Secretos del tango: el hombre del folklore que admiraba Gardel y fue su máxima inspiración
Antes del Zorzal Criollo se transformara en un ídolo popular, hubo un hombre que lo impulsó a dedicarse al arte. Quién fue esta figura y por qué es clave para la identidad criolla.

Que Carlos Gardel es el máximo exponente del tango no amerita discusión, el cantante se transformó en todo un símbolo de la cultura porteña grabando más de 900 canciones en las que se encuentran “El día que me quieras”, “Volver” y “Mi Buenos Aires querido”. Antes de ser aquel hombre que “cada día canta mejor”, tuvo una juventud muy influenciada por la música y un hombre que fue clave en el desarrollo de su carrera.

El hombre que inspiró a Gardel
En una entrevista que Carlitos brindó en París, durante el año 1929, aseguró que uno de los payadores históricos de la República Argentina fue uno de sus mayores inspiradores. “Una vez oí a Gabino Ezeiza, el famoso payador tan celebrado y querido en mi patria. Entonces mi entusiasmo se acentuó. Sus canciones, su expresión, su manera, me encantaban y cabe a mi buena fé declarar que fue el mejor de su época y que quizá hasta la fecha, no ha sido superado”, aseguró.
“Gabino poseía inspiración, fuerza emotiva e inspiración; Además, ‘hacía hablar’ a su guitarra... La mayoría de sus canciones eran compuestas por el y algunas de ellas aún perduran en el recuerdo de los que forman la ‘barra vieja’”, agregó.

Se convirtió en el referente por excelencia de la payada argentina. La payada, asociada a las pulperías, al gaucho, al trabajo en el campo, tiene como principal referente a un porteño descendientes de negros esclavizados, un ejemplo más de cómo la mixtura entre lo migrante, lo indígena y lo criollo conforman parte de la identidad nacional, en esta parte de la región.
Quién fue Gabino Ezeiza
Nació en 1858, aunque hay polémica por su fecha: hay quienes dicen que fue el 3 de febrero; y otros, el 19 de febrero. Lo cierto es que, por ese entonces, los afro constituían un núcleo importante en la población de Buenos Aires y se concentraban, en su mayoría, por los barrios de Balvanera, Montserrat, San Telmo y Catedral.
Hijo de Joaquina García y de Joaquín Ezeiza -quien había servido a la familia Ezeiza, de ahí su apellido-, se desconoce cómo fue que Gabino se inició en el arte de la payada. El mito habla de que a los 15 años le regalaron su primera guitarra, luego de la experiencia de haber escuchado a Pancho Luna. Sus primeros acercamientos con la palabra y el verso fueron a través del periódico La Juventud, donde colaboraba publicando poesías.

Las payadas tuvieron un enorme desarrollo en Sudamérica. En 1884 se realizó en Paysandú el primer combate de payadores, que tuvo como protagonistas a Gabino Ezeiza y al oriental Juan de Nava. Gabino resultó ganador con su décima “Heroico Paysandú”, un tema que se presenta en los primeros cuatro versos, se desarrolla en los seis siguientes y en el décimo concluye.
El homenaje de Gardel
Gabino murió en Buenos Aires el 12 de octubre de 1916. En su casa, en el barrio de Flores, se leía en una placa: “Allí, a los 58 años, murió en su humilde casa, pobre como todos los juglares del pueblo”.
Carlos Gardel y Razzano cantaron “Heroico Paysandú”, una payada dedicada al hombre que lo deslumbró, en el emblemático Café de los Angelitos, un lugar clave en la bohemia porteña y donde los artistas se conocieron.


















