Rusia necesita más soldados para su guerra con Ucrania: se aprobó un decreto que permite a los extranjeros servir en el Ejército
En un contexto de desgaste prolongado por la invasión a gran escala de Ucrania, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, busca reforzar las filas del ejército sin imponer una movilización general que podría provocar rechazo interno.
Con ese objetivo, el mandatario firmó un decreto mediante el cual autoriza por primera vez la incorporación de ciudadanos extranjeros a las Fuerzas Armadas rusas durante períodos de movilización, en lo que constituye una ampliación significativa del alcance del reclutamiento militar del país.
Hasta ahora, los extranjeros solo podían incorporarse bajo regímenes excepcionales como el estado de emergencia o la ley marcial. Con el nuevo decreto, esa restricción queda eliminada para los períodos de movilización.
Cabe destacar que, desde septiembre de 2022, en Rusia rige un decreto de movilización parcial que nunca fue oficialmente revocado. Aunque el Kremlin viene evitando declarar la ley marcial, flexibilizó progresivamente las normas de alistamiento.
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Sin embargo, el decreto no solo amplía la elegibilidad para el servicio militar, sino que también permite que especialistas con experiencia que hayan superado la edad límite puedan firmar contratos con organismos importantes como el Servicio de Inteligencia Exterior (SVR), el Servicio Federal de Seguridad (FSB) u otras agencias estatales. Este movimiento apunta a aprovechar el potencial de expertos que anteriormente estaban excluidos por razones de edad, en momentos en que Rusia necesita personal capacitado.
Rusia no para de reclutar soldados: un movimiento clave en su guerra contra Ucrania
Que la guerra requiere de una cantidad impensable de soldados no es noticia. Sin embargo, sí lo es la impresionante maquinaria detrás del reclutamiento a la que recurre Rusia.
Moscú estaría reclutando entre 30.000 y 40.000 soldados cada mes. Esta cifra refleja el esfuerzo sostenido por mantener el volumen de tropas necesario para sostener las operaciones en Ucrania, sin recurrir a una segunda movilización masiva que podría afectar la estabilidad política interna.
Para ello, el Kremlin desplegó campañas publicitarias agresivas y ofrece incentivos económicos para atraer voluntarios.