Quiénes son las ganadoras del Premio Nobel de la Paz 2011
Leymah Gbowee
La liberiana Leymah Gbowee es una militante pacifista que contribuyó a poner fin a las guerra civiles que devastaron su país hasta 2003.
Cuando pequeña, la llamaban "red" (roja) por su tez clara, relató ella en un libro autobiográfico "Mighty Be Our Powers: How Sisterhood, Prayer, and Sex Changed a Nation at War" ("Que nuestro poder sea fuerte: cómo la comunidad de mujeres, la oración y el sexo cambiaron una nación en guerra").
Desde que se hizo conocer en el movimiento pacifista, esta cuarentona de fuerte corpulencia, originaria de la etnia Kpellé, se ganó otro apodo en la escena internacional: "la guerrera de la paz".
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Contra los demonios de la guerra, Leymah Roberta Gbowee opuso la oración. Y es así cómo llamó a las mujeres a orar por la paz, sin distinción de religión y a menudo vestidas de blanco.
El movimiento fue creciendo durante el conflicto, hasta culminar en una huelga del sexo, obligando al régimen de Charles Taylor a asociarlas a las conversaciones de paz.
Leymah Gbowee "es más que valiente. Desafió la tempestad Charles Taylor y lo obligó a la paz cuando la mayoría de nosotros, los hombres, huimos para salvar nuestra vida", dijo Nathan Jacobs, funcionario de 45 años.
En diciembre de 1989, después de haber iniciado una rebelión contra el presidente liberiano Samuel Doe, Charles Taylor se apoderó en pocos meses de la casi totalidad del país y se hizo elegir presidente en 1997.
Enfrentado a su vez a una insurrección armada, se vio obligado a dejar el poder en 2003, bajo la presión de la rebelión y de la comunidad internacional.
Durante la guerra y como asistenta social, Leymah Gbowee frecuentó cotidianamente a los niños soldados y cayó en la cuenta que "la única manera de cambiar las cosas, del mal hacia el bien, era para nosotros, mujeres y madres de esos niños, levantarnos y avanzar por el buen camino", declaró esta mujer, hoy madre de seis hijos, instalada desde 2005 en Ghana.
"Nada debería llevar a la gente a hacer lo que se hizo con los niños de Liberia", drogados, armados, convertidos en máquinas de muerte, explicó en un documental - "Pray the Devil back to Hell" (Ora y envía el Diablo de vuelta al infierno) - sobre la lucha de las liberianas por la paz.
Esta lucha "no es una historia de guerra tradicional. Se trata de un ejército de mujeres vestidas de blanco, que se irguieron cuando nadie quería hacerlo, sin miedo, porque las peores cosas imaginables ya nos habían ocurrido", escribió en su autobiografía.
"Se trata de la manera cómo encontramos la fuerza moral, la perseverancia y la valentía para levantar nuestra voz contra la guerra, y restablecer el sentido común en nuestro país", agregó.
Leymah Gbowee, que fundó y dirige varias organizaciones de mujeres, participó en la Comisión Verdad y Reconciliación. Un recorrido inesperado para quien reconoce haber sido una niña enfermiza - rubéola, paludismo, cólera - que " a menudo deseó estar sana".
Ellen Johnson Sirleaf
La liberiana Ellen Johnson Sirleaf, de 72 años, es la primera mujer en ser elegida presidente en África.
Elle Johnson Sirleaf, que buscará un segundo mandato en las elecciones del próximo 11 de octubre, pasó a la historia al convertirse en 2005 en la primera mujer elegida como jefe de Estado en el continente africana, en un país de cuatro millones de habitantes traumatizados por guerras civiles que, desde 1989 a 2003, dejaron 250.000 muertos, destruyendo sus infraestructuras y su economía.
Desde su investidura en 2006, inició un activo trabajo ante las instituciones financieras internacionales que la conocen bien: economista formada en Harvard, esta madre de cuatro hijos y abuela de ocho nietos trabajó en la ONU y en el Banco Mundial.
Ministra de Finanzas de los presidentes William Tubman y William Tolbert en los años 1960 y 1980, su objetivo fue anular la deuda y atraer los inversionistas para la reconstrucción, lo que obtuvo en parte.
La lucha contra la corrupción y por profundas reformas institucionales en la más antigua república de Africa al sur del Sahara, fundada en 1822 por esclavos negros liberados llegados de Estados Unidos, siempre estuvo en el centro de su acción política.
Este combate, que le valió el apodo de "Dama de hierro", también le llevó a la cárcel en dos oportunidades en los años 1980 bajo el régimen de Samuel Doe.
En el extranjero goza de una formidable imagen que se materializó este viernes en Oslo cuando le fue otorgado el Premio Nobel de la Paz 2011, junto a otras dos mujeres.
Pero en su país le reprochan no haber cumplido sus promesas en materia económica y social, y sobre todo de no haberse implicado lo suficiente en favor de la reconciliación nacional.
Hasta ahora, la presidente ha ignorado un informe de la Comisión Verdad y Reconciliación que data de 2009 que la cita como una de las personas que no pueden ocupar cargos oficiales durante 30 años por haber apoyado al ex caudillo Charles Taylor, presidente de 1997 a 2003.
Elle Johnson Sirleaf reconoció haber apoyado al comienzo la rebelión de Taylor contra el régimen de Samuel Doe en 1989, que sumió a Liberia en su primera guerra civil, para convertirse luego y a la luz de los crímenes de Taylor, en una de sus más feroces adversarias.
Justo antes de la publicación de este informe, ella había anunciado que postularía para un segundo mandato, si bien antes lo había desmentido.
Para justificar este cambio, afirmó que deseaba continuar su acción de reconstrucción, pues su país "tiene aún un largo camino por recorrer", si bien dijo haber "conseguido reconstruir un buen número de infraestructuras".
La mitad de las rutas en torno a la capital Monrovia fueron reconstruidas, la capital volvió a tener agua potable y electricidad en varios barrios. Pero el desempleo afecta al 80% de la población, y gran parte de ella vive en la miseria.
Según Lansana Gberie, analista especialista de Africa Occidental que conoció a Ellen Johnson Sirleaf cuando ésta estaba exiliada en Abiyán, "el problema que ella debe enfrentar", es la reconciliación sobre todo entre los que nunca han salido del continente y "la elite" descendientes de los esclavos que volvieron de Estados Unidos para fundar Liberia.
Tawakkul Karman
La activista y periodista yemení Tawakkul Karman dedicó el viernes el Premio Nobel de la Paz a la "primavera árabe" y dijo que estaba "feliz y sorprendida" por la distinción en declaraciones a una televisión árabe.
"Se trata de un honor para todos los árabes, los musulmanes y las mujeres. Dedico este premio a todos los activistas de la primavera árabe", dijo Karman al canal de noticias en lengua árabe Al Arabiya, basado en Dubái.
"Estoy muy feliz", dijo Karman, una de las figuras de las protestas populares en Yemen contra el régimen del presidente Alí Abdalá Saleh.
"No esperaba recibir este premio ni siquiera sabía que se había presentado mi candidatura", agregó Tawakkul Karman, mujer activista en un país conservador en el cual las mujeres no cumplen un papel político de primer plano.
Tawakkul Karman, de profesión periodista, fue una de las principales dirigentes de las manifestaciones estudiantiles que en enero pasado iniciaron la sublevación popular contra el régimen.
Karman, que en enero había sido detenida por su papel en las manifestaciones, fundó en 2005 el movimiento "Mujeres Periodistas Sin Cadenas".