Se celebra desde hace 15 años: el evento histórico que se quiso ocultar y por el cual es feriado el 24 de noviembre

Con noviembre llega un fin de semana extralargo de cuatro días en la Argentina que va del viernes 21 al lunes 24 de noviembre. ¿Qué se conmemora? El Día de la Soberanía Nacional, que también dio lugar a un día no laborable con fines turísticos, una combinación diseñada para fomentar el turismo interno y el esparcimiento.
Originalmente, el Día de la Soberanía se celebra el 20 de noviembre. Sucede que al ser de carácter “trasladable”, y este año coincide con un jueves, la normativa vigente indica que debe correrse al lunes siguiente para conformar un fin de semana extendido. Por lo tanto, el lunes es el feriado nacional obligatorio.
Esta conmemoración fue propuesta muchos años después junto con la repatriación de los restos de Juan Manuel de Rosas, por el historiador José María Rosa -quien buscaba reivindicar su figura- en 1974 y aprobada por el Congreso de la Nación Argentina y promulgada por la presidente María Estela Martínez de Perón ese mismo año. Años más tarde, el 3 de noviembre de 2010, año del Bicentenario de Argentina, fue promovida a feriado nacional mediante un decreto de necesidad y urgencia por la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner.

¿Qué pasó el 20 de noviembre?
El Día de la Soberanía Nacional se debe a La batalla de la Vuelta de Obligado, que sucedió en 1845, y en la que soldados argentinos repelieron la invasión del ejército anglo-francés, que pretendía colonizar los territorios de nuestro país. Pero el Gobierno de Juan Manuel de Rosas, respaldado desde el exilio por el general José de San Martín, preparó una resistencia y lo impidió.
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Los invasores intentaban ingresar por el Paraná. Sin embargo, las tropas nacionales, al mando de Lucio Mansilla, se anticiparon en un estrecho recodo de ese río: la Vuelta de Obligado, en el distrito bonaerense de San Pedro.
La batalla histórica
La flota anglofrancesa avanzó en dos divisiones al mando de los comandantes Tréhouart y Sullivan. Las tropas defensoras se encontraron con la nave capitana francesa de frente a las baterías, a lo cual se decidió abrir fuego, matando en el acto a 28 hombres de dicho buque y dañando seriamente su arboladura.
Tras dos horas de un feroz combate, ya era evidente la escasez de municiones de las fuerzas nacionales y con la disminución en los disparos de la escuadra defensora, los atacantes vuelven sobre las cadenas encabezadas por el buque Firebrand y, a martillazos sobre un yunque, logran cortarlas. Dos batallones avanzaron al mando del comandante Sullivan contra la batería del sur siendo cargados a bayoneta por un grupo de soldados encabezado por Mansilla, quien fue derribado por una salva de metralla que lo hirió de gravedad en el pecho, y dejando el mando al artillero capitán Juan Bautista Thorne. Pese a la heroica defensa, la derrota fue inevitable.

Si bien la batalla significó una victoria para los europeos, fue tan grave los daños sufridos y la gran cantidad de muertos que contabilizaron que el enfrentamiento le terminaría significado lo que se denomina un saldo pírrico: una derrota en la victoria. “Considerada la fuerte oposición del enemigo y la obstinación con que fue defendida, debemos agradecer a la Divina Providencia que aquella no haya sido mayor”, dijo el almirante Samuel Inglefield tiempo después.
Incluso San Martín, enterado de la heroica defensa argentina, le comentó a su amigo Tomás Guido desde su exilio francés: “Ya sabía la acción de Obligado; ¡qué inequidad! De todos modos, los interventores habrán visto por esta muestra que los argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca. A un tal proceder no nos queda otro partido que el de no mirar el porvenir y cumplir con el deber de hombres libres sea cual fuere la suerte que nos depare el destino, que en íntima convicción no sería un momento dudoso en nuestro favor si todos los argentinos se persuadiesen del deshonor que recaerá en nuestra patria si las naciones europeas triunfan en esta contienda que en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de la España".

¿El 21 de noviembre es feriado?
El viernes 21 de noviembre fue designado como un día no laborable con fines turísticos. A diferencia del feriado nacional, la asistencia al puesto de trabajo durante esta jornada queda a discreción de cada empleador.
El Gobierno tiene la potestad de establecer hasta tres de estos días no laborables al año, y el de noviembre será el último de 2025, después de haber usado oportunidades similares en mayo y agosto.
De esta manera, la situación laboral del viernes dependerá directamente de la decisión de cada compañía.


















