El Domingo Sarmiento proteccionista de animales: amaba tanto a su loro que amenazó a su hermana cuando quiso sacrificarlo

Cada 11 de septiembre se conmemora el Día del Maestro en Argentina, ¿el motivo? En homenaje al padre del aula: Domingo Faustino Sarmiento, quien murió en esta fecha en 1888. Además de dedicar gran parte de su vida a impulsar la educación en Argentina, “el padre del aula” también fue un ferviente defensor de los derechos animales.
El pensamiento del sanjuanino sobre los más indefensos quedó plasmado en varias de sus obras: “¡Si pudiera inventar una sociedad de seguros para los caballos! Cada día ocurren veinte siniestros en la calle: un caballo con las patas al aire; los ojos hundidos por el dolor y la agonía bajo el peso de diez quintales del carro cargado que se apoya sobre sus pulmones. Un bárbaro dándole garrotazos en la cabeza y diez y veinte caníbales traídos por el espectáculo, silenciosos, gozándose en las peripecias de la tragedia en las calles de Buenos Aires”.

Si bien se manifestaba en su defensa cada vez que podía, tenía un lugar especial para las aves, ya que eran su debilidad. Según aseguran los estudiosos de su vida, en varias páginas habló sobre un loro que vivía en su casa, la cual su vejez le significó un gran dolor.
“El pobre se arrastraba por el suelo, impotente de trepar su percha, ni sostenerse en ella”, escribió su nieto Augusto Belín Sarmiento. El tiempo reprodujo un peculiar diálogo que el ex presidente tuvo con su hermana Rosario, le dijo:
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—Domingo, hay que matar a la Paraba (el nombre tucumano del loro)
—¿Por qué motivo?— reclamó a su hermana.
—¡Está muy viejo!
—¡Entonces te mataremos a vos!
El Sarmiento proteccionista
Domingo impulsó una gran cantidad de medidas contra el maltrato y la crueldad. Su papel fue fundamental por sus ideas y acciones, siendo un adelantado para la época al concientizar a la sociedad argentina en la tarea de proteger a los animales.
Si bien no fue el fundador de la Sociedad Argentina Protectora de los Animales (SAPA), sí la integró y se encargó de convocar a la participación masiva. Sarmiento fue quien impuso los límites y las obligaciones de la SAPA para poder aprobar las leyes que faltaban.

Todos los 29 de abril se celebra el Día del Animal por Ignacio Lucas Albarracín, un reconocido abogado cordobés que estuvo a cargo por más de 40 años de la Sociedad Argentina Protectora de los Animales. Lo que pocos saben es que fue secretario personal de Sarmiento, con quien formaría una estrecha amistad. Su verdadera pasión nunca fueron los libros y las leyes, pero sí fueron de gran ayuda para impulsar su causa y por la que lucharía el resto de su vida: defender a todos los animales y dejarlos de exponer a situaciones de maltrato.
Fundó la Sociedad Argentina Protectora de los Animales y fue el impulsor de la Ley Sarmiento en 1891, que establecía actos punibles por los malos tratos hacia los animales, con penas de multas o arrestos para las personas culpadas. Ya fallecido Sarmiento, en 1908 Albarracín organizó la primera Fiesta del Animal en Buenos Aires para homenajearlos, la primera fecha elegida para hacerlo fue casualmente el 29 de abril, pero por el mal clima debió pasarse al 2 de mayo.
Curiosidades de Domingo Sarmiento
Sarmiento no era Domingo
El padre del aula en realidad respondía al nombre de Faustino Valentín Quiroga Sarmiento. Un detalle es que el apellido de la madre era Paula Albarracín y Quiroga Sarmiento era el compuesto de su padre, de su abuelo y de su bisabuelo, convirtiéndolo en un pariente lejano de Facundo Quiroga.

Pero, ¿entonces por qué lleva solo u apellido? Sucede que un tío de Domingo le sugirió a su madre que lo anotase únicamente con el segundo paterno con el fin de preservarlo en el tiempo a través de su descendencia. ¿El Domingo? La familia era devota de Santo Domingo, motivo por el cual así le comenzaron a llamar, y con el tiempo le nombre Valentín desapareció del uso común.
Autodidacta: aprendió a leer a los cuatro años
Nacido en San Juan, Sarmiento no pudo ir a ninguna escuela y fu su mamá Doña Paula quien fue determinante. Comenzó a asistir a la escuela a los 5, pero ya sabía leer desde los 4, puesto que su madre se encargaba de que sus parientes y amigos lo supieran llevándolo a lecturas en voz alta.

La madre de Sarmiento se encargó de que nunca faltara a la escuela, algo que seguramente debe haber marcado al niño que se convertiría en Presidente. Con los años pudo forjar una envidiable formación académica, producto en gran parte del esfuerzo de su madre.
Anotaba cada gasto que hacía
Era increíblemente minucioso para anotar todos los gastos que realizaba como funcionario de gobierno. Por ejemplo, viajó a Europa por encargo del gobierno de Chile para hacer un relevamiento de los nuevos métodos educativos y anotó: “un pastel para comer”, “un par de zapatos”, “guantes, medias y corbatas” y “una pieza para secar la pluma” como parte de sus compras durante el viaje.

Incluso se puede leer la palabra “orgía”. Pero no con el mismo significado que pensamos hoy, el término era utilizado en ese momento como sinónimo de grandes excesos en comidas y bebidas.
Su muerte inspiró el Día de Estudiante
Podría decirse que los establecimientos educativos le deben dos fechas al Padre del aula. La primera es el 11 de septiembre, Día del maestro, y la segunda, poco conocida, es el 21 del mismo mes al celebrarse el Día del estudiante. Sabemos qué pasó en la primera fecha, pero casi nula información de lo que aconteció 10 días después y el vínculo con sanjuanino.

Tras siete días de viaje, sus restos llegaron a Buenos Aires el 21 de septiembre, donde hoy descansan en el cementerio de La Recoleta. Años después, en 1908, el alumno de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, Salvador Lorenzo Debenedetti propuso celebrar el día del estudiante, el día en que sus restos llegaron a su eterna morada.