La faceta artística desconocida de San Martín: era músico y tocaba la guitarra

Antonio Formaro, ganador del Premio Konex 2009-2019 en la categoría mejor pianista, reveló detalles poco difundidos del Libertador.

San Martín
San Martín Foto: Archivo

Cuando se creía que ya no había nada más por estudiar o escribir sobre José de San Martín, se revela una faceta poco difundida e impensada si hablamos del militar más importante en la guerra por la independencia: era músico.

Antonio Formaro, ganador del Premio Konex 2009-2019 en la categoría mejor pianista y recientemente galardonado en la terna solista instrumental argentino de la Asociación de Críticos Musicales de la Argentina, es considerado “uno de los mejores pianistas argentinos”, reveló lo impensado del Libertador.

San Martín músico. Video: TikTok @antonioformaropiano

San Martín y su guitarra

Los saberes musicales, y también de pintura, los aprendió en España. Hay cartas dirigidas a su amigo Tomás Guido donde decía que si en algún momento le faltaba empleo en el Ejército, podía ganarse la vida mediante acuarelas y paisajes de abanico.

“El vínculo con San Martín y su guitarra está muy bien documentado y se sabe que tuvo relación con el gran compositor y guitarristas Fernando Sor que fue el compositor más importante de la época en España e incluso tomó clases con él”, comienza Formaro.

Retrato de San Martín de adulto mayor
Retrato de San Martín de adulto mayor

“En el exilio, fue un asiduo concurrente a la ópera de París, donde conoció a Rossini y Alejandro Aguado (amigo suyo) cuenta que hasta tenía una página firmada por el italiano del Barbero de Sevilla”, cuenta.

Además, explica que San Martín sabía tocar piezas como el estudio número 22 de Sor. “Es bellísima, melancólica, para guitarra, que se puede reversionar en el piano”.

La faceta poco conocida del Libertador Foto: Archivo

La música en la campaña libertadora

Durante sus años en Sudamérica, San Martín puso en práctica el aprendizaje musical, creando música militar que hizo sonar directamente en el campo de batalla. El chileno Zapiola contó que cuando entró el Ejército a Santiago de Chile, lo hizo con dos bandas musicales, sobresaliendo de la del batallón 8 compuestas en su totalidad de negros y criollos argentinos. Además, después de los combates, el correntino tocaba su guitarra para levantar el ánimo de sus soldados.

Para 1817, junto a O’Higgins, fundó en la capital chilena una Academia de Música, provista con instrumentos traídos de Europa y Estados Unidos. Al cruzar los Andes introdujo en Chile el “Cielito”, el “Pericón”, la “Sajuriana” y el “Cuando”, de manera que además de victorias y esperanzas de libertad, las tropas llevaran sus costumbres y cultura en su camino por la independencia.

Cruce de Los Andes
Cruce de Los Andes

Luego de liberar a Perú, en 1821 convocó a un concurso de compositores musicales para la creación de una canción patria y fue el principal elector de la obra de José B. Alcedo que se transformó en el Himno Nacional de ese país.

En su viaje por América lo acompañaban libros que luego donó a la Biblioteca de Lima, eran varios volúmenes de un “Diccionario de la Música” que lamentablemente un incendio destruyó.

Volviendo a su exilio, y mientras su vista se lo permitió, se dedicó al dibujo y a la producción de acuarelas, preferentemente marinas, en un taller, desde donde salieron dos obras que ilustran paisajes del Paraná y tienen el máximo prócer de la argentinidad como autor.