El simpático y leal perro de San Martín: lo acompañó hasta su muerte y asombraba a todos con un peculiar truco

Además de su faceta como militar, el Libertador era un hombre amante de los animales y tuvo un fiel amigo que lo siguió a sol y a sombra por muchos años.

José de San Martín
José de San Martín Foto: Archivo

José de San Martín es considerado uno de los máximos próceres argentinos y de Latinoamérica, a menudo se recuerda su épica vida militar que condujo a la independencia de países como Argentina, Chile y Perú. Pero a pesar del tiempo, hay facetas de este hombre que siguen siendo poco exploradas, como su amor por los animales y aquel fiel compañero que lo acompañó hasta el final.

Pese a hablar de un hombre del siglo XIX, en sus históricas “Máximas a Merceditas” le advierte a su querida hija de la importancia de ser cuidadosa con el ambiente y con todos los integrantes de la naturaleza. “Humanizar el carácter y hacerlo sensible aún con los insectos que no perjudican”. Lo escribió sobre una lista de doce consejos ara que la entonces joven tuviera de referencia para reflexionar y le sirva de guía en su vida futura. Este punto se completaba con una cita del escritor irlandés Laurence Sterne: “Sterne ha dicho a una mosca, abriéndole la ventana para que saliese: ‘Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos’”.

San Martín en su exilio Foto: Museo Histórico Nacional

El fiel compañero de San Martín

San Martín y Bolívar eran para la época dos referentes de la guerra por la independencia, se respetaban y enviaban correspondencia para mantener un vínculo antes de conocerse en personal en la famosa entrevista de Guayaquil en julio de 1822. En ese entonces era común intercambiar regalos ante estos encuentros, siendo parte de un cordial protocolo.

Si bien la cumbre pudo ser tomada como un fracaso, ya que no hubo acuerdo alguno, este sirvió como punto final para la vida pública de San Martín en el continente, y lo que verdaderamente pasó es todavía motivo de polémica. Este hecho hay que centrarse en los regalos a cada uno: San Martín le obsequió a Bolívar una escopeta, dos pistolas y un caballo de “paso peruano”. Bolívar, por su parte, le regaló un retrato de él mismo y un perro.

El 26 y 27 de julio de 1822, San Martín y Bolívar se encontraron en el actual territorio de Ecuador
El 26 y 27 de julio de 1822, San Martín y Bolívar se encontraron en el actual territorio de Ecuador

San Martín no alcanzó a estar dos días en Guayaquil y emprendió el regreso a Perú, de ahí a Chile y luego a Mendoza. No estaba solo, lo acompañaba el animal regalado por el venezolano, a quien bautizó “Guayaquil”, en honor a la reunión.

Luego de su estadía en Mendoza por ocho meses, partirá a Buenos Aires para emprender a principios de 1824 el exilio definitivo en Europa. Se fueron con él su hija Merceditas y el amigo de cuatro patas que pronto a pronto se volvería inseparable.

La casa de San Martín en Francia Foto: Archivo

El truco de Guayaquil

Se ganó el apodo de perro trotamundos y murió de viejo. Fue San Martín quien lo enterró en los jardines de su propia casa de Grand Bourg y quien redactó en la lápida: “Aquí duerme Guayaquil”.

Pero la vida de este animalito también esconde una divertida anécdota. Dicen las crónicas de la época que a su amo le encantaba mostrarle a sus visitas un truco que realizaban con él: un supuesto juicio que el General le efectuaba al perro y terminaba con la simulación de un fingido fusilamiento con su bastón.

“Guayaquil” aparentaba morir. “Se hacía el muertito” y San Martín lo remataba con un “¡Arriba!”; “¡Arriba!”. Era ahí cuando el can se levantaba como simulando que había resucitado.