desde los libros hasta los hechos. Eso sí, debió pasar mucha sangre y sacrificios para lograrlo. Así, inevitablemente, causó polémicas y hasta intentos de asesinatos.
Si bien muchos pensadores de aquella Generación del ’37, opuesta a Juan Manuel de Rosas y de corriente unitaria, tenía los mismos objetivos de base, el tiempo los separó hasta generar rispideces que nunca lograron sanarse del todo. Uno de ellos fue con Juan Bautista Alberdi, quien su libro Bases y Puntos de Partida inspiró a la Constitución Nacional.

Alberdi y Sarmiento, hombres de plumas
Contemporánea con el ilustre tucumano, el sanjuanino en un primer momento destacó su trabajo; pero rápidamente lo criticó y acusó de ser un “agente” de Justo José de Urquiza. Así comenzó un ida y vuelta entre ambos en las obras que fueron publicando.
Primero, Alberdi criticó la obra de Don Domingo, “La Campaña del Ejército Grande”, atacándolo en “Cartas sobre la prensa y la política militante en la República Argentina”. Sarmiento no se quedó atrás y redobló la apuesta con cinco folletos que llamó “Las ciento y una”, nuevamente el tucumano publicó en respuesta “Complicidad de la prensa en las guerras civiles de la República Argentina”. Hoy tranquilamente se hubieran contestado con Tuit.
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“Nuestro pueblo no carece de pan, sino de educación, pues aquí tenemos un pauperismo mental. Nuestro pueblo argentino muere de hambre, de instrucción, de sed, de saber, de pobreza, de conocimientos prácticos en el arte de enriquecer”, reflexionó.
Además, el 12 de noviembre de 1863 era asesinado el caudillo riojano general Ángel Vicente “Chacho” Peñaloza luchando contra el centralismo del entonces presidente Bartolomé Mitre. Alberdi alude a Sarmiento como un “caudillo de frac (…), que fusila y persigue a sus opositores, que hace guerras de negocios… en nombre de la ley, que en sus manos, es la lanza perfeccionada del salvaje”. Y agrega: “Lo que es nuevo y magnífico es matar, empobrecer y desolar países florecientes como Entre Ríos y el Paraguay, en nombre de la civilización y del progreso; y éste es el atributo original y distintivo del caudillaje letrado de las ciudades argentinas”.
El atentado del que nunca se enteró
Ese 23 de agosto fue sábado, Sarmiento se movía solo cuando realizaba “trámites personales” como pasó aquel día donde fue a visitar a Aurelia Vélez, su joven amante desde 1855. El presidente salió de su casa ubicada en la calle Maipú, entre Tucumán y Del Temple (hoy Viamonte). Se trasladó usando un carruaje tirado por dos caballos en dirección a Corrientes sin saber que, en la esquina, lo esperaban tres hombres armados con puñales y trabucos.
Francisco y Pedro Güerri, quienes no eran parientes, lo acompañaban junto a Luis Casimir. Todos tenían menos de 40 años. “El Austríaco” Segabrugo les había prometido 10.000 pesos para hacerse cargo del trabajo “sucio”. Además, una vez hecho los deberes, serían sacados del país en barco. Todo estaba fríamente calculado, o al menos eso parecía.

El primer movimiento fue abalanzarse sobre el carruaje, ahí Francisco Güerri disparó con su trabuco sobrecargado de pólvora que le estalló en la mano y perdió un pulgar. Uno de los proyectiles entró por la ventada y salió por la otra, pero la sordera de Sarmiento le impidió darse cuenta de que estuvo a un instante de morir y recién fue notificado del atentado al llegar a la casa de los Vélez Sarsfield.
La policía detuvo a tres sospechosos que huían cerca de la zona del bajo por Corrientes. Los Güerri no tardaron en confesar que quien les encargó la tarea fue Segabrugo, pero para ese entonces ya había escapado a Montevideo.

Lo encontraron dos días más tarde, pero asesinado a tiros. Siempre se sospechó que su asesino fue el simpatizante de Jordán, Carlos Querencio. El comisario Miguens, que siguió el caso, había encontrado en la habitación del hotel que alquiló “El austríaco” documentación que probaba que López Jordán fue el principal promotor del atentado, pero los papeles fueron interceptados antes de llegar a Buenos Aires.
Mientras tanto, se llevó a cabo el juicio contra los autores. Francisco Güerri fue sentenciado a 20 años de cárcel, Pedro Güerri y Casimir recibieron 15. Pedro murió en la cárcel en 1883, Pancho fue indultado por Miguel Juárez Celman durante su presidencia.
Sarmiento, hombre de libros y de palabras bravas, tuvo enemigos en todas partes: con las armas y en el terreno donde mejor se movía, con los libros.